El deporte nacional de alto rendimiento está en riesgo; el financiamiento del ENARD (Ente Nacional de Alto Rendimiento) estaría en jaque en caso que el Congreso apruebe la reforma tributaria que garantizaba su financiamiento con el 1% del impuesto de los abonos de los teléfonos celulares, según el artículo N° 39 de la ley del organismo. Esta escena parece un “Déjà vu” en varios aspectos, pero con otros protagonistas; se trata de la progresiva extinción de los programas que fomentaban y hacían posible el deporte social a lo largo y ancho de la Argentina.
Como si fuese la “inclusión social” una palabra maldita para muchos, las iniciativas deportivas nacionales para que los pibes hagan deporte en el club, en el barrio o en el potrero fueron desapareciendo de la agenda política del Estado nacional. ¿Quiénes son los perjudicados en esta situación? Todos. Los pibes porque no pueden hacer deporte como quisieran y bajo las condiciones mínimas de contención; las familias porque no siempre cuentan con los recursos necesarios para pagar la cuota de un club o poder afrontar los gastos en insumos que determinado deporte requiere; y la sociedad en su conjunto porque sabemos los valores que imparte el deporte y cómo influye positivamente en la salud, la conducta y en los modos de percibir al otro diferente.
Ahora es el turno de los deportistas de alto rendimiento, un reclamo que suena un poco más fuerte que la de los pibes del deporte social porque son reconocidos mundialmente por sus logros; y sin dudas estamos orgullosos y felices por eso. El Comité Olímpico Argentino (COA) ya manifestó su preocupación y rechazo al proyecto del Ejecutivo y como si fuese poco, los mismos deportistas utilizaron las redes sociales para manifestar su descontento; entonces aparecen nombres como Braian Toledo, la judoca Paula Pareto y el número uno en tenis adaptado, Gustavo Fernández. Y si nos detuviésemos a leer cada posteo, cada tweet de los deportistas, todos coinciden en algo clave que parece estar velado para muchos; el rol del Estado para el avance en todos los órdenes de la vida de la persona. Ninguno de los deportistas podría haber logrado todo lo que alcanzaron sin el acompañamiento del Estado; y esto nada tiene que ver con la meritocracia sino que se trata de un derecho inalienable, que es el derecho al desarrollo integral como seres humanos.
En este constante achicamiento del Estado, bajo las banderas de la eficacia y la eficiencia, se puede ver el retroceso en materia de derechos que estamos viviendo y padeciendo. Esta vez parece ser el turno del deporte de alta competición; sin embargo, la modalidad siempre es la misma: la falta de diálogo para plantear modificaciones en aspectos claves que determinan la vida de la gente; tal como pasó con las pensiones para las personas en situación de discapacidad o en los tarifazos en la luz y el gas, por ejemplo. ¿Lo recuerdan? Lo que nunca debemos olvidarnos es que en cada medida que se toma hay personas, personas con derechos; y esta vez nos lo recuerdan jóvenes que pusieron en lo más alto del podio a nuestro querido país, que le mostraron a todo el mundo la bandera argentina; nuestros deportistas.
Luis Vivona, senador electo de la Provincia de Buenos Aires. Ex Subsecretario de Deportes de la Nación. (Informenorte.com).
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