Gracias a una combinación de medicamentos, 9 de cada 10 pacientes lograron hacer que la afección sea indetectable por al menos dos años.
Hasta hace menos de veinte años pensar en leucemia, era inmediatamente pensar en muerte. Los diagnósticos eran aterradores y las expectativas eran tanto o aún más dramáticas. Al paciente solo le quedaba esperar. Pero era una espera triste, desoladora, impotente. Sin embargo, desde hace muy poco, con el avance de la medicina, este panorama afortunadamente cambió y lo que antes eran deseos o ideas ahora se convirtieron en realidad. Imaginar hace tan solo algunas décadas que la enfermedad podía desaparecer, era irreal. Pero para la medicina fue sólo cuestión de tiempo.
En el Congreso de Hematología que se desarrolla esta semana en Mendoza, se presentaron los resultados de un nuevo tratamiento para la leucemia linfocítica crónica, un subtipo de leucemia que es la más frecuente en adultos y que suele aparecer más en varones que en mujeres; por lo general, a partir de los 71 años.
Esta nueva terapia -en realidad- no es tan nueva. Se usaba en segunda línea, es decir recién cuando fracasaban los tratamientos anteriores. No obstante, investigaciones demostraron que utilizada en primer término, es decir, ni bien la persona es diagnosticada, esta mezcla de dos medicamentos frena la enfermedad en el 90% de los casos, lo que permite ganar tiempo sin necesidad de esperar a que el cuadro avance o empeore.
Y además, al atacar específicamente a las células enfermas, hace que la persona no tenga que hacer quimioterapia, con los numerosos efectos secundarios que suele aparejar en la calidad de vida. “La quimioterapia requiere, entre otras cosas, que el paciente tenga controles más estrictos, mayor cantidad de visitas al hospital y mayores cuidados sobre todo con las infecciones”, detalló la doctora Alicia Enrico, Jefa de Hematología del Hospital Gutiérrez de La Plata.
Por otra parte, otra ventaja de esta terapia es su escaso tiempo de utilización. Hay leucemias en las que los pacientes deben tomar la medicación de por vida, lo que ocasiona que algunos abandonen el tratamiento por cansancio o por creer que ya no hace falta hacerlo.
“Sin embargo, con esta combinación de medicamentos, el paciente sola toma entre tres a cuatro comprimidos por día durante 12 meses y al menos por dos años, que es el tiempo que nosotros tenemos estudiado, la enfermedad se vuelve indetectable, es como si se le hubiera borrado”, explicó la especialista.
La importancia de ser persistentes
Muchas veces, el acceso a nuevos tratamientos no suele ser inmediato. Sin embargo, para Fernando Piotrowski, Director Ejecutivo de la asociación de pacientes ALMA, hoy en día se puede llegar a ellos rápidamente.
“Lo bueno- asegura el titular de la entidad- es que con la colaboración del médico que está prescribiendo, el trabajo de las asociaciones de pacientes, y la incorporación en las guías de la Sociedad Argentina de Hematología, se puede lograr que el acceso sea más fácil”.
“Quizás en el sistema público puede llegar a ser más complicado y tardar más, pero también se accede”, subrayó y refirió que en el caso de PAMI “la aprobación suele ser rápida, el paciente nunca interrumpe su tratamiento, se lo autorizan en menos de un mes, presenta la receta y a la semana lo tiene en la farmacia”.
Sin embargo, aclaró que para que eso sea posible es muy importante ser activo y estar pendiente de los tiempos. “A veces puede llegar a ser más o menos burocrático, pero si presenta los formularios como corresponde, y cumple con todo el procedimiento, no va a tener problema”, recalcó.
Qué es y cómo detectarla
La leucemia linfocítica crónica es una afección de la sangre. Su nombre puede resultar engañoso, dado que si bien se llama crónica no significa que la enfermedad no avance sino que lo hace de manera lenta, a diferencia de las agudas en las que su desarrollo es súbito.
Si bien, cada tipo de leucemia tiene su particularidad, algunos de los síntomas que puede alertar su presencia es fiebre, inflamación de los ganglios del cuello, axilas o ingle, sudoración nocturna, fatiga constante, infecciones frecuentes, dolor articular, pérdida de peso y falta de apetito. Ante alguno de estos indicios es fundamental consultar con un especialista.
Vale decir que por lo general, esta afección suele ser diagnosticado durante un análisis de rutina. “Nosotros mandamos a hacer un estudio de sangre para ver cómo están los glóbulos blancos, los rojos. En el caso de la leucemia linfática crónica, se puede detectar si vemos un incremento de los glóbulos blancos, en particular de un tipo de glóbulos blancos que se llama linfocitos”, precisó el doctor Marcelo Mosso, médico hematólogo del Hospital Central de Mendoza.
De esos pacientes, un tercio nunca va a necesitar utilizar ninguna terapia. Otro tercio no va a requerirlo de forma inmediata pero sí necesitará hacerse controles para ver en qué momento la enfermedad avanza. Y el otro tercio sí deberá realizar un tratamiento después del diagnóstico.
“Siempre que aparezca un nuevo tratamiento genera ansiedad y expectativa a los pacientes. Estamos viviendo una verdadera revolución en el abordaje de las leucemias. Afortunadamente, cada vez contamos con más y mejores opciones que generan un beneficio real y cambian la vida de los pacientes”, lanzó esperanzado Piotrowski.
Este avance no solamente representa una esperanza en el corto plazo sino que además posibilita imaginar un futuro en donde la enfermedad sea completamente indetectable y no vuelva a aparecer. “En oncología evitamos hablar de una cura, porque nada tiene cura, solo el resfrío. La diabetes no tiene cura, la hipertensión no tiene cura. Pero este tipo de avances son muy valiosos y nos brinda expectativas muy grandes”, concluyó la doctora Enrico. (Diario Popular).
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