martes, agosto 17, 2010

Derrumbes en obras: ¿Quiénes son responsables? Por Sofía Wachler.

(Asteriscos Tv). A raíz del trágico derrumbe del gimnasio de Villa Urquiza, el Consejo Profesional de Ingeniería Civil envió un comunicado que clarifica acerca de la responsabilidad de los profesionales frente a estos hechos.
Con la firma de los ingenieros civiles Luis E. J. Perri y Roberto Policichio, presidente y secretario respectivamente de la entidad textualmente dice:
“De acuerdo a la legislación vigente la prestación de los servicios profesionales está atribuida exclusivamente a los graduados matriculados.
Los principales y únicos responsables por el proyecto, dirección y construcción de las obras en la Ciudad de Buenos Aires, son los profesionales a cargo, quienes están obligados a cumplir con todas las normas de la construcción en vigencia.
El Consejo Profesional de Ingeniería Civil es una persona jurídica pública no estatal creada por ley para ejercer el control de la matrícula de los Ingenieros Civiles y profesionales afines.
El control matricular significa verificar la existencia y vigencia de un título profesional expedido por las autoridades educativas que correspondan, junto con el posterior seguimiento profesional y ético de las conductas de los matriculados en el ejercicio de su profesión.
La investigación y juzgamiento de las conductas profesionales para evaluar si violan o no el Código de Ética Profesional, se efectúa con la intervención y anoticiamiento de las autoridades competentes que correspondan y puede concluir con sanciones sobre el matriculado que llegan hasta la cancelación de la matrícula.
Determinar la idoneidad de los profesionales matriculados es resorte exclusivo de las Universidades y demás autoridades educativas competentes, que emiten los títulos.
No corresponde a los Consejos Profesionales ejercer la supervisión y/o control sobre las obras y construcciones en la Ciudad de Buenos Aires, sino que ello es una facultad reservada al Gobierno local, que conserva el poder de policía de la construcción”.
Este comunicado no necesita ninguna aclaración y es muy oportuno. Luego del trágico derrumbe se han escuchado voces que opinaban sin entender nada del tema y francamente le hacían un flaco favor a la industria de la construcción.
Al igual que en la minería, el movimiento de tierras en la construcción es una de las actividades que más accidentes laborales provoca en el mundo, hay índices internacionales al respecto y también técnicas y sistemas para los apuntalamientos, para evitarlos.
Los 33 mineros atrapados en la mina San José, a 45 kilómetros al noreste de Copiapó, Chile durante tantos días y con el agravante que una roca de 700.000 toneladas obligó a suspender la búsqueda este fin de semana pasado es un ejemplo extremo, pero lamentablemente, muy gráfico.
Que no se respeten por parte de algunos de los profesionales de la construcción es otro cantar, pero nadie ligado a la actividad puede desconocer lo que implica el movimiento de tierras y los recaudos que se deben tomar cuando se lo encara. Tampoco desconocer las normativas vigentes, que las hay y como todas las reglamentaciones son perfectibles.
Tampoco es cierto que estos hechos deban suceder porque “se está construyendo mucho en la ciudad de Buenos Aires”, tema que excede a esta nota, pero que estadísticas mediante, no lo confirman taxativamente.

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