La Asociación Argentina para el Estudio de las Enfermedades del Hígado (AAEEH), alertó sobre el aumento de casos de hígado graso, enfermedad sin síntomas que en la actualidad afecta al 30 por ciento de los argentinos, adultos y niños, y que es consecuencia directa de la vida sedentaria y mala alimentación.
La Asociación Argentina para el Estudio de las Enfermedades del Hígado (AAEEH), alertó sobre el aumento de casos de hígado graso, enfermedad sin síntomas que en la actualidad afecta al 30 por ciento de los argentinos, adultos y niños, y que es consecuencia directa de la vida sedentaria y mala alimentación.
“La prevalencia es creciente durante los últimos 10 años, y es el principal motivo de consulta en Hepatología, siendo 3 a 10 veces más frecuente que las hepatitis virales. Esta cifra aumenta entre un 70 a un 90 % en aquellos individuos con obesidad o diabetes”, adelantó la Dra. Gabriela Ruffillo, en el marco de las Jornada Multidisciplinarias de Esteatosis Hepática y Síndrome Metabólico que la entidad científica organizará mañana.
A los fines de prevenir la enfermedad, la entidad científica recordó la importancia de la educación alimentaria y de la introducción de hábitos de vida sana, limitando las horas frente al televisor o la computadora. “En pediatría el porcentaje de niños con hígado graso se halla entre el 2.6 y el 9.6 %. En niños y adolescentes obesos y con sobrepeso esta cifra puede llegar hasta el 24 - 77 %.”, agregó el Dr. Javier Benavides.
El hígado graso no alcohólico (EHGNA), es una afección de origen metabólico que consiste en la acumulación de grasa en la célula hepática. Médicamente se la denomina "esteatosis" y engloba un conjunto de condiciones clínicas que van desde la simple presencia de grasa en el tejido hasta el desarrollo de inflamación, llamada "esteatohepatitis" y fibrosis hepática, pudiendo evolucionar hasta la cirrosis.
Según explicó la Dra. Rufillo “los pacientes con hígado graso no alcohólico generalmente reúnen los criterios diagnósticos de síndrome metabólico, definiéndose a éste como la combinación de obesidad abdominal, hipertensión, dislipidemia y diabetes o hiperglucemia”.
Si bien la (EHGNA) no presenta síntomas pero se puede diagnosticar a partir de una ecografía que evidencie aumento de la ecogenicidad hepática o leve a moderada alteración de las enzimas hepáticas.
“Investigaciones recientes han demostrado que el hígado graso en su fase inflamatoria puede contribuir independientemente a la enfermedad cardiovascular por la generación de moléculas llamadas proaterogénicas que, al viajar por el torrente sanguíneo, amplifican el daño arterial. De esta manera el hígado graso no sólo es un marcador de riesgo sino que también está involucrado en la generación de enfermedad cardiovascular” dijo Dr. Javier Benavides.
La mayoría de los pacientes se quedan en una fase inicial, esteatosis, que es el depósito de grasa. Un grupo menor, entre un 30 a un 40 % pueden evolucionar a la esteatohepatitis y ésta, librada a su evolución natural, puede progresar a la fibrosis y por último a la cirrosis.
La estrategia terapéutica se basa en el manejo y la corrección de las alteraciones metabólicas que se asocian con esta afección, como la diabetes, las dislipidemias, el sobrepeso y la obesidad. Pero la base del tratamiento es la llamada “terapia del comportamiento”, que consiste en corregir los hábitos alimenticios mediante una dieta rica en fibras vegetales y omega 3 y reducida en hidratos de carbono y grasas saturadas. A esto se le debe agregar la realización de actividad física en forma sistemática.
La indicación de medicación específica se reserva para estadios más avanzados de la enfermedad, esteatohepatitis, donde el uso de antioxidantes ha demostrado prevenir la progresión a largo plazo. Por último, en casos extremos muy bien seleccionados, obesidad mórbida sin respuesta al tratamiento médico y obesidad severa con comorbilidades, tiene utilidad la cirugía de la obesidad. (Asteriscos TV).
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