Joan Mac Donald, arquitecta chilena y ex viceministra de Vivienda de su país, afirmó que es partidaria de apoyar a las comunidades marginales en el mejoramiento de sus viviendas, antes que buscar programas de vivienda nueva, en la VII Bienal Iberoamericana de Arquitectura y Urbanismo, que tuvo lugar en Medellin.
Considerada una de las personas que más conoce el problema de vivienda popular en Latinoamérica y en el mundo en general hizo algunas afirmaciones:
-“Los pobres ya tienen una vivienda, puede que sea mala, pero están viviendo en algún lado. En mi experiencia como viceministro encontré que lo importante no es solo construir viviendas nuevas. Ese es un sesgo latinoamericano. Es más eficiente mejorar la vivienda existente que pensar solo en vivienda nueva
-Siempre hay que hacer vivienda nueva, pero pretender que en América Latina, donde el 25 por ciento de la gente vive en tugurios, vamos a reemplazar esos hogares con vivienda nueva es una utopía. La mejor opción es combinar la vivienda nueva y mejorar la que ya existe.
-Las políticas de vivienda en nuestros países nace generalmente desde el sector de la construcción. Ellos entienden que la solución del problema pasa por la construcción de nuevas viviendas, ese es su negocio. Ellos encuentra que las casas pobres están mal hechas y zonas no muy adecuadas. Pero muchos de los habitantes de esos barrios no se quieren mover porque están cerca de sus zonas de trabajo. La gente, en general, prefiere quedarse donde está”.
-En Tailandia existen un gran programa masivo de mejoramiento de vivienda. El gobierno garantiza el financiamiento a través de subsidios; el municipio, los servicios y la legalización de los terrenos; la universidad, la asistencia técnica y la comunidad la mano de obra y la organización. Allí la gente está dispuesta a asumir los costos, inclusive si eso significa achicar los terrenos. En Asia, a diferencia de Latinoamérica, no se considera que la gente, por ser pobre, no puede ahorrar, he visto gente en la India que vive en la calle y ahorra una rupia diaria.
- Tenemos que tener cuidado en que nuestro modelo de ciudad no debe ser la ciudad formal. Nuestro sueño no es que la gente de las barriadas termine en un Mall y con casitas de clase media. Ellos pueden tener un mejor nivel de vida, tienen redes de contacto y existe el concepto de vecindad. Tienen un realismo de las cosas, construyen con lo que tienen. Crear una ciudad más inclusiva no significa meter a los pobres en la ciudad formal sino establecer contacto y articulaciones positivas entre esas dos opciones de modo que lo que le falta al pobre, baño decente, agua limpia o lugares de juego lo puedan obtener y no se pierdan los valores internos de la comunidad.
Considerada una de las personas que más conoce el problema de vivienda popular en Latinoamérica y en el mundo en general hizo algunas afirmaciones:
-“Los pobres ya tienen una vivienda, puede que sea mala, pero están viviendo en algún lado. En mi experiencia como viceministro encontré que lo importante no es solo construir viviendas nuevas. Ese es un sesgo latinoamericano. Es más eficiente mejorar la vivienda existente que pensar solo en vivienda nueva
-Siempre hay que hacer vivienda nueva, pero pretender que en América Latina, donde el 25 por ciento de la gente vive en tugurios, vamos a reemplazar esos hogares con vivienda nueva es una utopía. La mejor opción es combinar la vivienda nueva y mejorar la que ya existe.
-Las políticas de vivienda en nuestros países nace generalmente desde el sector de la construcción. Ellos entienden que la solución del problema pasa por la construcción de nuevas viviendas, ese es su negocio. Ellos encuentra que las casas pobres están mal hechas y zonas no muy adecuadas. Pero muchos de los habitantes de esos barrios no se quieren mover porque están cerca de sus zonas de trabajo. La gente, en general, prefiere quedarse donde está”.
-En Tailandia existen un gran programa masivo de mejoramiento de vivienda. El gobierno garantiza el financiamiento a través de subsidios; el municipio, los servicios y la legalización de los terrenos; la universidad, la asistencia técnica y la comunidad la mano de obra y la organización. Allí la gente está dispuesta a asumir los costos, inclusive si eso significa achicar los terrenos. En Asia, a diferencia de Latinoamérica, no se considera que la gente, por ser pobre, no puede ahorrar, he visto gente en la India que vive en la calle y ahorra una rupia diaria.
- Tenemos que tener cuidado en que nuestro modelo de ciudad no debe ser la ciudad formal. Nuestro sueño no es que la gente de las barriadas termine en un Mall y con casitas de clase media. Ellos pueden tener un mejor nivel de vida, tienen redes de contacto y existe el concepto de vecindad. Tienen un realismo de las cosas, construyen con lo que tienen. Crear una ciudad más inclusiva no significa meter a los pobres en la ciudad formal sino establecer contacto y articulaciones positivas entre esas dos opciones de modo que lo que le falta al pobre, baño decente, agua limpia o lugares de juego lo puedan obtener y no se pierdan los valores internos de la comunidad.
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