ESTEBAN ECHEVERRIA, Enero 15, (PUNTO CERO-Inforegión) Acaso porque la mejor forma de procesar diferencias en la política sea identificar un enemigo común, el vecinalismo pareció encontrar la excusa para resolver las propias en la crisis que atraviesa el justicialismo. Por eso buscar atraer a Néstor Pulichino, al que imaginan como contrafigura del ex intendente Luis Obarrio. Los dos concejales resultaron electos en el 2005 y son los únicos de esa bancada que no deben renovar mandatos. El kirchnerismo, por otra parte, ejercería presión para lograr internas en el Partido Justicialista y desplazar a la actual conducción, encabezada por el otrora jefe comunal.
Las declaraciones realizadas a Info Región la semana pasada por los concejales oficialistas Marta Mangas y Alberto Scaglia pudieron inducir a los más desprevenidos a especular con un giro copernicano en la estrategia de poder desarrollada por el vecinalismo desde que Alberto Groppi regresó a la Intendencia a mediados de los años 90.
Ninguno de los dos descartó una potencial alianza electoral con el kirchnerismo pero incluyeron también al PJ como posible actor de esa coalición. Scaglia minimizó incluso cualquier diferencia de fondo en materia legislativa con esa fuerza e inscribió las diferencias dentro del “libre juego de las instituciones.”
Sin estar del todo lejos de la verdad, la estrategia urdida por el bloque que representa los intereses del jefe comunal en la Legislatura expresa objetivamente parte de las tensiones de su corriente frente a las pocas definiciones acerca de su postulación para ser reelecto. También, la ausencia de un liderazgo alternativo y de consenso a su figura que parece dar pié a quienes, de forma irónica, sostienen que el vecinalismo no existe como tal y sí, en cambio, lo que denominan “el groppismo.”
Tal vez este dato sea el eje más sólido sobre el que gire el desconcierto que por estos días embarga por igual a representantes del Departamento Ejecutivo y del Legislativo. No tanto por falta de aspirantes a suceder al actual Intendente, sino por dudas no despejadas sobre la capacidad de alguno de ellos de cohesionar tras de sí a la heterogeneidad de actores que dan vida a ese espectro.
Un tema que desvela a quienes diseñan estrategias ligadas a la supervivencia del proyecto, con planes que exceden al próximo período del gobierno municipal que en octubre será puesto a consideración de los electores en las urnas.
Aunque evitaron confirmarlo, voceros del Concejo Deliberante admitieron cierto malestar que expresaría el bloque oficialista ante lo que estiman como una falta de comunicación más fluida acerca de esos proyectos. Eligieron no obstante, una suerte de protesta a la japonesa. Esto es, incrementar el ritmo de sus acciones para ponerlas nuevamente en consideración de Groppi, antes que en su tanque político de ideas.
Parte de esa jugada consistiría en mejorar su calidad de incidencia en la política territorial del distrito, en procura de escapar también del excesivo perfil técnico al que suele condenarlos la actividad legislativa. Si bien es cierto que el Concejo fue a lo largo de este año una privilegiada caja de resonancia de disputas con la oposición.
Por eso pusieron en marcha un operativo dispuesto a desarticular parte de ella y con el dato preciso de la crisis que atraviesa la bancada del PJ. Acaso la más férrea antagonista a las políticas del Departamento Ejecutivo. Allí, según especulan desde el vecinalismo, parece sin retorno la relación entre su presidente, Ángel Camilleri, y Néstor Pulichino, quien junto al ex intendente Luis Obarrio son los únicos dos ediles que resultaron electos en octubre de 2005 y que, como es obvio, no deben revalidar sus mandatos.
Aunque ninguna de las consultas efectuadas con estricta reserva de identidad lo quiso admitir, el vecinalismo intenta seducir a Pulichino. Tomando tal vez como punto de partida la misma chicana con que el justicialismo lo azuza: “es nuestra mejor figura extrapartidaria”, lo martirizan desde allí en alusión a su oratoria y a un apego por la técnica parlamentaria infrecuente en el resto de sus pares.
Dos actividades en la que no se destacaría del mismo modo Camilleri, quien suele asumir en el recinto las más ásperas y polémicas posiciones que Obarrio estima preciso reflejar en el Cuerpo Deliberativo.
La jugada reconoce dos tiempos: sumar a un aliado a la masa crítica de la coalición que sostiene en el Concejo la convalidación de políticas de Groppi y minar después las chances del justicialismo, que negocia un acercamiento con Fernando Gray, el vocero de la ministra de Desarrollo Social, Alicia Kirchner. Confían en que así es menos lo que Obarrio, presidente del Partido Justicialista local, tendrá para ofrecer en cualquier negociación con el sector del kirchnerismo que encabeza ese funcionario.
“Excepto la lapicera”, dejaron trascender con sorna. Aunque señalaron que el poder desprendido de la titularidad de esa fuerza será hasta que puedan impulsar desde otro de sus aliados, el bloque “Frente para la Victoria”, una corriente que presione hasta lograr elecciones internas.
Esa es la hipótesis del concejal Rubén Temi, quien bregaría por armar otro espacio K no identificado con Gray pero más módico de lo que suele enunciar cuando alude a su presunto vínculos con primeras espadas del gobierno nacional.
De hecho, prevé el lanzamiento en febrero de la Corriente Peronista Bonaerense (COPEBO) que alienta el ex senador provincial por La Matanza, Miguel Ángel Ledesma, junto al respaldo obtenido de la franquicia Partido de Participación Popular (PPP) de Fernando Suárez y Julio Casavelos. Dos corrientes nítidamente ligadas al universo oficialista pero no identificadas como las más robustas. La confluencia de la estrategia de Temi con los concejales vecinalistas tiene mucho de circunstancial. El edil del Frente tiene expectativas propias de tallar en una sucesión y padece también con las indefiniciones.
No parece ser el caso de Marta Mangas ni de Pablo Losada, secretario de Gobierno municipal, que estiman imprescindible la necesidad de un nuevo mandato del actual Intendente como punto de partida para la conformación del post groppismo. Ambos se reconocen como “dignos rivales” y con más coincidencias que antagonismos.
Una diferencia significativa con otros postulantes, con quienes no parecen dispuestos a procesar las contradicciones que pudiesen surgir de la necesaria decantación de expectativas.Daniel Bilotta (PUNTO CERO-Inforegión).
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