En la Argentina la mayoría de las personas que padecen hepatitis C, lo desconocen. Los tratamientos inyectables (estéticos u otros) como la mesoterapia, de realizarse de forma insegura, hoy son una de las causas en la aparición de nuevos casos.
Al conmemorarse el día de la hepatitis el último 28 de julio, la OMS impulsó el movimiento "NOhep" que tiene como objetivo la eliminación de las hepatitis virales (B y C) como amenazas para la salud pública en 2030. En este contexto, los expertos argentinos estiman que en la Argentina entre un 1,4% y un 1.5% de la población (aproximadamente 600 mil personas) padece hepatitis C, pero menos del 20% cuenta con un diagnóstico.
La hepatitis C (inflamación del hígado provocada por la infección con el virus C) es una de las más frecuentes y unas 700.000 personas mueren anualmente en el mundo*1, como consecuencia de enfermedades hepáticas relacionadas con este virus. Se trata de una infección silente, por lo que no da señales hasta que se encuentra en estadios muy avanzados. La principal consecuencia en pacientes no diagnosticados es la cirrosis y el hepatocarcinoma que pueden progresar muy rápido y provocar la muerte.
“Toda persona debe realizarse el test de hepatitis C, al menos una vez en su vida” explicó la doctora Claudia Vujacich, infectóloga, experta en hepatitis y coordinadora de la comisión de hepatitis de la Sociedad Argentina de Infectología 2012-2016 (SADI) y de la Unidad de Hepatitis Virales de FUNCEI.
El argumento no es menor, ya que al tratarse de una enfermedad infecciosa que se transmite vía sanguínea, quienes se realizaron transfusiones de sangre no seguras (principalmente antes de 1992, año en que se comenzó a controlar la presencia del virus C, descubierto en 1989) o quienes recibieron inyecciones o tratamientos odontológicos no seguros en la década del `80 o antes de las normas de bioseguridad actuales, pueden pertenecer a un grupo de riesgo. De allí, que el chequeo por cohorte de edad, de 45 a 70 años, es muy importante. De la misma forma, quienes se hicieron un tatuaje o piercing en condiciones no seguras, o aquellos consumidores de drogas ilícitas inyectables (y en menor medida inhalatorias).
La experta también manifestó que, en la actualidad, algunos procedimientos estéticos e inyectables, como la mesoterapia o la escleroterapia, de ser realizados sin normas de bioseguridad, son una importante fuente de aparición de nuevos casos. “Existe un gran problema por el uso de frascos multidosis desde los que se inyectan sustancias y se vuelven a utilizar para inyectar a otros pacientes. Es una práctica que sucede y muchas veces son realizadas por personal no calificado”, afirmó Vujacich.
La situación en el país respecto a hepatitis C es como un Iceberg, sólo vemos la punta, es decir quienes poseen un diagnóstico pero son muchos más los que padecen la enfermedad y aún no lo saben, por eso debemos insistir con la importancia de que todos conozcan sobre dicha patología y cómo detectarla”, explicó la doctora Claudia Vujacich,
“Existen ya en el uso clínico varios tratamientos antivirales de acción directa, libres de Interferon, que logran una tasa de curación del 90% al 95% de los casos. Es la primera vez que se logra la curación, es decir la erradicación de una infección viral crónica mediante antivirales por vía oral por periodos cortos de tiempo, habitualmente de 12 semanas. Por eso debemos incentivar el chequeo y diagnóstico. Ante un hepatograma repetidamente alterado, los médicos debemos pensar en la posibilidad de presencia del virus C. Así como también los pacientes deben conocer la enfermedad para ante la duda, solicitar los análisis. Las pruebas son muy eficaces incluso, en marzo de este año, la FDA aprobó el test de carga viral con tecnología Dual Probe que permite la detección precisa de todos los genotipos. (Asteriscos TV).
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