MALVINAS ARGENTINAS, Marzo 12, (PUNTO CERO) Siguiendo con un pensamiento de autocrítica y tratando de ver como se deben hacer las cosas, que debemos cambiar, todos y cada uno; para mejorar nuestra vida de relación y así salir de esta infernal chatura, no solo acá, en nuestra sociedad argentina, sino en todas partes del mundo.
Desde las grandes potencias del mundo, solo se escucha decir que quieren ampliar su poder, no importa como. Todos los que manejan el poder por pequeño que sea, se creen dueños de ese espacio y todo lo que gira a su alrededor, incluidas las personas que el poderoso transforma en objeto de su pertenencia.
No nos alejemos mucho de nuestro pueblo, comerciantes que no quieren aceptar que si los clientes no están de este lado del mostrador, ellos de allí no tienen razón de estar, no educan a su personal , los clientes vamos a comprar lo mínimo indispensable, pero queremos hacerlo en un ambiente agradable, con personas que puedan hablar y sonreír, sin que el dueño crea que están complotando para robarlo. Para evitar esto hay muchas formas, pero hay que invertir, tiempo y dinero; la tecnología es muy efectiva pero tiene su valor, no es efectiva que los dueños se dediquen a esto, recorriendo su local con cara de perro, retando a sus empleados en forma pública, dueños de negocios y/o empleados que atienden descalzos o los encontrás durmiendo sobre el escritorio
Hacer cursos de capacitación de dirección de personal, manejo del marketing, aprendiendo a delegar, tomar personal preparado y con humildad darle la oportunidad a personas sin experiencia; esas son algunas de las prácticas mas rentables; porque no se puede estar en la procesión y en la misa al mismo tiempo, siempre algo sale mal y arruina muchos años de trabajo.
Esto sucede en la faz comercial y también en las entidades de bien público, que siguen manejándose como kiosquitos.
Desde las grandes potencias del mundo, solo se escucha decir que quieren ampliar su poder, no importa como. Todos los que manejan el poder por pequeño que sea, se creen dueños de ese espacio y todo lo que gira a su alrededor, incluidas las personas que el poderoso transforma en objeto de su pertenencia.
No nos alejemos mucho de nuestro pueblo, comerciantes que no quieren aceptar que si los clientes no están de este lado del mostrador, ellos de allí no tienen razón de estar, no educan a su personal , los clientes vamos a comprar lo mínimo indispensable, pero queremos hacerlo en un ambiente agradable, con personas que puedan hablar y sonreír, sin que el dueño crea que están complotando para robarlo. Para evitar esto hay muchas formas, pero hay que invertir, tiempo y dinero; la tecnología es muy efectiva pero tiene su valor, no es efectiva que los dueños se dediquen a esto, recorriendo su local con cara de perro, retando a sus empleados en forma pública, dueños de negocios y/o empleados que atienden descalzos o los encontrás durmiendo sobre el escritorio
Hacer cursos de capacitación de dirección de personal, manejo del marketing, aprendiendo a delegar, tomar personal preparado y con humildad darle la oportunidad a personas sin experiencia; esas son algunas de las prácticas mas rentables; porque no se puede estar en la procesión y en la misa al mismo tiempo, siempre algo sale mal y arruina muchos años de trabajo.
Esto sucede en la faz comercial y también en las entidades de bien público, que siguen manejándose como kiosquitos.
Es agradable que, por ejemplo, en la ciudad de Grand Bourg se está extendiendo el centro comercial sobre la Avda. M. E. D. de Perón hacia la calle Batalla de Chacabuco y mas allá, se escucha decir que van a poner este u otro rubro comercial, y surge la pregunta inevitable... ¿Se hizo algún estudio de mercado? Alguien preguntó que hacía falta en ese lugar? ¿O va a haber más de lo mismo?
¿Hasta cuando se vera abrir negocios para que cierren al poco tiempo, por falta de una planificación adecuada. Panadería hay cinco en cinco cuadras, casa de pastas caseras no hay, un lugar para sentarse en familia a comer, que no sea pizzería en Grand Bourg no hay, esto también es falta de planificación y atenta contra toda buena intención de crecimiento de una ciudad y la calidad de vida de sus ciudadanos (PUNTO CERO).
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