¡Qué bien cae un té verde con menta después de comer! Seguramente parte de la culpa es de la menta, una hierba que además de espantar insectos y masticarla en forma de chicle, es muy aromática y está llena de propiedades.
En primer lugar, hay que distinguir entre tres tipos de planta a la que llamamos comúnmente menta: la menta piperita, la hierbabuena y la menta poleo.
La primera es muy aromática y de un verde más pronunciado que la hierbabuena. Su aroma es más intenso, fresco, anisado y un punto picante, de ahí su atributo como ‘piperita’.
La hierbabuena es la variedad de menta más conocida y la única que posee propiedades curativas, ya que está especialmente indicada para los trastornos y espasmos digestivos. Las hojas de la hierbabuena son más rugosas y sus propiedades son básicamente digestivas. Es muy aromática y digestiva.
Y la menta poleo es un tipo de menta cuyos beneficios se limitan, sobre todo, a facilitar la digestión y se ingiere en forma de infusión.
Mientras que la mentha spicata o hierbabuena suele ser más utilizada en la cocina, la menta piperita, es la variedad de cultivo más apreciada actualmente y la preferida por sus variados beneficios para la salud.
Se cree que el primer indicio de hibridación entre dos especies de mentas se llevó a cabo en Inglaterra hacia mediados del siglo XVII. De aquella estirpe, entre una menta de agua y una menta verde, y tras incontables nuevas hibridaciones, surgió la menta piperita.
La Menta es una planta muy aromática, de hasta 80 cm de altura, hojas pilosas y puntiagudas, forma oval y flores de color violeta pálido, agrupadas en espigas densas. Se cosechan los ramilletes floridos desde finales de primavera.
Se cultiva con facilidad, mediante esquejes y renuevos, y no necesita muchos cuidados. Crece bien en macetas, y la encontramos fácilmente en viveros, sembrados, huertos y jardines.
La menta acompaña muchas formulaciones combinadas de plantas, a las que aporta su aroma y sabor característicos.
La Revista Cuerpo y Mente indica los siguientes beneficios para la salud que compartimos:
Para la digestión: es digestiva, aperitiva y carminativa, pues estimula la producción de bilis, facilita la absorción de nutrientes y calma los espasmos gastrointestinales, las náuseas y la hinchazón abdominal, además de evitar la formación de gases y las flatulencias.
Para el aliento: Combate el mal sabor de boca.
Para el ánimo: Como tónico general se ha indicado tradicionalmente para plantar cara a los estados de astenia, debilidad y falta de apetito.
Para el dolor de cabeza: Se ha demostrado útil para suavizar las jaquecas nerviosas o relacionadas con trastornos hepatobiliares.
Para la tensión muscular: Se considera analgésica, antiinflamatoria y antiespasmódica, ayuda a calmar el dolor muscular, las menstruaciones dolorosas y la inflamación articular.
En aceite esencial para la mucosidad: Puedes inhalar esencia de menta disuelta en agua caliente para facilitar la expectoración, pero ten en cuenta que en algunas personas más de 2 o 3 gotas podrían provocar mareos, náuseas y nerviosismo.
En el baño o en un masaje: Se añade al agua de baño o se aplica en masaje la menta en infusión y tintura o bien unas gotas del aceite esencial. Resulta muy adecuado para aliviar el dolor producido por neuralgias como la ciática y el dolor reumático, así como trastornos de la piel como eccemas. (Pilar a Diario).
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