Ahora, si me pedís que te cuente que es para mí ser scout tengo que responderte que es un estilo de vida. ¡Si! Eso… Ser scout es una forma de vivir. Es optar por el otro, siempre y en toda circunstancia. Es afrontar con alegría el camino, aunque esté lleno de escollos. Es aprender jugando. Es disfrutar de la naturaleza, descubriendo en ella un hermoso regalo de Dios. Es superarme a mí mismo y no por competencia sino por convicción. Es disfrutar de cada momento del día, sabiendo que en ese aprendizaje están las herramientas para hacer de este un mundo mejor. Es rodearme de personas optimistas que me ayudan a creer en mí y sobretodo en nosotros como una comunidad proactiva. Es animarme a crecer y desarrollarme en todas las áreas de mi persona, buscando ni más ni menos que la mejor versión de mi mismo, ahí a dónde puedo llegar.
Muchos piensan que somos unos “locos de pañuelo”, y ¿sabes que? ¡Te lo confirmo! ¡Si, usamos pañuelo y claramente estamos un poco locos! Locos de ganas de “dejar este lugar en mejores condiciones de cómo lo encontramos” ¿y que hacemos para lograrlo? ¡Nos educamos! En el amor, en la tolerancia, en la inclusión, en el juego, en la superación, pero también en la toma de decisiones, en la planificación de nuestras actividades, en la conformación del pensamiento crítico, en el discernimiento, en el compromiso conmigo mismo y con otros. En pocas palabras, nos formamos para ser adultos seguros, fuertes y comprometidos con la sociedad en la que vivimos. Siempre en un ambiente seguro y rodeado de adultos que hacen que nuestras experiencias educativas sean sumamente provechosas.
No te pido que lo entiendas, a veces no se puede sino lo vivís. Pero si te invito a que te animes a preguntarles a tus conocidos, que forman parte de este movimiento, ¿Qué es ser scout? Vas a encontrar tantas respuestas como scouts hay en el mundo…. Porque como es un estilo de vida, pasa por lo que cada uno se anima a vivir.
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