El deterioro de las vías del tren en el trayecto entre Luján y Mercedes tuvo su punto de ebullición con el descarrilamiento de una formación del Ferrocarril Sarmiento, que dejó como saldo dos pasajeros heridos. El incidente se produjo el mismo día que se conocía la confirmación de un cronograma reducido de servicios entre las dos ciudades para iniciar un plan de contingencia. Aunque la situación obligó a repensar en un programa de obras global para mejorar los 30 kilómetros de traza.
Desde los gremios, esta situación viene siendo denunciada desde hace al menos dos años. Diego Hormachea, dirigente de la Unión Ferroviaria Seccional Gran Buenos Aires Oeste, apuntó contra la empresa Zonis, contratada en su momento por el Ministerio del Interior y Transporte, cuyo titular era Florencio Randazzo. “Cuando advertimos las irregularidades con la compra de materiales y materiales apócrifos, empezamos a alertar. Lo que hizo Zonis fue una estafa, puso materiales no de segunda sino de quinta”.
Esos trabajos, que se realizaron hace cinco años, fueron apenas una “puesta a punto”. “No se hizo una renovación completa como la que realizó BTU de Luján a Moreno. Esos trabajos quedaron bien. Pero acá se pagó una obra, entre todos, porque la plata salió de todos, y fue una estafa. Metieron durmientes que no son ni siquiera de quebracho. Es un palo blanco de eucaliptus, que lo agarró un hongo y se pudrieron. Las vías están con un basamento que no se cambió. Imaginate poner un clavo en una esponja, así están. La vía está armada sobre algo muy endeble. Entonces a cualquier presión del tren, en algún momento se corren, se abren, se doblan. No hay forma de que queden fijadas al piso”.
Hormachea deslizó además que existió una cadena de responsabilidades: “La Administración de Infraestructura Ferroviaria (ADIF) convalidó esta obra sabiendo que estaba mal hecha. Es la misma gestión que está ahora: la misma ADIF de Randazzo es la que está ahora con Dietrich. Cambian los puestos pero los personajes son los mismos. Acá hubo una estafa y quien paga los platos rotos son los laburantes. Porque el que viaja en tren es un trabajador igual que nosotros”.
Además, el referente ferroviario aclaró que el descarrilamiento no se debió a una dilatación de los rieles: “Las vías dilatan y comprimen permanentemente. Tiene que tener esa función. Por supuesto, hay mediciones. Si se comprime mucho, se parte; y si se dilata, cede. El conductor generalmente advierte esto. Acá lo que sucedió fue que vos las vías las veías perfectas y cuando pasó el tren fue como que hubiese pisado arriba de una plataforma de manteca”.
Según una de las últimas mediciones realizadas en el tramo Luján-Mercedes, con una temperatura de 25 grados, el corrimiento de las vías había sido de 50 centímetros. “Con 10 centímetros ya tenés que frenar el servicio”, agregó el dirigente sindical. Eso llevó a que se bajaran todas las velocidades de los trenes: circulaban con precauciones a 40, 30 y 12 km/h. “Por eso, tardábamos una hora en llegar de Mercedes a Luján. En algunos tramos iba a paso de hombre”, detalló.
El paso de los pesados trenes cargueros con arena rumbo a Vaca Muerta “aceleró el deterioro”, reconoció Hormachea. Los propios trabajadores ferroviarios ya habían advertido en su momento que las vías no estaban preparadas: “Mandaron un revisor de vías para el tramo Luján-Mercedes y, según sus comentarios las vías no están en buenas condiciones, porque no se hicieron bien los trabajos de renovación”. Incluso, en una entrevista con EL CIVISMO, el director de Producción, Alberto Nicosia, había reconocido que “el Sarmiento no está en condiciones hoy de recibir continuamente transportes de cargas. Se va a hacer solamente en este caso por la necesidad del proyecto Vaca Muerta”. (El Civismo).
No hay comentarios.:
Publicar un comentario