Organización Escolar San Miguel bajó sus persianas por la caída de ventas y el aumento de costos. También decidió cerrar en otras dos sucursales. El rubro atraviesa un momento crítico.
El cierre de comercios sigue siendo una constante en todo el distrito a raíz de la crisis económica que atraviesa nuestro país, con una marcada baja de las ventas a lo que se suman el aumento en los servicios y los alquileres.
La caída del consumo no discrimina rubro y esta vez lo sufrió Organización Escolar San Miguel, una librería con más de 20 años en el corazón de la ciudad.
La firma decidió cerrar las sucursales de, al menos, tres distritos y uno de ellos fue Pilar que durante más de dos décadas estuvo en la calle Ituzaingó, entre Bolívar e Hipólito Yrigoyen, un punto neurálgico de paso de gente.
El comercio no solo comercializaba libros de todo tipo y editoriales, sino que además era uno de los puntos más recurridos a la hora de buscar textos escolares.
“El cierre se dio porque no se vende nada, la luz, el gas y el agua aumentaron muchísimo, el alquiler en el mismo sentido y se hace insostenible mantener un local con empleados si no hay ventas”, explico una fuente allegada a la firma, pero que prefirió no ser identificada.
Desde hace algunas semanas en el local se anunciaba el cierre y la liquidación de varios títulos y material que tenían en stock.
“Se cierran las sucursales de Pilar, Escobar y José C. Paz, al menos eso esa la información que tengo”, explicó la fuente, mientras que remarcó no estar al tanto de qué ocurrirá con los locales de Moreno, Merlo, Villa Ballester y Martínez. “Lo que seguro quedarían son las centrales de San Miguel”, aseguró la misma fuente.
Rubro
Como ocurre con todo el comercio, el rubro de los libros no está atravesando por un buen momento y así lo confirmaron los colegas de la librería que tuvo que bajar la cortina por la situación económica. “Está duro, yo puedo subsistir porque contamos con stock y no tengo la necesidad de salir a comprar mercadería todas las semanas”, remarcó Claudio, el dueño de Todo Libro, el local que está frente al que tuvo que cerrar.
Al mismo tiempo, el comerciante explicó: “otra ventaja que tenemos nosotros es que trabajamos mucho con textos usados y eso nos da otra chance más ante quienes trabajan solo con libros nuevos”.
El hombre explicó que la gente busca, pregunta precios y ya no compra sin tener la comparación entre el nuevo y el usado o con otros comercios. “Por ahora estamos aguantando”, disparó.
Preocupación
Son muchos los locales vacíos que se ven a diario en el centro pilarense y el resto de las localidades, según un relevamiento realizado por una agrupación social, son cerca de 200 en un radio que abarca 400 metros de la plaza para cada lado. (Pilar a Diario).
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