Un estudio relaciona la hipertensión arterial con las formas más severas del Parkinson
José Bueri y Carol Kotliar, especialistas del Hospital Austral explican
los alcances de este hallazgo y detallan qué es lo más importante a
considerar pensando en la prevención.
Una investigación europea
presentada durante el 3° Congreso de la Academia Europea de Neurología,
celebrado en el mes de junio en Ámsterdam, estableció que los pacientes
de Parkinson con presión arterial alta sufren una forma más grave de la
enfermedad.
“Se sabe que la Hipertensión Arterial -presión
arterial elevada- afecta la integridad neuronal en el cerebro, y por eso
es muy común comprobar daño en la sustancia blanca cerebral, derivado
de lesiones en las pequeñas arterias en pacientes hipertensos”, refirió
el Dr. José Antonio Bueri, jefe del servicio de Neurología del Hospital
Universitario Austral.
Por su parte, Kotliar, médica del staff de
Cardiología, a cargo del Centro de Hipertensión Arterial del Hospital
Universitario Austral, sostuvo que “la asociación (entre la presión alta
y el Parkinson) es conocida, aunque con datos controversiales que
motivan a seguir investigando”.
Investigaciones anteriores ya
habían sugerido un vínculo entre la hipertensión y la enfermedad de
Parkinson, e inclusive un equipo de la Universidad de Basilea publicó un
documento en 2008 sugiriendo que algunos medicamentos para la presión
arterial alta podrían reducir el riesgo de contraer la enfermedad de
Parkinson. Sin embargo, la conexión exacta entre las dos condiciones ha
sido desconocida.
Actualmente, una colaboración entre científicos
británicos e italianos, analizó los datos de la base de la Iniciativa
de Marcadores de Progresión (PPMI) patrocinada por el actor
estadounidense y el paciente de Parkinson Michael J. Fox.
A
partir de esta investigación, el equipo se propuso determinar si ciertos
marcadores de la enfermedad de Parkinson eran diferentes en los
pacientes no tratados, con y sin hipertensión y, en caso afirmativo,
hasta qué punto.
Algunos de los marcadores incluidos en el
estudio fueron parámetros neurológicos, como biomarcadores y los niveles
de dopamina (sustancia deficitaria en el Parkinson, que es
significativamente menor en los pacientes con presión alta). El equipo
también observó los síntomas motores y no motores.
Bueri explicó
qué sucede cuando la hipertensión no es lo único que sufre el paciente:
“Si además el individuo padece otra enfermedad, en este caso el
Parkinson, entonces el cerebro tendrá dos enfermedades. Por ejemplo, en
los pacientes parkinsonianos hipertensos, se halló que tienen más
rigidez y una evolución más agresiva, en comparación con los no
hipertensos”.
Kotliar, aseguró que “se sabe que la hipertensión
arterial está presente en 5 de cada 10 personas con Parkinson (el 48%).
Como especialista en hipertensión arterial, me resulta muy relevante
este conocimiento para el manejo de los pacientes, porque hay una
compleja situación que se presenta en la mayoría de las personas
afectadas por ambas patología”.
Se trata de un desajuste en el
equilibrio que debe existir entre la presión que se tiene acostado y su
modificación cuando uno se pone de pie. Estos pacientes suelen presentar
valores altos de presión si se mide acostado o sentado, y estos valores
descienden al pararse, situación conocida como ortostatismo.
Por
esto es muy delicada la selección de tratamiento con fármacos para la
presión alta debido a que se corre el riesgo de reducirla mucho al
ponerse de pie y generar mayor riesgo de ACV o síncopes.
“Otra
situación que es importante tener en cuenta es que el 40% de los
hipertensos que tienen enfermedad de Parkinson presentan presión alta
también durante el descanso nocturno, situación médicamente conocida
como patrón de non dipper (la presión arterial es mayor o igual a 120 de
máxima y/o igual o mayor a 70 de mínima cuando duermen). Esto también
se asocia a mayor riesgo de complicaciones cardio y cerebrovasculares”,
agregó la Dra. Kotliar.
Por su parte, entre los síntomas del
Parkinson se destacan los temblores, la bradicinesia (lentitud de
movimientos) y la rigidez muscular. Y fue justamente éste último el que
apareció incrementado en los pacientes del estudio que tenían
hipertensión arterial.
“Respecto a los marcadores que
consideraron los investigadores, la idea fue determinar si alguno de
ellos podía afectarse en mayor medida por la presencia de hipertensión. Y
de hecho, el hallazgo de mayor rigidez en esos pacientes demostraría
que mediante las lesiones que causa en el cerebro la hipertensión,
acentúa algunos de los síntomas y no otros” explicó el Dr. Bueri. Y
agregó: “Lo que no queda demostrado en el estudio es una relación lineal
entre las cifras de tensión arterial y las formas más graves de
Enfermedad de Parkinson. Sí, en cambio, observaron que el incremento en
la tensión arterial sistólica sería el responsable por este fenómeno”,
mencionando además que teniendo en cuenta la prevención, es importante
que todo paciente diagnosticado con Parkinson sea tratado y controlado
también por un especialista en presión arterial, dada la relación nociva
que esta patología puede tener sobre el curso de la misma.
“Por
mi parte, identifico 2 situaciones: la primera es prevenir el desarrollo
de la hipertensión arterial como en el resto de la población, porque
independientemente de tener Parkinson, la presión arterial elevada es un
importantísimo factor de riesgo. En segundo lugar, si el paciente tiene
Parkinson, es importante vigilar que no tenga caída de la presión con
el cambio de posición u ortostatismo y seguir la eficacia del
tratamiento sobre el valor de la presión diferencial o de pulso”, cerró
la especialista. (Asteriscos TV).
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