El 24 de junio, el INDEC publicó el informe de prensa correspondiente a la Evolución de la Distribución del Ingreso. Incluso con cifras oficiales, el crecimiento del poder adquisitivo de la mayoría de los argentinos deja mucho que desear.
El informe del INDEC deja bastantes cosas interesantes para ver lo que pasa en la Argentina en materia laboral y salarial a partir de él, según una investigación hecha pública por la Fundación Libertad y Progreso.
Sabido es que el decil más bajo es el que más mejoró en esta década, en parte a base de “planes sociales”, pero es incierto si esto es sostenible, ya que los planes no pueden quedarse de por vida.
Al primer trimestre de 2014, el 10% de los trabajadores cobraban menos de $1.500; 25% cobraban menos de $2.800; la mitad de la población tiene ingresos mensuales por debajo de los $4.500 (unos U$S 553, a tipo de cambio oficial; 3 de cada 4 trabajadores cobran menos de $7.000 y tan sólo 1 de cada 10 cobra más de $10.000.
De los datos del INDEC se extrae que después de 10 años en los que el oficialismo habla de “el período de mayor crecimiento de la historia”, el 50% de la población argentina gana menos de $4.500.
Esto, sumado a la elevada inflación que se viene viviendo desde hace 7 años, explica el 25 o 30% de pobreza que muestran consultoras privadas, como es el caso del Observatorio de la Deuda Social Argentina, de la Universidad Católica de Argentina (UCA).
Por otra parte, el salario mínimo, vital y móvil (MVM) se multiplicó por 13 entre 2003 y 2014, pasando de $270 a $3.600.
En principio parecería un aumento importantísimo.
Pero si tenemos en cuenta que, tras 10 años y habiéndose multiplicado por 13, el MVM es $900 menor que el ingreso del 50% de la población, se nota que los salarios no crecieron tanto.
Es decir, el MVM es mayor que el ingreso de más del 25% de la población y es solo un 20% menor al de la mitad de los trabajadores argentinos. Se supondría que, tras 10 años de “crecimiento con inclusión social“, muy poca gente debería estar percibiendo ingresos cercanos a un salario Mínimo, Vital y Móvil.
En el 3er trimestre de 2003, el salario medio de la población era casi un 50% mayor que el MVM. Entre 2005 y 2008 fueron siempre muy similares, salvo en algunos periodos donde se atrasaba la actualización del MVM, pero durante ese periodo fueron, en promedio, iguales.
Luego, a partir de fines de 2009, se comprueba una divergencia del salario máximo percibido por el 50% de la población, cuya diferencia con el MVM llegó a un pico de 32% a principios de 2013, para luego caer 10 puntos porcentuales hasta el actual 22%.
Vale aclarar que, en estos 10 años, quién ganaba más que el 90% de la población, ganaba 10 veces más que quien estaba entre el 10% con menores ingresos. Hoy, esa brecha es de sólo de 6,66 veces.
Algo realmente preocupante es que la capacitación en cada una de las categorías de puesto de trabajo (Profesional, Técnica u Operativa) comparada con un empleado sin calificación requerida, venía estable aunque con altibajos hasta el 2008, donde el sueldo del profesional empezó a ser cada vez menor en relación al del no calificado, mostrando que ya que no se recompensa la educación y la capacitación como debería, generando desincentivos al estudio.
No obstante, sólo con tener un título profesional se está entre el 25% de mayores ingresos del país.
En cuanto al sueldo promedio de ambos sexos es de $5.000 y $4.000 para varones y mujeres, respectivamente. Aún haya crecido mucho durante la década, los valores son preocupantes, pues hoy la brecha entre unos y otras es del 20%.
El informe completo, del que lo anterior sólo es una apretada síntesis, corresponde a Federico Rouco, investigador adscripto al Centro de Investigación Aplicada de la Escuela de Negocios de la UCA, quien también Integra el Grupo Joven de la Fundación Libertad y Progreso. (Empresas News).
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