e llama Sandra Cueva es profesora de danzas folclóricas. Hace más de 30 años que da clases y su meta es revalorizar el trabajo del artista cultural.
En la actualidad, está al frente de la escuela de danzas La Urdimbre, en la ciudad de Los Polvorines.
Recorrió junto con sus alumnos distintos escenarios dedicados a difundir nuestra música autóctona a nivel nacional e internacional. Radicada en Los Polvorines, forma parte del Movimiento Cultural Malvinas Argentinas); actualmente estudia en la Universidad Nacional de las Artes (UNA).
“Soy profesora de danzas folclóricas oriunda de Malvinas Argentinas, vivo aquí desde que nací.
A los 14 años me recibí de profesora de danzas folclóricas.
Un día me llevaron a hacer un tallercito de danzas en el barrio El Sol de Los Polvorines, con la profesora Leonor Vélez.
A la primera clase no quería ir porque iba con mis primos y mi hermano. No quería saber nada, eran todos varones y yo la única mujer. Decía: “noo, no quiero ir, no quiero ir”. Me llevaron de prepo, y me quedé. Y me quedé.
Me quedé en la clase y mi hermano no fue más, mis primos no fueron más y fui la que se quedó y a los pocos años me recibí, muy chiquita, muy joven.
Empecé a dar clases en mi barrio. Mi primera escuela se llamó Amanecer Celeste”.
Subrayó que mas allá de haberse recibido como profesora continuó perfeccionándose en el mundo de la danza e incursionando en otros ritmos.
“Seguimos estudiando. En este momento en la UNA (Universidad Nacional de las Artes), sumando experiencia en el folclore y en otros ritmos como danza clásica, jazz, salsa, merengue. Todos estos últimos ritmos latinoamericanos los tenemos bien afianzados. También el tango”.
La profesora Sandra Cueva, se retrotrae en el tiempo y nos sitúa en sus inicios cuando ella era una adolescente soñadora expresando todos sus anhelos en cada ritmo, en cada movimiento enseñando y creciendo junto a sus alumnos, muchos de ellos todavía afincados en el barrio.
Por esa misma razón Sandra Cueva cuenta que encontrarse hoy con algunos de sus alumnos, aquellos que tuvo durante sus inicios, la llena de emoción y orgullo.
“Me ha pasado cruzarme en la calle con alumnos que asistían a mis clases en mis inicios y que en el presente han formado su familia. Para mí es una enorme satisfacción sentir el afecto y cariño para conmigo. Me ha sucedido encontrarme con una alumna que tuve en 1992 y su hijo de 16 años, hoy participa de mis clases.
Es un regalo de la vida hacer lo que a uno le gusta y, además, que lo que transmitís a través de la danza forme parte de sus realidades cotidianas”.
Sandra Cueva señaló que representando a Malvinas Argentinas junto a sus alumnos se presentaron en distintos encuentros de danza a nivel Internacional, por lo que expresó: “hemos asistido a diferentes festivales y encuentros folclóricos a lo largo y a lo ancho de la Argentina.
Una de las experiencias más ricas la vivimos cuando fuimos a Bolivia compartiendo con los profesores de nuestro hermano país las diferencias y puntos de encuentro en los bailes.
Son danzas Latinoamericanas, cada una tiene su regionalidad y en el fondo nos parecemos. Y está genial, al fin y al cabo, la raíz es la misma”.
Preguntamos a Sandra si tuvo que dejar de dar clases debido a la situación especial que se vive en el mundo entero por la pandemia y manifestó: “estoy más activa que nunca. Al contrario de lo que uno piensa, se me incrementó el trabajo, por supuesto que todo pasó a través de la virtualidad comunicacional.
No solo brindando clases de baile, sino también por medio de charlas y entrevistas con representantes de otros movimientos culturales”.
La profesora de danzas también comentó sobre su integración al Movimiento Cultural Malvinas Argentinas: “gracias al profesor Carlos Cabrera, presidente del Movimiento Cultural de Malvinas Argentinas, que me invitó a ser parte de este movimiento que genera muchas otras actividades, podemos compartir las experiencias de una misma con artistas que se dedican a otras expresiones del arte.
Estoy convencida que tenemos que compartir, porque el arte se comparte. Y más en este tiempo de pandemia.
El que pueda disfrutar del arte que lo disfrute a full y el que no tiene conocimiento y no sabe qué hacer, que pruebe.
Que pruebe con la danza, con la pintura, con un libro. El arte sana”.
Sandra explicó respecto del significado del nombre con el que bautizó a su escuela "La urdimbre": “Urdimbre significa la unión de los hilos en el telar.
Hace muchos años atrás decidimos ponerle ese nombre. Antes tuvimos otra escuela llamada General Don José de San Martín. Desde su disolución, nació este nuevo nombre.
Cuando abrimos la Urdimbre no solo brindamos danzas folclóricas, sino que se acoplaron otras disciplinas culturales, entonces los hilos que se abrieron fueron las diferentes ramas culturales con que hoy cuenta nuestra escuela: yoga, danza contemporánea, teatro, entre otras”.
Quienes deseen comunicarse para interiorizarse más, pueden hacerlo por Instagram o Facebook a La Urdimbre.
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