El sindicado como líder de la organización desbaratada en Córdoba meses atrás fue capturado en una ciudad alemana. Para huir, utilizó la doble nacionalidad argentina-eslovena. Antes estuvo en Bolivia y en España.
Braunschweig es una pequeña ciudad alemana de casi 250 mil habitantes. Según la descripción oficial, la guerra sepultó gran parte de su rica historia arquitectónica, pero lo que se logró conservar hoy es materia obligada de visita turística. Ubicada a poco más de dos horas en auto de Berlín, en los últimos tiempos se había convertido en la obsesión de un grupo de policías cordobeses.
La larga ruta de casi 12 mil kilómetros entre la localidad cordobesa de Camilo Aldao y la europea Braunschweig tuvo un nombre propio para los pesquisas de la división de Inteligencia Antiterrorista, que depende de la Dirección General de Investigaciones Criminales de Córdoba: Federico Gabriel Kores (37).
¿De quién se trata? Según sostienen los investigadores policiales, Kores sería uno de los cabecillas de la organización paramilitar neonazi “Compañía de Reserva Coronel Mohamed Alí Seineldín”, que tenía base en Camilo Aldao y fue desbaratada en septiembre.
Por esta causa, había 11 detenidos en la cárcel de Villa María y un sólo prófugo, Kores, sindicado como un cabecilla “informático” dentro de un extraño grupo cuyo real objetivo aún no está del todo claro para los investigadores.
Para el juez federal de Bell Ville, Sergio Pinto, el rol de Kores no sería tan importante dentro el organigrama que se investiga.
De acuerdo con la causa federal, la organización se había extendido por varias provincias: Córdoba, Mendoza, Santa Fe, Buenos Aires y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.
En 27 allanamientos se secuestraron armas, explosivos, chalecos antibala, material bibliográfico con contenido nazi, mascarillas de gas y armas de fabricación casera. También había documentación con aprobaciones de cursos que no tenían aval ni autorización del Ejército.
“Esta organización iba reclutando gente”, declaró Pintos en aquella oportunidad. El juez resaltó que en la localidad de Camilo Aldao, 320 kilómetros al sudeste de la ciudad de Córdoba, tenían “un lugar de trabajo” y que allí estuvieron “haciendo ejercicios” hasta que se “mudaron” a José C. Paz, en la provincia de Buenos Aires.
Según la causa, la compañía lograba “engrosar sus filas a partir del reclutamiento de ciudadanos civiles a los cuales les prometían lograr el carácter de reservistas y obtener ascensos rápidos en conjunto a la obtención de armas de fuego, todo ello previo pago de una suma de dinero determinada”.
Incluso, los integrantes del grupo se presentaron a un acto organizado por la Municipalidad de Camilo Aldao con ropas militares. Aquel desfile público fue el disparador de lo que terminó por convertirse en una causa federal compleja y llamativa.
Es que se comprobó que el grupo no tenía ninguna autorización del Ejército Argentino, que realizó la denuncia ante la Fiscalía Federal 2 de Córdoba, desde donde luego se remitió la causa al Juzgado Federal de Bell Ville, por encontrarse dentro de su jurisdicción la localidad de Camilo Aldao.
Huir al viejo continente
Tras aquellos primeros allanamientos y detenciones, Kores pasó a la clandestinidad. Los informes reservados de la división Antiterrorismo determinaron que primero pasó a Bolivia y desde allí logró viajar a España. Para ello, utilizó su doble nacionalidad argentina y eslovena.
Con este dato, desde Córdoba se comunicaron con la oficina central de Interpol en Madrid, que comenzó a realizar una serie de averiguaciones.
Tiempo después, a través de los entrecruzamientos telefónicos, se detectó que el prófugo había llegado a Braunschweig, en Alemania.
A esa altura, sobre Kores ya pesaba un pedido de captura internacional y tarjeta roja de Interpol por los delitos de asociación ilícita, adulteración de documento público, estafa reiterada, y usurpación de títulos y honores.
El trabajo de inteligencia para dar con él se coordinó con Interpol de ese país. En la tarde de ayer, la noticia tan esperada por los investigadores de ambas partes del mundo recorrió los 12 mil kilómetros. (La Voz).
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