jueves, agosto 17, 2017

Hipertensión y su relación con el Parkinson

Un estudio relaciona la hipertensión arterial con las formas más severas del Parkinson
José Bueri y Carol Kotliar, especialistas del Hospital Austral explican los alcances de este hallazgo y detallan qué es lo más importante a considerar pensando en la prevención.
Una investigación europea presentada durante el 3° Congreso de la Academia Europea de Neurología, celebrado en el mes de junio en Ámsterdam, estableció que los pacientes de Parkinson con presión arterial alta sufren una forma más grave de la enfermedad.
“Se sabe que la Hipertensión Arterial -presión arterial elevada- afecta la integridad neuronal en el cerebro, y por eso es muy común comprobar daño en la sustancia blanca cerebral, derivado de lesiones en las pequeñas arterias en pacientes hipertensos”, refirió el Dr. José Antonio Bueri, jefe del servicio de Neurología del Hospital Universitario Austral.
Por su parte, Kotliar, médica del staff de Cardiología, a cargo del Centro de Hipertensión Arterial del Hospital Universitario Austral, sostuvo que “la asociación (entre la presión alta y el Parkinson) es conocida, aunque con datos controversiales que motivan a seguir investigando”.
Investigaciones anteriores ya habían sugerido un vínculo entre la hipertensión y la enfermedad de Parkinson, e inclusive un equipo de la Universidad de Basilea publicó un documento en 2008 sugiriendo que algunos medicamentos para la presión arterial alta podrían reducir el riesgo de contraer la enfermedad de Parkinson. Sin embargo, la conexión exacta entre las dos condiciones ha sido desconocida.
Actualmente, una colaboración entre científicos británicos e italianos, analizó los datos de la base de la Iniciativa de Marcadores de Progresión (PPMI) patrocinada por el actor estadounidense y el paciente de Parkinson Michael J. Fox.
A partir de esta investigación, el equipo se propuso determinar si ciertos marcadores de la enfermedad de Parkinson eran diferentes en los pacientes no tratados, con y sin hipertensión y, en caso afirmativo, hasta qué punto.
Algunos de los marcadores incluidos en el estudio fueron parámetros neurológicos, como biomarcadores y los niveles de dopamina (sustancia deficitaria en el Parkinson, que es significativamente menor en los pacientes con presión alta). El equipo también observó los síntomas motores y no motores.
Bueri explicó qué sucede cuando la hipertensión no es lo único que sufre el paciente: “Si además el individuo padece otra enfermedad, en este caso el Parkinson, entonces el cerebro tendrá dos enfermedades. Por ejemplo, en los pacientes parkinsonianos hipertensos, se halló que tienen más rigidez y una evolución más agresiva, en comparación con los no hipertensos”.
Kotliar, aseguró que “se sabe que la hipertensión arterial está presente en 5 de cada 10 personas con Parkinson (el 48%). Como especialista en hipertensión arterial, me resulta muy relevante este conocimiento para el manejo de los pacientes, porque hay una compleja situación que se presenta en la mayoría de las personas afectadas por ambas patología”.
Se trata de un desajuste en el equilibrio que debe existir entre la presión que se tiene acostado y su modificación cuando uno se pone de pie. Estos pacientes suelen presentar valores altos de presión si se mide acostado o sentado, y estos valores descienden al pararse, situación conocida como ortostatismo.
Por esto es muy delicada la selección de tratamiento con fármacos para la presión alta debido a que se corre el riesgo de reducirla mucho al ponerse de pie y generar mayor riesgo de ACV o síncopes.
“Otra situación que es importante tener en cuenta es que el 40% de los hipertensos que tienen enfermedad de Parkinson presentan presión alta también durante el descanso nocturno, situación médicamente conocida como patrón de non dipper (la presión arterial es mayor o igual a 120 de máxima y/o igual o mayor a 70 de mínima cuando duermen). Esto también se asocia a mayor riesgo de complicaciones cardio y cerebrovasculares”, agregó la Dra. Kotliar.
Por su parte, entre los síntomas del Parkinson se destacan los temblores, la bradicinesia (lentitud de movimientos) y la rigidez muscular. Y fue justamente éste último el que apareció incrementado en los pacientes del estudio que tenían hipertensión arterial.
“Respecto a los marcadores que consideraron los investigadores, la idea fue determinar si alguno de ellos podía afectarse en mayor medida por la presencia de hipertensión. Y de hecho, el hallazgo de mayor rigidez en esos pacientes demostraría que mediante las lesiones que causa en el cerebro la hipertensión, acentúa algunos de los síntomas y no otros” explicó el Dr. Bueri. Y agregó: “Lo que no queda demostrado en el estudio es una relación lineal entre las cifras de tensión arterial y las formas más graves de Enfermedad de Parkinson. Sí, en cambio, observaron que el incremento en la tensión arterial sistólica sería el responsable por este fenómeno”, mencionando además que teniendo en cuenta la prevención, es importante que todo paciente diagnosticado con Parkinson sea tratado y controlado también por un especialista en presión arterial, dada la relación nociva que esta patología puede tener sobre el curso de la misma.
“Por mi parte, identifico 2 situaciones: la primera es prevenir el desarrollo de la hipertensión arterial como en el resto de la población, porque independientemente de tener Parkinson, la presión arterial elevada es un importantísimo factor de riesgo. En segundo lugar, si el paciente tiene Parkinson, es importante vigilar que no tenga caída de la presión con el cambio de posición u ortostatismo y seguir la eficacia del tratamiento sobre el valor de la presión diferencial o de pulso”, cerró la especialista. (Asteriscos TV).

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