Desde el Hospital de Trauma se abastece a todo el Sistema de Salud local gracias a la dedicación y el esfuerzo del equipo de nutricionistas, profesionales de la salud y todos aquellos que forman parte de la cadena de producción de los alimentos.
Aunque tal vez sea desconocido para los vecinos, la cocina desde donde se distribuyen los alimentos para todo el Sistema de Salud Municipal se encuentra ubicada en el Hospital de Trauma y Emergencias “Dr. Federico Abete”. De esta forma se abastecen de manera autogestionada las viandas para todos los pacientes, desde la materia prima hasta el plato elaborado que sale en bandeja. En el recientemente celebrado Día del Nutricionista, se les brindó un reconocimiento a los y las profesionales por la atención y el compromiso constante que le dedican a su labor.
La Lic. en Nutrición Elizabeth Tanús (MN 2162 MP 1428) se desempeña como jefa del servicio de nutrición del distrito hace veinte años. Además, se encarga de coordinar la parte de internación con la cocina y la gestión en general, como la realización de los pedidos en el depósito, y la optimización de recursos. “Para mí es un orgullo que esto haya crecido tanto, yo empecé en el Carrillo y ahora estamos acá y sigue creciendo. Siempre hay cosas para hacer. Nutrición acompaña en los operativos de salud todo el tiempo también. A mí me gusta mucho lo que hago, lo hago con pasión. Trato de estar un poquito en cada lugar”, contó Tanús.
El trabajo del equipo de nutricionistas que coordina Tanús se divide en dos, entre quienes recorren las salas de los hospitales para controlar la alimentación de los pacientes, y quienes permanecen en la cocina, para coordinar la elaboración de los alimentos según los requerimientos de cada patología. Según comentó Tanús, “lo importante es adecuar los alimentos a los hábitos y gustos de cada persona, porque sino el éxito de la dieta en la recuperación no funciona”, por esta razón se preparan menús variados y adaptados a las necesidades de los pacientes.
Por lo general, las nutricionistas hablan todos los días con los pacientes para poder llevar un control exhaustivo de su alimentación y luego poder lograr un abastecimiento eficiente de alimentos para cada hospital y su correspondiente área. Para Tanús, en ese sentido, “las caras visibles son las camareras, que distribuyen los alimentos, y las nutricionistas que visitan las salas. Pero puertas adentro hay un montón de trabajo que no se ve”.
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