BUENOS AIRES, Junio 16, (PUNTO CERO) A diario vemos como en nuestras instituciones escolares se suceden episodios de violencia cada vez más graves. Es más, yo mismo he sido objeto de un acto de este tipo recientemente. Estos incidentes generalmente tienen como antecedentes conflictos interpersonales que han escalado a tal punto que se llega al uso de la violencia.
Por eso es ventajoso distinguir, en este punto, los conceptos de conflicto- que el Dr. Remo Entelman, profesor de la Cátedra de Teoría del Conflicto en la Maestría Interdisciplinaria para la formación de Negociadores y Mediadores dictada en la Facultad de Ciencias Económicas, lo define como una: "Relación de tal tipo en la que ambas partes procuran la obtención de objetivos que son, pueden ser o parecen ser para alguna de las partes incompatibles”.
Por su parte Hocker y Wilmot lo concretan como "pugna expresada al menos entre dos partes interdependientes que perciben objetivos incompatibles, recursos limitados y la interferencia de la otra parte en la obtención de sus objetivos"
Un conflicto es un proceso de oposición a los intereses entre dos o más actores. Este asunto se puede deber a una dinámica de antagonismo llegando a manifestaciones violentas y aun a la conflictividad armada. Además, las causas son múltiples y se interrelacionan entre sí; de manera que no podemos encontrar una causa única como origen de un conflicto.
Si se estudia el conflicto como un proceso, se verá cómo este se modifica con el tiempo apareciendo nuevas causas y en algunos casos, cambiando su propia naturaleza. Al mismo tiempo, su intensidad también irá evolucionando, desapareciendo a través de procesos de paz o manteniéndose latente en niveles de intensidad baja.
Todos estos elementos de cambio son esenciales para la resolución de conflictos. El estudio de su desarrollo permite mayor margen al aplicar una vía de resolución u otra, evitando simplificar y por lo tanto, equivocarnos tanto en el proceso de comprensión como en el de resolución.
Ahora bien, el conflicto que nace de la "pugna" o de "procurar" la obtención de objetivos o intereses incompatibles, lleva en sí un componente de alta emotividad que puede derivar en agresividad, cuando fallan en alguna medida, los instrumentos mediadores con los que hay que enfrentarse al mismo. Así, cuando está en juego una tensión de intereses y aparece un conflicto, todo depende de los procedimientos y estrategias que se utilicen para salir de él.
Si se usan procedimientos belicosos, aparecerán episodios agresivos, que pueden degenerar en violencia si uno de los contrincantes no juega decentemente y con prudencia sus armas, sino que abusa de su poder, luchando por destruir o dañar al contrario y no por resolver el asunto. Eso es violencia, el uso deshonesto, prepotente y oportunista del poder sobre el contrario sin estar legitimado para ello, o legitimado por una instancia política superior.
Estoy tentado de concluir diciendo la muy remanida frase: “cualquier vinculo con la realidad violenta y conflictiva actual es pura… pura coincidencia!”.
Por su parte Hocker y Wilmot lo concretan como "pugna expresada al menos entre dos partes interdependientes que perciben objetivos incompatibles, recursos limitados y la interferencia de la otra parte en la obtención de sus objetivos"
Un conflicto es un proceso de oposición a los intereses entre dos o más actores. Este asunto se puede deber a una dinámica de antagonismo llegando a manifestaciones violentas y aun a la conflictividad armada. Además, las causas son múltiples y se interrelacionan entre sí; de manera que no podemos encontrar una causa única como origen de un conflicto.
Si se estudia el conflicto como un proceso, se verá cómo este se modifica con el tiempo apareciendo nuevas causas y en algunos casos, cambiando su propia naturaleza. Al mismo tiempo, su intensidad también irá evolucionando, desapareciendo a través de procesos de paz o manteniéndose latente en niveles de intensidad baja.
Todos estos elementos de cambio son esenciales para la resolución de conflictos. El estudio de su desarrollo permite mayor margen al aplicar una vía de resolución u otra, evitando simplificar y por lo tanto, equivocarnos tanto en el proceso de comprensión como en el de resolución.
Ahora bien, el conflicto que nace de la "pugna" o de "procurar" la obtención de objetivos o intereses incompatibles, lleva en sí un componente de alta emotividad que puede derivar en agresividad, cuando fallan en alguna medida, los instrumentos mediadores con los que hay que enfrentarse al mismo. Así, cuando está en juego una tensión de intereses y aparece un conflicto, todo depende de los procedimientos y estrategias que se utilicen para salir de él.
Si se usan procedimientos belicosos, aparecerán episodios agresivos, que pueden degenerar en violencia si uno de los contrincantes no juega decentemente y con prudencia sus armas, sino que abusa de su poder, luchando por destruir o dañar al contrario y no por resolver el asunto. Eso es violencia, el uso deshonesto, prepotente y oportunista del poder sobre el contrario sin estar legitimado para ello, o legitimado por una instancia política superior.
Estoy tentado de concluir diciendo la muy remanida frase: “cualquier vinculo con la realidad violenta y conflictiva actual es pura… pura coincidencia!”.
Lo lamentable y miserable es cuando la legitiman los poderes públicos sean del nivel que sean.
Lic. Prof. CARLOS VICTOR ZALAZAR
Lic. Prof. CARLOS VICTOR ZALAZAR
DNI 14.259.442. (PUNTO CERO).
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