Es la más grande y es clave en una elección nacional. La provincia de Buenos Aires podría votar en forma separada del resto y dar un empuje o hundir las aspiraciones de María Eugenia Vidal y Cambiemos en general. Un comicio bonaerense separado de la categoría a presidente tiene antecedentes, aunque con matices. En ambos casos citados como ejemplo aquí (Antonio Cafiero en 1987 y Felipe Solá en septiembre de 2003) ganó el peronismo.
Existen dos antecedentes de elecciones a gobernador de la provincia de Buenos Aires separadas de las presidenciales en la última etapa democrática. En 1987, Antonio Cafiero, embanderado en la renovación peronista, daba un golpe al radicalismo y se quedaba con el triunfo. Y en 2003, saliendo de una de las peores crisis de nuestra historia, Felipe Solá era electo por amplio margen.
No obstante en ambos comicios hubo una boleta del orden nacional en diputados, a diferencia de la intención de Cambiemos este año de desdoblar totalmente. Cabe resaltar además que en 1987 se votó en la provincia ya que la presidencia tenía todavía un mandato de seis años y el de gobernador es, como ahora, de cuatro.
Las elecciones presidenciales en la salida a la hecatombe de 2001 fueron el 27 de abril de 2003 donde Carlos Menem ganó pero por poco margen a otro peronista: Néstor Kirchner. Eso terminaría con la renuncia del riojano y la virtual nominación del patagónico quien asumió el 25 de mayo.
En la provincia de Buenos Aires, la transición no había sido tan traumática. El duhaldismo era fuerte y gobernaba la provincia con Carlos Ruckauf desde 1999. Éste se termina yendo al gabinete nacional interino de Duhalde de 2002 y lo sucede el vicegobernador Solá.
Ya con Kirchner en la presidencia, Solá convocó a la elección el 14 de septiembre de 2003, separada de la nacional. Fue electo en la fórmula con Graciela Giannettasio por el 43,32% (2.563.136 de votos).
Un detalle llamativo para esa elección era la incorporación de tecnología para la emisión del voto. Como prueba piloto se usó la Urna electrónica que proveyó Brasil y cuyas terminales eran como la de la imagen (arriba). "Las ventajas fundamentales de este nuevo sistema son la rapidez en el recuento de votos, la seguridad que brinda, la transparencia en el proceso electoral y la eliminación de la posibilidad de fraude", señalaba el decreto que instrumentaba el sistema. (Lanoticia1)
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