LUJAN, Noviembre 09, (PUNTO CERO-El Civismo) El sábado, el arzobispo Di Monte presidió una misa por los cien años del templo de San Carlos Borromeo. Después se realizó la procesión alrededor de la estación de trenes.
También se festejó la remodelación, con aportes privados, de dos salones parroquiales.
Durante todo el fin de semana Carlos Keen se vistió de fiesta. Además de celebrar las fiestas patronales de San Carlos Borromeo, el sábado se festejaron los 100 años de la Iglesia del pueblo.
A las 17 de ese día, varias decenas de vecinos, algunos de ellos criados en Carlos Keen que regresaron al pueblo para compartir la ceremonia, se reunieron en el centenario templo para participar de una misa presidida por el arzobispo de Mercedes-Luján, Rubén Di Monte.
Más de 20 chicos recibieron el sacramento de la confirmación y una cantidad similar de niños de la zona recibieron su primera comunión.
"Carlos Keen, o el pueblo de la estación, comenzó a transitar los primeros pasos antes de que naciera La Plata. Su fundación, el 12 de agosto de 1881, a partir de la instalación de la estación ferroviaria, causa y origen del pueblo que más tarde se poblara con hombres y mujeres de trabajo. Aquellos fueron artífices de un glorioso pasado que logró que el lugar se convirtiera en la década del 30 del siglo pasado, en ejemplo de crecimiento", expresó el arzobispo Di Monte en su homilía.
El religioso destacó que "los últimos cien años de historia fueron escritos con un templo propio que, como el pueblo, empezó antes de su fundación oficial. El templo fue la consecuencia de un previo trabajo pastoral y de fieles que quisieron tener un lugar propio y digno donde poder ofrecer el culto de la fe".
"El templo, edificio visible, es un signo especial de la Iglesia. Todos los bautizados, de todos los tiempos, en Jesucristo formamos el templo de Dios, edificado con piedras vivas", reflexionó Di Monte.
La ceremonia contó con un mensaje muy particular; según dijeron, llegado desde el Vaticano. El secretario de Di Monte leyó una bendición del Papa Benedicto XVI.
"Saludo con afecto al arzobispo Di Monte, a los sacerdotes, religiosas, religiosos y fieles, y nos unimos espiritualmente a la solemne celebración litúrgica a la vez que elevo plegarias de profundo agradecimiento al Señor por los abundantes dones concedidos a esa querida comunidad durante estos largos años de existencia", indicaba el comunicado papal.
Por último, pedía "al Altísimo que la efeméride contribuya a dar mayor impulso a la labor evangelizadora y vivencia cristiana de esa porción del pueblo de Dios para que pueda testimoniar constantemente los valores evangélicos con su continuo progreso en la fe y su decidida colaboración en la tarea apostólica".
Sobre el final de la ceremonia, el cura Pablo Sebastián agradeció a todos los presentes, en especial al intendente Miguel Prince, a la diputada María Inés Fernández y al arzobispo Di Monte "que sabemos que tuvo que hacer malabares con su agenda para poder estar con nosotros".
"Quiso estar con ustedes, chicos de la Escuela Yapeyú que reciben la primera comunión y con ustedes, los chicos de Carlos Keen, de Villa Ruiz y de la Escuela Yapeyú que reciben la confirmación. Por su presencia y por sus palabras, muchas gracias", dijo el sacerdote.
"Es un día histórico -agregó-. Son cien años de esta iglesia y por esa razón estamos muy contentos. También tenemos que agradecer a la compañía Zurich, porque gracias a ellos pudimos remodelar dos salones parroquiales donde los chicos los sábados tienen catecismo y donde se reúnen. También agradecemos a todos los que de una manera o de otra hicieron que el día de hoy sea posible".
Di Monte recorrió con rapidez los salones remodelados y de inmediato partió hacia la Basílica, donde lo esperaban 200 chicos para recibir la confirmación.
Con las últimas luces del día comenzó la procesión detrás de la imagen de San Carlos Borromeo. Cientos de fieles caminaron alrededor del amplio predio de la estación de trenes y sus pasos fueron musicalizados por la banda Rerum Novarum.
Además de los vecinos, acompañaron la procesión representantes de entidades intermedias y educativas de la zona, como el Centro Educativo Rural Nº 1 que se hizo presente con sus alumnos a caballo.
Al término de la procesión se descubrió una placa colocada por el gobierno municipal en la entrada a los salones parroquiales que fueron remodelados con aportes de la empresa de seguros Zurich. El domingo tuvo lugar la celebración más pagana, pero tan tradicional como la procesión: el multitudinario almuerzo en el salón de la sociedad de fomento. (PUNTO CERO-El Civismo).
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