LUJAN, Diciembre 28, (PUNTO CERO-El Civismo). Dos jóvenes de 17 años fueron detenidos y llevados a la Comisaría.
Uno de los menores denunció en la Fiscalía a la fuerza policial por haber sido golpeado y retenido toda una noche.
Tiene 17 años, vive en el barrio El Quinto, es hincha de River y asiste al Hogar Nazaret. El sábado, a las 2 de la madrugada, asegura que salió en bicicleta junto a un amigo a comprar cigarrillos.
Al llegar a la Terminal de Ómnibus, los dos menores fueron interceptados por un patrullero con dos efectivos policiales que presuntamente estaban buscando a ladrones que habrían cometidos dos atracos a las 21 y a las 23 del sábado.
¿Simple confusión, error en el procedimiento, método habitual de tratar a los menores que despiertan sospechas a los policías? La respuesta tendrá que ser develada por la Justicia, donde uno de los menores detenido, golpeado y retenido seis horas en el “buzón” de la seccional Primera, tenía previsto este martes presentarse a los efectos de radicar una denuncia por “apremios ilegales”.
El joven relató ante este medio lo que le pasó. “El sábado nos juntamos en mi casa, nos tomanos una cerveza y salimos al centro a comprar cigarrillos porque en el barrio estaba todo cerrado. A la vuelta, cuando veníamos por 9 de Julio para agarrar por Brown, frente a la Terminal nos paró un patrullero y (los policías) nos dicen: ‘contra el piso, contra el piso’ y empezaron a revisarnos porque pensaban que andábamos en algo raro”.
El joven que habló con este medio aseveró que en ningún momento ofrecieron resistencia ya que no tenían nada que ocultar ni venían escapando tras cometer ningún delito. “Nos empezaron a decir: ‘¿dónde tiraste las cosas?’ y nos empezaron a pegar, nos tiraron en el piso y nos sacaron la plata y los cigarrillos”, agregó.
Uno de los menores denunció en la Fiscalía a la fuerza policial por haber sido golpeado y retenido toda una noche.
Tiene 17 años, vive en el barrio El Quinto, es hincha de River y asiste al Hogar Nazaret. El sábado, a las 2 de la madrugada, asegura que salió en bicicleta junto a un amigo a comprar cigarrillos.
Al llegar a la Terminal de Ómnibus, los dos menores fueron interceptados por un patrullero con dos efectivos policiales que presuntamente estaban buscando a ladrones que habrían cometidos dos atracos a las 21 y a las 23 del sábado.
¿Simple confusión, error en el procedimiento, método habitual de tratar a los menores que despiertan sospechas a los policías? La respuesta tendrá que ser develada por la Justicia, donde uno de los menores detenido, golpeado y retenido seis horas en el “buzón” de la seccional Primera, tenía previsto este martes presentarse a los efectos de radicar una denuncia por “apremios ilegales”.
El joven relató ante este medio lo que le pasó. “El sábado nos juntamos en mi casa, nos tomanos una cerveza y salimos al centro a comprar cigarrillos porque en el barrio estaba todo cerrado. A la vuelta, cuando veníamos por 9 de Julio para agarrar por Brown, frente a la Terminal nos paró un patrullero y (los policías) nos dicen: ‘contra el piso, contra el piso’ y empezaron a revisarnos porque pensaban que andábamos en algo raro”.
El joven que habló con este medio aseveró que en ningún momento ofrecieron resistencia ya que no tenían nada que ocultar ni venían escapando tras cometer ningún delito. “Nos empezaron a decir: ‘¿dónde tiraste las cosas?’ y nos empezaron a pegar, nos tiraron en el piso y nos sacaron la plata y los cigarrillos”, agregó.
TRASLADO CON RECORRIDO
El joven recuerda que la patrulla estaba ocupada por cuatro policías, tres hombres y una mujer que no ahorraron golpes ni insultos contra los jóvenes. “Nos esposaron y nos llevaron a la Comisaría. Dijimos que éramos menores pero no nos creyeron. Uno de los policías me sacó el cinto y los pantalones para ver si tenía algo escondido. Nos subieron al patrullero, esposados y con los pantalones bajos y nos empezaron a preguntar el nombre y de dónde éramos. Nos decían ‘mugrientos’, nos pegaban en la cabeza, nos agarraron de los pelos y que miráramos para abajo. Nos llevaron al Hospital para una revisación médica y después, en lugar de ir a la Comisaría, nos llevaron a la calle Constitución donde había dos bandas que se estaban enfrentando con armas blancas o de fuego. Después nos llevaron a la Comisaría, tuvimos que arrodillarnos contra la pared y sacarnos toda la ropa. Cuando me estaba poniendo la remera, un oficial me la sacó, la tiró al piso y la empezó a pisotear. ‘Ahora sí ponete la remera’, me dijo, y nos llevaron al ‘buzón’ (pequeño compartimiento lindante a los calabozos)”, relató.
Y agregó que después de 6 horas recuperaron la libertad. A las 8.30 terminó la pesadilla cuando los progenitores fueron a retirarlos de la seccional. El joven que se animó a hablar con este medio acotó que los policías nunca se convencieron de que tenían 17 y por eso fueron castigados con golpes de puño y patadas en reiteradas oportunidades en la cabeza y en el cuerpo.
“Me preguntaban la fecha de nacimiento y un gordito vino, me pegó una piña y me dejó sin aire. De la bronca no quería hablar más. Cuando salgo un oficial me dijo: ‘no hagas ninguna causa porque nosotros no te hicimos ninguna causa’ y yo le dije: ‘esto no va a quedar así porque ustedes se confundieron y no va a quedar a sí’”, aseguró.
Pero como una burla ante lo sucedido, el joven fue a la Fiscalía donde se encontró con una sorpresa que no estaba en sus planes. “Me dijeron que vaya a hacerme un precario médico y en el Hospital me dijeron que tenía que ir con un oficial”, contó.
Respaldo del Hogar Nazaret
Segundo Silva y Gloria Piazza, director y vicedirectora del Hogar Nazaret donde concurre el joven maltratado por policías, apoyan al menor ante la situación que sufrió. “Estamos indignados por lo que le pasó. Uno escucha que estas cosas suceden y más indignación e impotencia te agarra cuando te enterás que le pasó a alguien que conocés”, dijo el director que al igual que la vicedirectora alentaron al menor a que radique una denuncia.
“Acá se fomenta el reconocimiento de los derechos que tienen y que los hagan valer. Nos contactamos con la abogada que tenemos en el Hogar para asesorarlo”, expresó el director Silva y denunció tener conocimiento de casos en los cuales la Policía aprehende a menores y los requisa en la vía pública “por portación de cara”, como así también “menores a los que les prohíben salir de sus casas después de las 19, como si fuera una penitencia”.
El joven recuerda que la patrulla estaba ocupada por cuatro policías, tres hombres y una mujer que no ahorraron golpes ni insultos contra los jóvenes. “Nos esposaron y nos llevaron a la Comisaría. Dijimos que éramos menores pero no nos creyeron. Uno de los policías me sacó el cinto y los pantalones para ver si tenía algo escondido. Nos subieron al patrullero, esposados y con los pantalones bajos y nos empezaron a preguntar el nombre y de dónde éramos. Nos decían ‘mugrientos’, nos pegaban en la cabeza, nos agarraron de los pelos y que miráramos para abajo. Nos llevaron al Hospital para una revisación médica y después, en lugar de ir a la Comisaría, nos llevaron a la calle Constitución donde había dos bandas que se estaban enfrentando con armas blancas o de fuego. Después nos llevaron a la Comisaría, tuvimos que arrodillarnos contra la pared y sacarnos toda la ropa. Cuando me estaba poniendo la remera, un oficial me la sacó, la tiró al piso y la empezó a pisotear. ‘Ahora sí ponete la remera’, me dijo, y nos llevaron al ‘buzón’ (pequeño compartimiento lindante a los calabozos)”, relató.
Y agregó que después de 6 horas recuperaron la libertad. A las 8.30 terminó la pesadilla cuando los progenitores fueron a retirarlos de la seccional. El joven que se animó a hablar con este medio acotó que los policías nunca se convencieron de que tenían 17 y por eso fueron castigados con golpes de puño y patadas en reiteradas oportunidades en la cabeza y en el cuerpo.
“Me preguntaban la fecha de nacimiento y un gordito vino, me pegó una piña y me dejó sin aire. De la bronca no quería hablar más. Cuando salgo un oficial me dijo: ‘no hagas ninguna causa porque nosotros no te hicimos ninguna causa’ y yo le dije: ‘esto no va a quedar así porque ustedes se confundieron y no va a quedar a sí’”, aseguró.
Pero como una burla ante lo sucedido, el joven fue a la Fiscalía donde se encontró con una sorpresa que no estaba en sus planes. “Me dijeron que vaya a hacerme un precario médico y en el Hospital me dijeron que tenía que ir con un oficial”, contó.
Respaldo del Hogar Nazaret
Segundo Silva y Gloria Piazza, director y vicedirectora del Hogar Nazaret donde concurre el joven maltratado por policías, apoyan al menor ante la situación que sufrió. “Estamos indignados por lo que le pasó. Uno escucha que estas cosas suceden y más indignación e impotencia te agarra cuando te enterás que le pasó a alguien que conocés”, dijo el director que al igual que la vicedirectora alentaron al menor a que radique una denuncia.
“Acá se fomenta el reconocimiento de los derechos que tienen y que los hagan valer. Nos contactamos con la abogada que tenemos en el Hogar para asesorarlo”, expresó el director Silva y denunció tener conocimiento de casos en los cuales la Policía aprehende a menores y los requisa en la vía pública “por portación de cara”, como así también “menores a los que les prohíben salir de sus casas después de las 19, como si fuera una penitencia”.
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