A pesar de no disponer de estudios epidemiológicos confiables, es probable que la Argentina sea un país con una prevalencia moderada de hepatitis C, lo que significa que alrededor del 2 % de la población está afectada por el virus C. Por otra parte, y de igual forma a lo que ocurre en el resto del mundo, sólo un porcentaje pequeño se encuentra diagnosticado. Esto último pone de manifiesto la necesidad de realizar campañas activas para buscar a la población afectada no diagnosticada.
De los potenciales infectados que hay en Argentina por el virus de la hepatitis C, se estima que un número relativamente pequeño están recibiendo tratamiento. Sin embargo, y debido a los altos niveles de curación, por encima del 90% de media, el impacto en la reducción del costo sanitario por esta enfermedad es cada vez mayor. Se trata sin lugar a duda de uno de los tratamientos con mejor relación costo/eficiencia.
La hepatitis C es actualmente un problema de salud, un problema social y está a punto de convertirse en un grave problema económico por los costos que acarrea la enfermedad, que son directamente proporcionales a la gravedad de la misma. La reducción de ese costo depende íntegramente de la posibilidad de aplicar tratamientos eficaces. Esto se ha convertido en un factor clave para el control del gasto sanitario, que crecerá exponencialmente ya que la Hepatitis C es una enfermedad progresiva y a medida que las personas infectadas por el virus envejecen, una mayor cantidad de ellas presentará complicaciones graves.
2030 con mayor mortalidad por hepatitis C
Aunque el número de infectados desciende cada año, el largo periodo entre la infección y la manifestación de la enfermedad permite pronosticar que la prevalencia de la enfermedad se mantendrá durante varias décadas. Se pronostica que para el año 2030 se produzca la mayor mortalidad a causa de la hepatitis C.
Según diferentes estimaciones, el costo medio de un trasplante hepático, camino final de los pacientes con una enfermedad crónica del hígado, es de alrededor de $750.000. Además de su elevado costo, el trasplante de hígado no supone la desaparición de la enfermedad. Se considera que más del 90% de los pacientes se vuelve a infectar y la cirrosis aparece entre el 20% y 30% de pacientes después de 5 a 10 años tras el trasplante hepático. Fuentes de Sistemas de Salud señalan que durante el año 2015/2016, gracias a los nuevos tratamientos contra la hepatitis C, el número de trasplantes de hígado se ha reducido ya en un considerable porcentaje.
Un largo camino por recorrer
Los tratamientos eficaces contra la hepatitis C están ya al alcance de un número importante de pacientes necesitados y constituyen no solo una herramienta de curación, sino un potente recurso para eliminar una espiral de gasto que puede comprometer todo el sistema de salud. Sin embargo, debemos considerar que todavía nos queda un largo camino por recorrer. Por un lado, ampliar en un periodo relativamente corto el número de pacientes que accedan a los nuevos tratamientos y, por el otro, realizar campañas dirigidas a diagnosticar un número importantes de portadores del virus C que, por tratarse de una enfermedad silenciosa, se desconoce su presencia.
Dr. Ricardo Mastai
M.N. 56.066
Jefe del Servicio de Hepatología y Unidad de Trasplante
Hospital Alemán
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