El ahora candidato a Diputado reapareció en los medios donde celebró la victoria, cruzó al Gobierno y destacó la figura de Alberto Fernández.
Uno de los grandes “mimados” de la semana por la opinión pública fue Sergio Massa, carta fuerte del Frente de Todos, flamante candidato a Diputado Nacional y ahora posicionado como uno de los mariscales de la unidad peronista que el último domingo aplastó a Cambiemos.
Tras la victoria en las PASO, el sello de coronación llegó para Massa anoche, quien recorrió dos de los principales programas de televisión de horario central, donde fue recibido como uno de los grandes triunfadores de la semana. Tanto en Animales Sueltos o en Polémica en el Bar –dos shows que, entre sí, condensan a lo más denso de la agenda periodística a nivel nacional-, Massa logró acaparar la atención de nombres como Alejandro Fantino o Mauro Viale.
Allí, el ex intendente de Tigre se despachó contra el macrismo –ahora abatido por un caos financiero, que además adjudicó a “lo que votaron los argentinos”-, además de celebrar la victoria obtenida y destacar la figura de Alberto Fernández, quien ahora analiza qué movimientos efectuará de cara a octubre, donde no descarta un acuerdo de transición con Mauricio Macri.
“Alberto es un tipo de diálogo se sentaría a conversar. Pero yo le advertiría que tenga precaución porque te (en Cambiemos) abrazan por un lado y te apuñalan por el otro”, disparó Massa respecto de Mauricio Macri y su entorno. Sólido, el líder del Frente Renovador afirmó que el peronismo “aprendió de los errores” y apuntó contra la “campaña del miedo” que observan en Casa Rosada. “Se pasaron tres años y medio echándole la culpa al pasado y hoy le echan la culpa a lo que viene”, aseguró.
Cabe señalar que, con la ratificación en las urnas, Massa se consagra como una de las principales figuras que logró rearmar los lazos rotos con el kirchnerismo en su plena etapa de llamado a la unidad. La designación de Alberto Fernández como precandidato por parte de CFK, fue el espaldarazo que el tigrense aprovechó para dar el paso final a la unidad y recobrar, con paciencia, la confianza del votante kirchnerista que, hasta no hace mucho, supo colgarle el cartel de “traidor”.
En vilo hasta el último minuto, el líder del Frente Renovador asumió la tarea de hacer a un lado su objetivo de disputar una presidencia propia, dejar el espacio a Kicillof para subirse a la carrera por la Gobernación y, finalmente, cerrar filas con el Frente de Todos, incluso con “tentaciones” permanentes desde el armado de Alternativa Federal y ciertos sectores incluso del macrismo. (Diagonales).
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