Los derechos son inalienables de cada ser viviente y tiene su limite en la obligación. Porque a cada derecho le corresponde una obligación. A todos sin ecuanón nos corresponde este don niños, jóvenes adultos incluso ancianos
Este don es de personas de buena leche, pero esto viene como una semilla y se debe cultivar desde pequeño, los padres, abuelos y todos quienes tengan alguna responsabilidad con los niños deben enseñarlo, especialmente con sus propios hechos. Porque después debemos aceptar estoicamente las cosechas. Y las cosechas son ni mas ni menos que el resultado de nuestro esfuerzo, paciencia y amor puesto al servicio de cada hecho cada día.
Son muchas las formas de quitarle a las mayorías sus derechos ya sea de palabra, obra u omisión.
En el hogar, en el trabajo, en la escuela, la calle, somos todos responsables de ello los padres, los empresarios, los docentes, las autoridades políticas y sociales, en fin, de una manera o de otra todos en algún momento lo somos, porque de algún modo todos somos víctimas y victimarios.
Ver hoy 200 años después de aquella gesta de mayo que con tanto ahínco hemos festejado, que hay niños, jóvenes, mujeres, hasta familias enteras durmiendo en las calles, es un derecho no cumplido, pero de ello somos todos responsables, pero los verdaderos culpables son los que haciendo politiquería barata acostumbraron a muchos ciudadanos a que para tener no hay que hacer sacrificios, les hicieron creer que el estado (todos nosotros) estamos obligados a darles. El ejemplo mas reciente es en muchos casos que para que vayan a la escuela deben pagarle a los padres para que los manden, o peor aún para que los documente, los lleven al pediatra, los vacunen (hoy vemos los registros civiles colmados, más que de costumbre, padres y madres disgustados porque tiene que amanecerse haciendo colas para vacunar y/o retirar papeles para convertir a sus hijos en ciudadanos), amenazando a docentes porque quieren cobrar todo el año, como si estos fueron quienes tienen la obligación de levantar a ese niño para que llegue a la escuela. Todo niño tiene derecho a ser ciudadano y también a ser educado y atendido en su salud; en especial por sus padres.
Los jóvenes que no trabajan ni estudian, son responsabilidad de sus padres y también de las autoridades.
Las familias que no tienen un techo adecuado, los ancianos solos y abandonados a su suerte. A ellos les pregunto ¿Cuando era joven guardó para la vejez, pagó su jubilación, atendió a sus hijos, fue cariñoso con ellos, porque la vida es una siembra constante y es bíblico, que cada cual cosechará su siembra.
Pero considero que hay una deuda de honor con aquellos que a pesar de que nuestro país vive una crisis constante, que pagan siempre los que trabajan, muchas familias han invertido sus pocos pesos o parte de ellos en educar a sus hijos y tratar de construir su techo. A ellos nunca les alcanzan los subsidios, por tener un techo propio, por enviar a sus hijos a escuelas privadas, siempre quedan fuera. Lo mismo los niños y jóvenes que comienzan y terminan sus estudios en tiempo y forma, no es que sean ricos, sino que lo hacen con esfuerzo de ellos, porque muchos además trabajan, todo la familia colabora.
Este don es de personas de buena leche, pero esto viene como una semilla y se debe cultivar desde pequeño, los padres, abuelos y todos quienes tengan alguna responsabilidad con los niños deben enseñarlo, especialmente con sus propios hechos. Porque después debemos aceptar estoicamente las cosechas. Y las cosechas son ni mas ni menos que el resultado de nuestro esfuerzo, paciencia y amor puesto al servicio de cada hecho cada día.
Son muchas las formas de quitarle a las mayorías sus derechos ya sea de palabra, obra u omisión.
En el hogar, en el trabajo, en la escuela, la calle, somos todos responsables de ello los padres, los empresarios, los docentes, las autoridades políticas y sociales, en fin, de una manera o de otra todos en algún momento lo somos, porque de algún modo todos somos víctimas y victimarios.
Ver hoy 200 años después de aquella gesta de mayo que con tanto ahínco hemos festejado, que hay niños, jóvenes, mujeres, hasta familias enteras durmiendo en las calles, es un derecho no cumplido, pero de ello somos todos responsables, pero los verdaderos culpables son los que haciendo politiquería barata acostumbraron a muchos ciudadanos a que para tener no hay que hacer sacrificios, les hicieron creer que el estado (todos nosotros) estamos obligados a darles. El ejemplo mas reciente es en muchos casos que para que vayan a la escuela deben pagarle a los padres para que los manden, o peor aún para que los documente, los lleven al pediatra, los vacunen (hoy vemos los registros civiles colmados, más que de costumbre, padres y madres disgustados porque tiene que amanecerse haciendo colas para vacunar y/o retirar papeles para convertir a sus hijos en ciudadanos), amenazando a docentes porque quieren cobrar todo el año, como si estos fueron quienes tienen la obligación de levantar a ese niño para que llegue a la escuela. Todo niño tiene derecho a ser ciudadano y también a ser educado y atendido en su salud; en especial por sus padres.
Los jóvenes que no trabajan ni estudian, son responsabilidad de sus padres y también de las autoridades.
Las familias que no tienen un techo adecuado, los ancianos solos y abandonados a su suerte. A ellos les pregunto ¿Cuando era joven guardó para la vejez, pagó su jubilación, atendió a sus hijos, fue cariñoso con ellos, porque la vida es una siembra constante y es bíblico, que cada cual cosechará su siembra.
Pero considero que hay una deuda de honor con aquellos que a pesar de que nuestro país vive una crisis constante, que pagan siempre los que trabajan, muchas familias han invertido sus pocos pesos o parte de ellos en educar a sus hijos y tratar de construir su techo. A ellos nunca les alcanzan los subsidios, por tener un techo propio, por enviar a sus hijos a escuelas privadas, siempre quedan fuera. Lo mismo los niños y jóvenes que comienzan y terminan sus estudios en tiempo y forma, no es que sean ricos, sino que lo hacen con esfuerzo de ellos, porque muchos además trabajan, todo la familia colabora.
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