El
boom de la birra artesanal también se hace sentir en Caminos y Sabores.
Emprendedores y sommeliers comparten la pasión por la bebida popular.
Más
de uno habrá escuchado a Homero Simpson decir: “Cerveza: causa y
solución de todos los problemas”. Rubia, negra, roja, amarga, dulce, en
sus más de cien estilos, la cerveza es motivo de encuentro y
celebración.
Tal
es la convocatoria de la bebida popular que, año tras año, el Camino de
las Bebidas del “gran mercado argentino” invita a sumergirse y
refrescarse de la mano las mejores cervezas artesanales nacionales que
conviven con pequeñas y medianas bodegas de las principales provincias
“vineras” que comercializan sus vinos, champagnes y sidras. En la 15°
edición de Caminos y Sabores, que se realizará del 6 al 9 de julio en La
Rural, este recorrido tomará mayor relevancia con el happy hour que
buscará atraer a los jóvenes con 2x1 en entradas y bebidas.
Según
Ignacio Curto, integrante de la Cámara de Cerveceros Artesanales de
Argentina (CCAA), organización que participó de la 14° edición de
Caminos y Sabores, en 2018 se produjeron 28.6 millones de litros de
cerveza artesanal, lo que representa un 2% del total anual. “En la
Argentina estiman que existen 800 fábricas de cerveza artesanal y que
generan aproximadamente 6.000 puestos de trabajo directos. Pero creemos
que aún hay espacio para muchas más”, subraya Curto, y lo define como un
fenómeno cultural.
En
este sentido, Die Eisenbrücke hace tres años que protagoniza el gran
mercado argentino de Caminos y Sabores. El emprendimiento familiar se
encuentra ubicado en Gobernador Mansilla, provincia de Entre Ríos, y
nació hace 14 años cuando recién se escuchaba hablar de cerveza
artesanal. “Comenzó como un hobby, después fue teniendo mayor aceptación
por parte de la gente y tuvimos la oportunidad de fabricar cada vez más
volumen”, comenta Hernán Kloss, el creador.
Siempre
fue una curiosidad para Kloss participar de Caminos y Sabores y llegar
con sus birras bajo la marca Die Eisenbrücke al centro porteño. “Nos
invitó la provincia de Entre Ríos y no dudamos en ir. La feria nos
generó buena difusión, repercusión y una vidriera importante para
mostrar los productos que elaboramos, y además, la posibilidad de
hacerlos llegar al mercado de Buenos Aires”.
Según
comenta, la cerveza artesanal no distingue el paladar por edades, la
consumen jóvenes y adultos. De acuerdo a su expertise, señala que “el
consumidor está acostumbrado a la cerveza artesanal y no se conforma con
estilos suaves, sino que busca un sabor distinto”. Actualmente, Die
Eisenbrücke ofrece los estilos: Kölsch, Weizen, Belgian Strong, Dubbel,
Quadrupel, Imperial Stout, APA y Belgian IPA. “El mercado está pidiendo
cervezas con mucho perfil aromático y amargor más marcado, que se lo da
el lúpulo”, apunta Kloss.
En
este sentido, cabe destacar que la cerveza artesanal entrerriana ganó
tres veces el concurso Experiencias del Sabor, el certamen de Caminos y
Sabores que busca premiar los mejores productos de la Argentina. “El
primer año ganamos con el estilo Quadrupel, el segundo con Imperial
Stout y en la 14° edición fuimos galardonados con Quadrupel, una de las
cervezas de estilo belga más fuerte”, describe el emprendedor, que
trabaja junto a su esposa y su padre en esta pasión que es la
elaboración de cerveza artesanal.
Ante
esta competencia que pone en juego todos los sentidos, el sommelier
Martín Boan del Centro de Cata de Cervezas tuvo el privilegio de elegir
la mejor cerveza artesanal de Caminos y Sabores 2018. “Soy ingeniero
químico, hace 22 años que me dedico a esto, me apasiona este mundo y ya
es parte de mi vida”, cuenta.
Curiosos
por conocer en qué consiste este oficio que más de uno quisiera
ejercer, el señor de las cervezas detalla: “Una cata de cerveza se sirve
en una copa de cata numerada (sin saber a quién pertenece), aunque se
conoce el estilo de cerveza. Primero se analiza el aroma, luego se le da
un pequeño sorbo, y mientras se examina la parte visual, el color”.
Muy
entusiasmado, Boan enfatiza: “Lo más importante es que la cerveza sea
bien tomable, que el aroma sea agradable, que no te des cuenta y la copa
se vacíe mientras estás hablando con otra persona. Si la copa se vació,
habla bien de esa cerveza”. Para el sommelier, una falla común y grave
es que se contamine y tenga olor, sabor a aceituna o a vinagre.
¿Y
la espuma? “Es importante, pero la ponderación es muy baja. La espuma
la viste y le da cierto atractivo, pero es raro que se descalifique una
cerveza por falta de espuma. Tiene que tener un dedo horizontal de
espuma”, sugiere el experto. En cuanto a la temperatura, indica que lo
ideal es entre 3 y 8 grados, todo depende del alcohol.
Al
referirse tanto a la cerveza artesanal como a la industrial, advierte
que si bien hay que tener un entrenamiento diferente para cada una, las
dos catas son muy similares.
Por
último, desde la CCAA hacen hincapié en el consumo responsable, y
Laurus reflexiona: “Somos proveedores de un bien cuyo consumo se asocia
al placer, a compartir un momento con seres queridos y a la diversión.
Para que eso pueda mantenerse es necesario consumir responsablemente”. Y
surge la pregunta: ¿cómo? “Pensando con anticipación cómo volver a tu
casa, asignando un conductor responsable, es decir, tomando decisiones
que ayuden a minimizar los riesgos y a pasarla bien de manera segura;
esta seguridad es para cuidarse uno mismo y a los demás”, afirma Curto.
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