Raúl Sidders está en una vivienda de Zelaya. Organizaciones reclamarán por el beneficio que le otorgó la Justicia. Se lo acusa de abusar de al menos una niña en un colegio de La Plata.
Este jueves, desde las 15, se realizará una marcha en Zelaya pidiendo el traslado a una prisión común para Raúl Sidders, sacerdote que cumple arresto domiciliario tras haber sido acusado de abuso de menores.
La convocatoria se hará en la calle Comodoro Rivadavia 2097, donde se encuentra la casa de la hermana del sacerdote, donde el acusado cumple con su encierro. La protesta es organizada por el Plenario de Trabajadoras de Pilar, junto al Frente de Mujeres y Disidencias Pilar.
"Rocío, una joven de la Plata, que hoy tiene 28 años, denunció el acoso y los abusos que sufrió entre sus 11 y 14 años, cuando asistía al colegio San Vicente de Paul de La Plata, donde Sidders era capellán. El sacerdote se valía de las instancias de confesión para incitarla a tener relaciones sexuales y la sometió a contacto físico", recordaron las organizadoras, agregando que "luego de su valiente testimonio, muchos jóvenes que asistieron a ese colegio se animaron a contar sobre abusos cometidos por este cura".
No obstante, observan que "este abusador espera su condena final, pero lamentablemente goza del privilegio de estar en una prisión domiciliaria en un country del distrito de Pilar".
Además, señalan que "es evidente la connivencia del Estado e Iglesia dentro del Poder Judicial, que garantiza la impunidad de los abusadores. Por eso desde el Plenario de Trabajadoras planteamos la elección directa y revocable de lxs jueces. Acompañamos todas las acciones por cárcel común para Sidders y en función de esta y todas las luchas contra la impunidad y la violencia a las mujeres, convocamos a toda la población a repudiar la cárcel domiciliaria".
Cabe recordar que Sidders había sido beneficiado con la prisión domiciliaria en septiembre del año pasado, a instancias de un Juzgado de Garantías de La Plata, pero dicha medida fue apelada inmediatamente. Por eso mismo, desde la semana pasada (ya que la decisión quedó firme), el cura -que tiene colocada una tobillera electrónica- se encuentra instalado en una vivienda perteneciente a su familiar. (Pilar a Diario).
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