La economía no arrancaba en la opinión de la calle. La plata no
alcanzaba. El gobierno se equivocaba mucho y era para ricos. La decepción ya se
había instalado desde principios de año. Sin embargo, nada de eso pudo evitar
una consolidación de Cambiemos a nivel nacional. Veamos algunas claves de lo
que pasó el domingo:
1.
1. Confianza y expectativa: Cambiemos no logra consolidarse
tanto por los resultados del gobierno de Macri, como por las ganas de la
sociedad de otorgarle un crédito para ver si le encuentra la vuelta a una
reactivación que sea masiva, a la generación de empleo y una inflación que se
sigue notando en los bolsillos. Buena parte de la sociedad (no la mayoría, sino
el 36 % según los cómputos provisorios) creyó que lo mejor era confiar en el
rumbo del gobierno y mantener una expectativa positiva sobre lo que vendrá
2.
2. Al final se nacionalizó: el debate de la provincia de Buenos
Aires (PBA) terminó generando una ola a favor de oficialismo que no estaba
claro en las semanas previas, donde reinaba la desinformación, la apatía y la
confusión. Terminó influyendo si la elección era a favor o en contra de
Cristina.
3.
3. Massa, el pato de la boda: off the record, la encuesta que manejaba
el gobierno nacional sobre la provincia de Buenos Aires el viernes previo
indicaba 32 % para CFK, 28 % para Bullrich y 21 % para Massa, sin proyectar
indecisos. Dentro del margen de error, los votos de Cristina aparecieron, pero
claramente se produjo una corrida en las últimas horas de 1 País hacia
Cambiemos, que explica la pérdida de Massa de 6 puntos, recogidos por el
candidato oficialista. Al ser el voto del tigrense el más volátil, lo hace el
más difícil de contener. Una ráfaga de viento se lo puede llevar.
4.
4. Cansancio con el peronismo: aunque la crisis santacruceña
hacía prever el voto castigo, eso no quedaba tan claro en lugares como San Luis
y La Pampa, más avances notables de Cambiemos en Chaco o Santiago del Estero.
Más allá de cómo concluya el recuento de votos en PBA, y de las
interpretaciones sobré cuánto sacó el kirchnerismo y el peronismo no K, lo
cierto es que hay un mensaje de que necesita haber un cambio en la política,
que las dinastías eternas deben dar paso a otra cosa, y que el peronismo
fragmentado hoy no tiene una idea que concite entusiasmo, más allá de su voto
duro.
5.
5. Cambiemos desplazó al PRO: si hay una novedad interesante es
que se instaló la marca de la coalición por sobre la del partido de gobierno.
El PRO había quedado con un sesgo porteño y de grandes centros urbanos, y más
nivel medio alto. Cambiemos fue apropiado más popularmente, y es el signo de
que trasciende a las partes que lo conforman.
6.
6. No era el bolsillo?: como ya lo hemos analizado muchas veces
en esta columna, existe un error conceptual al indicar que la gente vota según
como le vaya al bolsillo. La gente vota según cómo le vaya a su contexto y la
expectativa que tenga sobre el futuro, no tanto por su situación individual.
Desde ese punto de vista, la mirada de la mayoría no era positiva, lo cual
indica que el factor económico tuvo una incidencia relativa.
7.
7. Ganó Cambiemos? Lo que corresponde decir es que fue la opción
política más votada. Si se confirma el escrutinio del domingo, hay 2 bloques
predominantes: el oficialismo que obtendría el 36 % y el kirchnersimo + PJ con
otro 36 %. A partir de eso viene una largo debate sobre son 2 cosas distintas o
son lo mismo con distinto nombre. Lo que se debe observar es el perfil del
votante, más que las adscripciones políticas (muy relativas en algunos casos)
de los dirigentes. Por estas horas se lo indica a Insfrán como K, lo cual suena
a superficial. Más lógicamente se debería hablar de “los peronismos”, sin
incluir a Massa en esa bolsa por ahora.
8.
8. Queda mucha tela para cortar sobre las primeras PASO en la
era macrista. Todo es muy nuevo y requiere de una observación más cuidadosa que
las que se leen en los medios del día siguiente.
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