El ministro de Economía la calculó en el 29%. Luego dijo que podría llegar al 31%. Funcionarios reconocen que habrá que recalcular. En cinco meses los precios ya habrían subido 22%.
En un país como la Argentina donde siempre hay inflación, cuando se reactiva o cuando, como ahora, se vive hace más de tres años en recesión, el ministro de Economía, Martín Guzmán, fijó una meta inflacionaria del 29% para este año.
Rápido, ese objetivo se fue diluyendo. Y no hubo ni Precios cuidados, ni Máximos, ni carritos vendiendo carnes y verduras a "precios populares", que sirva. Hasta ahora nada sirvió para hacerle frente.
El último intento conocido fue cerrar las exportaciones de carne, lo disparó otro conflicto con el campo. Un sector con el Alberto Fernández ya se enfrentó siendo jefe de Gabinete, y perdió.
El boom de los commodities a nivel mundial, si bien fue una bendición para la Argentina porque le dará ingresos de divisas y aumento de la recaudación en medio de la pandemia, también tiene un fuerte lado negativo.
Los precios internos de los alimentos no paran de subir, y visitar una carnicería o una verdulería es entrar casi a un mundo surrealista, donde una banana, sí, una sola, puede costar 50 pesos, y una manzana, $80. Ni hablar de la carne, que, como decía una famosa publicidad de una tarjeta de crédito, directamente "no tiene precio".
Ante una realidad que desborda todas las proyecciones, el ministro de Trabajo, Claudio Moroni, debió admitir que si "hay necesidad" de revisar la meta de inflación del 29% -y vaya que parece haberla ya-, se hará.
Dijo que el objetivo del Gobierno es que el "salario real crezca". Los gremios, como casi siempre, se enteraron antes: todos pactaron cláusulas de revisión más o menos para octubre, cuando ya se sabrá en cuánto falló el pronóstico del ministro de Economía, y si la inflación finalmente llegará este año al 40% o al 50%.
En el mercado creen que si no estuviese Marco Lavagna al frente del INDEC, el Gobierno ya habría echado mano a alguno de los tantos "Guillermo Moreno" siempre dispuestos, para intervenirlo de nuevo -como durante el kirchnerismo- y empezar a dibujar las cifras, como en los ocho años de Cristina Fernández en el poder.
Por ahora, el kirchnerismo/cristinismo no ha logrado irrumpir ahí. Sí en otras áreas como la política energética, además de casi la totalidad de los organismos del Estado que manejan mucha plata.
Según los últimos datos del INDEC, la inflación fue del 4,1% en abril y acumuló 17,6% en el primer cuatrimestre del año, impulsada por fuertes subas en indumentaria, transporte y alimentos.
Con estos datos, y teniendo en cuenta que las previsiones para mayo ubican al costo de vida en el 4%, en cinco meses los precios se habrán disparado 22%, cada vez más a tiro de liquidar la proyección de Guzmán para todo el año, pero en apenas un semestre.
En los últimos doce meses, el costo de vida fue del 46,3%, de acuerdo con los datos oficiales, mientras que la suba del primer cuatrimestre fue la más alta en cinco años, tras el 16,2% mostrado en 2016 para el mismo período. (Asteriscos TV).
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