lunes, agosto 02, 2010

El complejo equilibrio de Bruera, entre Kirchner, Scioli y Massa

(La Política OnLine). El intendente de La Plata no recibe fondos del Gobierno nacional desde hace un año, por su estrategia electoral. Pero las urgencias económicas de su municipio lo obligaron a acercarse nuevamente al kirchnerismo, que también lo quiere de vuelta para ganar en La Plata en 2011. La relación con Massa y la tentación de Scioli para generar un espacio de renovación.

El intendente de La Plata, Pablo Bruera, comenzó en las últimas semanas a darse cuenta de que el 2011 no es tan lejano como pensaba en el principio del lanzamiento de su campaña vecinalista.

Luego de casi un año de ninguneo de parte de Casa Rosada por haber jugado a dos puntas en las elecciones del año pasado, Bruera inició en febrero una campaña de corte vecinalista a lo largo de toda la provincia, con su Frente Renovador Peronista, una corriente crítica del kirchnerismo tradicional.

Al mismo tiempo, el intendente mandó a pintar muchos distritos lejanos a la capital de la provincia con el mote “Bruera-Massa”, sabiendo del potencial de rebeldía que también encarna el ex jefe de gabinete e intendente de Tigre, Sergio Massa. Y Massa se desligó de esas pintadas, porque tampoco le convenía mostrarse tan rebelde.

Con Massa, Bruera comparte, además de una amistad real, una visión política de los hechos, pero a diferencia del intendente de Tigre, tiene serios problemas para solventar la pesada administración platense y para ello requiere del auxilio de los fondos que la Nación no le envía hace un año.

En febrero, cuando Bruera lanzó en Ferro su espacio provincial, las elecciones internas del justicialismo no parecían estar tan cerca como lo están ahora. El intendente platense sabe que su nivel de conocimiento está muy lejos de ser suficiente para aspirar a la gobernación.

Y como las urgencias económicas de su municipio son cada vez mayores, si bien no piensa desestimar sus sueños de escalada en la estructura del poder, Bruera está decidido a acercarse a los Kirchner, a su manera.

La respuesta del propio Néstor Kirchner fue ambigua. Por un lado se cruzó con su hermano Gabriel Bruera en la reunión que mantuvo con el bloque de diputados bonaerenses hace un par de semanas, pero por otro le dijo que “si tu hermano juega adentro del PJ yo no tengo ningún problema con él".

En ese contexto, Bruera seguirá haciendo campaña a modo de “plenarios de la militancia” a lo largo de toda la provincia, pero dejará la puerta abierta a una reconciliación con el kirchnerismo.

Ese concepto lo plasmó el hermano del intendente en una carta al propio Kirchner (ver aparte), en la que por un lado le hizo saber la necesidad del justicialismo de “despertar a la militancia”, pero para no dejar dudas le aclaró que “etamos con los pies y con las manos adentro del plato”.

El intento de Scioli
El posible perdón para el intendente, se debe lógicamente no a una cuestión de samaritanismo sino a proyecciones meramente electorales. Tanto desde Casa Rosada como desde el sciolismo saben que Bruera es el candidato para ganar en La Plata el año que viene, es por eso que no lo dejan al olvido definitivamente.

En ese sentido, como pudo saber este medio, para quitarle a Massa uno de sus más fuertes aliados y mostrarse como uno de los promotores de un espacio de juventud y renovación, el gobernador Daniel Scioli envió a su jefe de gabinete, Alberto Pérez, para que intentara seducir a Bruera.

Es así que directamente le preguntó si estaba dispuesto a acompañar a Scioli en una fórmula, y para convencerlo le prometió un giro de fondos que hubiera significado un aliciente para el jefe comunal platense, ante la falta de ayuda financiera del Gobierno nacional.

Pero Bruera no contestó ni por el sí ni por el no, porque no cree que sea Scioli quien vaya a definir su propio acompañante, sino que deja eso reservado para las decisiones del propio Néstor Kirchner. Es más, el platense desconfía de la propuesta del sciolismo, porque aduce por lo bajo que la ayuda del gobierno del ex motonauta aún no le llegó.

Como sea, el gran perdedor con estos vaivenes es nuevamente Carlos Castagneto, el viceministro de Desarrollo Social de Alicia Kirchner. Este hombre, que durante los últimos años ha demostrado una fidelidad incondicional hacia el Gobierno nacional, nunca pudo entrar en los visión electoral de Néstor Kirchner, ni de Scioli.

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