Esta enfermedad, generada por un hongo, ataca mayormente a pacientes con bajas defensas.
La Aspergilosis es una enfermedad de las vías respiratorias causada por el Aspergillus, un hongo de baja patogenicidad para los humanos que rara que vez invade a una persona con buenas defensas. Esto se debe a que los seres humanos tenemos una notable capacidad para eliminar el Aspergillus, con la ayuda de las células de defensa que habitan nuestros pulmones, destruyendo las esporas inhaladas.
"Entonces, si bien el Aspergillus rara vez invade a personas con un sistema inmune fuerte, no obstante, puede causar una variedad de síndromes clínicos en pacientes inmunosuprimidos, como asmáticos, diabéticos, pacientes con tuberculosis o bajo tratamientos de quimioterapia, entre otros", indicaron Alejandra Gonzalez y Marco Solís, coordinadores de la Sección Infecciones Pulmonares de la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria (AAMR).
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Factores de Riesgo
• Sistema inmune debilitado. Las personas que toman medicamentos inmunodepresores después de someterse a una cirugía de trasplante, especialmente trasplantes de médula ósea o de células madre, o las personas que tienen ciertos tipos de cáncer de la sangre tienen un riesgo más alto de contraer aspergilosis invasiva. Las personas que se encuentran en las etapas finales del sida también pueden tener un mayor riesgo.
• Bajo nivel de glóbulos blancos. Pacientes que se realizan quimioterapia, un trasplante de órganos o tener leucemia reduce los niveles de glóbulos blancos, entonces son más vulnerable a la aspergilosis invasiva. También lo hace la enfermedad granulomatosa crónica, un trastorno hereditario que afecta las células del sistema inmunológico.
• Cavidades pulmonares. Las personas que tienen espacios aéreos curados (cavidades) en los pulmones tienen mayor riesgo de desarrollar una masa de fibras fúngicas enredadas (aspergiloma). Las cavidades son zonas que se han dañado por la radiación al pulmón o por enfermedades pulmonares como la tuberculosis o la sarcoidosis, una enfermedad inflamatoria no cancerosa.
• Asma o fibrosis quística. Las personas con asma y fibrosis quística, especialmente aquellas cuyos problemas pulmonares son de larga data o son difíciles de controlar, tienen más probabilidades de tener una respuesta alérgica al moho aspergillus.
• Tratamiento con corticoesteroides a largo plazo. El uso a largo plazo de corticoesteroides puede aumentar el riesgo de infecciones oportunistas, dependiendo de la enfermedad oculta que se está tratando y qué otros medicamentos se están utilizando.
¿Cómo se diagnostica?
El diagnóstico de Aspergilosis es dificultoso debido al riesgo de colonización y contaminación, y de acuerdo con la forma clínica de presentación se debe tener en cuenta la enfermedad de base o predisponente. Para un correcto diagnóstico se pueden realizar los siguientes estudios: tomografía de pulmón, aislamiento del hongo, detección del antígeno del hongo en sangre (galactomananos) o de anticuerpos en sangre, prueba cutánea para aspergillus, dosaje de IgE, recuento de eosinofilos en sangre.
¿Cómo se puede prevenir?
Es prácticamente imposible evitar la exposición a los aspergillus, pero si alguien ha tenido un trasplante o se está sometiendo a la quimioterapia hay que intentar mantenerlo alejado de las fuentes más obvias de moho, como las obras en construcción, las pilas de abono y los granos almacenados. También puede ser recomendable el uso de una máscara facial para evitar la exposición a agentes infecciosos que se encuentran en el aire. (Asteriscos TV).
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