BUENOS AIRES, Junio 18, (PUNTO CERO) Faltan sólo 23 meses para el Bicentenario y aún se siguen anunciando obras para conmemorarlo.
No siempre queda claro si son obras nuevas, remodelaciones, cambios de usos o aunque no lo sean la sensación que se percibe es que en algunos casos son una repetición de anuncios ya efectuados.
¿Y los que quedaron en el camino como la transformación de los 80 mil metros cuadrados del Correo Central destinados al Centro Cultural del Bicentenario anunciados en el 2005?
Lo que en ningún caso se dice es que pese a la excelencia alcanzada en la última década de los materiales de construcción, aún de los tradicionales, la utilización de nuevas tecnologías como la construcción en seco y los diseños de avanzada, los tiempos de construcción no se pueden alterar.
Un ejemplo clásico es que en promedio la construcción de un edificio de departamentos demora entre 18 y 24 meses, en general.
Conviene recordar que ya en el 2000 comenzaron los anuncios de manera dispersa, intermitente sobre obras para el Bicentenario.
Por entonces el gobierno de De la Rúa creó la Comisión del Bicentenario, integrada entre otros, por Rodolfo Terragno, Rosendo Fraga y Teresa Anchorena quienes editaron el libro "Mirando al Bicentenario", explicando las propuestas.
Pese a la crisis, en setiembre de 2002, el Gobierno porteño lanzó el "Plan estratégico de Buenos Aires 2010" orientado a preparar a la ciudad de Buenos Aires como centro de la conmemoración promocionando obras públicas, básicamente la restauración del Teatro Colón.
También el Consejo Federal de Inversiones (CFI) en 2003 promovió el "Plan Bicentenario de Turismo". La lista de anuncios es extensa y repetitiva.
Sin tomar modelos foráneos de gestión conviene recordar que para festejar el Centenario el entonces intendente Torcuato de Alvear trajo a Buenos Aires al ingeniero francés Joseph Bouvard, director de obras públicas de París, para armar un plan de desarrollo urbano.
Se construyó el Palacio del Congreso y en 1908 se terminó el Teatro Colón.
En 1910 mientras el mundo entero se angustiaba por el paso del cometa Halley, los porteños se preparaban para asistir a la “Exposición Internacional del Centenario”.
Se tomó como eje la entonces Avenida Alvear, hoy del Libertador, y se realizaron diversas exposiciones de distintos sectores en varios puntos de la ciudad.
La exposición de la Higiene tuvo lugar en lo que actualmente es la Biblioteca Nacional, en la Rural se expuso la de Agricultura, la Industria tuvo en el Parque Tres de Febrero su exhibición, la de Bellas Artes en la Plaza San Martín y la del Transporte y Ferrocarriles en el Regimiento 1 de Patricios
Casi todos los países de Europa y América Latina participaron en la muestra de Bellas Artes y el emperador de Alemania fue uno de los que enviaron su propia colección de telas y diseños.
Pero lo más destacado fue que para poder exhibirla se utilizó el edificio que funcionó como Pabellón Argentino en la Exposición Universal de París en 1889 durante la celebración del centenario de la Toma de la Bastilla en la que también se inauguró la Torre Eiffel.
Las fotos y testimonios de la época muestran que el recinto era un edificio de estructura metálica, decorado con paneles que mostraban imágenes vinculadas con las ciencias, las artes y trabajo.
Ese pabellón fue abierto al público el 12 de julio de 1910, luego de su reacondicionamiento y del agregado de nuevas instalaciones debido a que los envíos extranjeros superaron las expectativas de los organizadores.
No siempre queda claro si son obras nuevas, remodelaciones, cambios de usos o aunque no lo sean la sensación que se percibe es que en algunos casos son una repetición de anuncios ya efectuados.
¿Y los que quedaron en el camino como la transformación de los 80 mil metros cuadrados del Correo Central destinados al Centro Cultural del Bicentenario anunciados en el 2005?
Lo que en ningún caso se dice es que pese a la excelencia alcanzada en la última década de los materiales de construcción, aún de los tradicionales, la utilización de nuevas tecnologías como la construcción en seco y los diseños de avanzada, los tiempos de construcción no se pueden alterar.
Un ejemplo clásico es que en promedio la construcción de un edificio de departamentos demora entre 18 y 24 meses, en general.
Conviene recordar que ya en el 2000 comenzaron los anuncios de manera dispersa, intermitente sobre obras para el Bicentenario.
Por entonces el gobierno de De la Rúa creó la Comisión del Bicentenario, integrada entre otros, por Rodolfo Terragno, Rosendo Fraga y Teresa Anchorena quienes editaron el libro "Mirando al Bicentenario", explicando las propuestas.
Pese a la crisis, en setiembre de 2002, el Gobierno porteño lanzó el "Plan estratégico de Buenos Aires 2010" orientado a preparar a la ciudad de Buenos Aires como centro de la conmemoración promocionando obras públicas, básicamente la restauración del Teatro Colón.
También el Consejo Federal de Inversiones (CFI) en 2003 promovió el "Plan Bicentenario de Turismo". La lista de anuncios es extensa y repetitiva.
Sin tomar modelos foráneos de gestión conviene recordar que para festejar el Centenario el entonces intendente Torcuato de Alvear trajo a Buenos Aires al ingeniero francés Joseph Bouvard, director de obras públicas de París, para armar un plan de desarrollo urbano.
Se construyó el Palacio del Congreso y en 1908 se terminó el Teatro Colón.
En 1910 mientras el mundo entero se angustiaba por el paso del cometa Halley, los porteños se preparaban para asistir a la “Exposición Internacional del Centenario”.
Se tomó como eje la entonces Avenida Alvear, hoy del Libertador, y se realizaron diversas exposiciones de distintos sectores en varios puntos de la ciudad.
La exposición de la Higiene tuvo lugar en lo que actualmente es la Biblioteca Nacional, en la Rural se expuso la de Agricultura, la Industria tuvo en el Parque Tres de Febrero su exhibición, la de Bellas Artes en la Plaza San Martín y la del Transporte y Ferrocarriles en el Regimiento 1 de Patricios
Casi todos los países de Europa y América Latina participaron en la muestra de Bellas Artes y el emperador de Alemania fue uno de los que enviaron su propia colección de telas y diseños.
Pero lo más destacado fue que para poder exhibirla se utilizó el edificio que funcionó como Pabellón Argentino en la Exposición Universal de París en 1889 durante la celebración del centenario de la Toma de la Bastilla en la que también se inauguró la Torre Eiffel.
Las fotos y testimonios de la época muestran que el recinto era un edificio de estructura metálica, decorado con paneles que mostraban imágenes vinculadas con las ciencias, las artes y trabajo.
Ese pabellón fue abierto al público el 12 de julio de 1910, luego de su reacondicionamiento y del agregado de nuevas instalaciones debido a que los envíos extranjeros superaron las expectativas de los organizadores.
En la exposición de Higiene se mostraron los avances sanitarios, maquetas de tendidos de cloacas, moderno instrumental médico e instalaciones para hospitales... (PUNTO CERO).
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