Desde mañana lunes, viejos y reconocidos patrones de barrios con poblaciones de bajos recursos presionan para ocupar tierras. Se movilizan en grupos y envían mensajes a autoridades locales y referentes políticos cercanos al gobierno, como organizaciones piqueteras. También se vieron a sectores de la izquierda más radicalizada, siempre activos ante sucesos de caos social. Varios intendentes frenaron usurpaciones. Aunque aún no hay versiones sobre acciones policiales, hay temor por una escalada de violencia incontrolable, con miles de personas en las calles.
Además de ordenar y ampliar el frente oficialista, la interna abierta del 14 de agosto, tal como está diagramada en la ley electoral aún no reglamentada, será también la vuelta a la plena actividad de los punteros políticos en los barrios más poblados del conurbano bonaerense, decisivos en una elección de la provincia de Buenos Aires y clave en los comicios nacionales.
Esta semana, con el pulso de las usurpaciones en el sur de la Capital Federal, los viejos punteros que hicieron escuela en los noventa habrían vuelto a la acción, asociados a los resabios de las nuevas camadas que no encontraron lugar en el esquema de poder actual, donde los caciques barriales ya no juntan votos para internas sino que consolidan la base electoral para las generales.
Según describieron ante LPO dirigentes piqueteros vinculados al Gobierno y fuentes de municipios del conurbano con llegada a la Casa Rosada, los punteros “desocupados” estuvieron activos en casi todas las amenazas de usurpaciones, la mayoría de ellas frenadas por los propios líderes locales, sin imágenes de registro.
La única excepción es Quilmes, donde el propio intendente, el ultra K Francisco “Barba” Gutiérrez, evitó cualquier intervención policial y soportó la consecuencia de seis terrenos usurpados por vecinos no dispuestos a retirarse sin antes resolver su déficit habitacional.
Según fuentes de la región, no actuaron igual sus colegas Julio Pereyra (Florencio Varela) y Juan José Mussi (Berazategui), también cercanos al Gobierno, quienes habrían acudido a los comisarios de sus distritos para impedir asentamientos.
Lo de Quilmes es un caso testigo de un escenario que estaría creciendo en el territorio más poblado con más cordones de pobreza del país. El líder de una agrupación piquetera alineada con el Gobierno contó a LPO que el lunes un grupo de vecinos se acercó a una unidad básica de Dock Sud (Avellaneda) a pedir ayuda para tomar unos terrenos de Bernal. Pronto fueron identificados como “quienes el año pasado trabajaron para Francisco De Narváez”.
La pelea por integrarse en la multiplicidad de nóminas que abrió el año pasado el empresario en cada distrito fue, en sí misma, una guerra de punteros del PJ alejados del kirchnerismo, quienes terminaron poblando las varias listas que De Narváez cobijó por distrito con la idea de no molestar a los intendentes que iban pegados a Néstor Kirchner.
La incursión de viejos barones, por ejemplo, dejó como diputado provincial a Juan Carlos Piriz (hoy preside el bloque de Felipe Solá), un viejo operador de Alberto Pierri en el Mercado Central. Fue una jugada alimentada por Eduardo Duhalde, quien coló a sus allegados hasta donde pudo, ya que la anarquía terminó dominando la definición de las listas. Y muy pocos quedaron contentos.
“Es un facilismo pensar que todo lo digita Duhalde. Los punteros trabajan para ellos y entienden los gestos”, interpreta, con mucha coherencia, un piquetero K que vio a varios de los viejos trabajadores barriales caminar con intensidad sus zonas de influencia.
La misma fuente recuerda una máxima repetida por el ex gobernador y aprendida en 2001 por muchos de los oficialistas de hoy: la conflictividad social funciona en diciembre, “el último mes en que se le puede quitar o pedir algo a un gobierno”. Sólo resta hacer memoria: hace un año la provincia se conmovió con dos asesinatos en Bernal y en 2008, también para esta época, se sembró una alerta por posibles saqueos.
En Quilmes hacen la misma lectura: “De las seis tomas dos fueron en tierras cercanas a los frigoríficos Finexcor y Penta. Pero el resto se dio en baldíos cercanos a villas que suelen usarse por los propios vecinos para jugar a fútbol. Vimos a punteros que, en realidad trabajan para ellos. Estuvieron con (el jefe de Gabinete y ex intendente local) Aníbal Fernández pero también con (el jefe comunal hasta 2007 Sergio) Villordo. Hoy no están con nosotros”, graficó a LPO un vocero municipal.
Villordo es otro buen caso de aquella guerra abierta punteril que fue la puja por el armado de listas de Unión Pro en el conurbano. Sorprendió con un cartel en autopista Buenos Aires-La Plata proclamándose como referente de De Narváez que obligó al propio empresario a desmentir cualquier vínculo.
Sin embargo, la lista final de Unión Pro fue encabezada por Roberto Gaudio, reconocido ladero de Villordo que aún tenía dos años de mandato como concejal. En el conurbano, el trabajo a cuenta funciona con candidatos que sólo tienen en su haber encuestas favorables y es esa una de las máximas recordada por estos días.
Más tomas frenadas
En el conurbano oeste también hubo intentos de usurpaciones, además de la que sí funcionó en un terreno de tres manzanas en González Catán, localidad de la interminable ciudad de La Matanza, donde en cada elección votan 800 mil personas muchas de ellas arrimadas por viejos líderes.
Ese mismo lunes, un micro de gente partió desde Moreno en dirección a Ituzaingó, donde gobierna el kirchnerista Alberto Descalzo, uno de los jefes comunales que tenía diálogo permanente con Néstor Kirchner.
Conocedor de la zona, Descalzo frenó la avanzada con el patrullaje local que tiene para custodiar la zona lindera a los terrenos del Ceamse. Dirigentes del PJ local consultados por LPO dijeron desconocer a los ocupantes de esos micros y mucho menos su destino. Admitieron que sí hablaban de usurpar tierras.
El lunes algunas agrupaciones kirchneristas estallaron en pánico ante una posible escalada de usurpaciones, que obligara a una represión policial de la que el Gobierno sería el mayor perjudicado. Calculaban que si el gobierno no actuaba en dos días el conflicto pudiera involucrar a 150 mil personas y se tornara incontrolable.
Con ese diagnóstico, el Gobierno, con Aníbal Fernández como escudo, identificó al otro día a los supuestos desestabilizadores (Eduardo Duhalde, el sindicalista Luis Barrionuevo y el legislador porteño del Pro Cristian Ritondo lidera la lista de acusados por los K) y negoció una salida urgente, que incluyó un compromiso de no beneficiar con planes sociales o viviendas a los responsables de nuevas usurpaciones.
Lo que para el Gobierno de la Ciudad fue un logro fue, en realidad, un mensaje interno del kirchnerismo a sus organizaciones para que no se dejaran tentar con ofertas para participar de usurpaciones promovidas por punteros desocupados.
Se trata de un universo vasto e imposible de centralizar que tal vez Mauricio Macri nunca logre dimensionar, con beneficiarios de planes como Argentina Trabaja, Planes PEC, Barrios bonaerenses, o bendecidos con alimentos y subsidios. Con el amparo de la Casa Rosada, los punteros K, en estas horas, tratan de recordarle a sus seguidores que perderán cualquier ayuda que le acercaron si no se portan como corresponde.
La izquierda, siempre sospechada
Las organizaciones de izquierda más dura nunca faltan en semanas como estas, como tampoco escasean las sospechas sobre sus reales intenciones, mucho más cuando se analizan las consecuencias de sus actos.
El propio Eduardo Duhalde en su libro sobre su caótico arribo a la presidencia, posterior a semanas de saqueos y cacerolazos, le dedicó un capítulo a esa tesis. “La izquierda, siempre funcional a la derecha”, lo tituló.
También el lunes, la izquierda se hizo sentir con una movilización al Ministerio de Desarrollo Social liderada por el Frente Darío Santillán, que no se extendió demasiado pero sorprendió al ser detectada por algunas cámaras.
El jueves 9 de diciembre, cuando el conflicto por el parque indoamericano comenzaba a estallar con la confirmación de dos muertos, la Federación de Organizaciones de Base (FOB), convocó a una marcha “por una vivienda digna” para el día siguiente, con concentraciones en Plaza Sarmiento} y al Gran Rosario.
Algunas organizacions que integran la Fob son el MTD Lucha y Libertad (Villa 20 Lugano, Capital, Villa Celina, Matanza), FUP - Frente de Unidad Popular (Berazategui-Varela-Brown), MTD “Oscar Barrios” (José C. Paz-San Miguel-Moreno), MB12 - Movimiento Barrial 12 de Agosto (Claypole), Centro Social Desde Abajo (San Cristobal, Capital). Regional Rosario: MSI - Movimiento Solidario Independiente (Cabín 9, Gran Rosario, VEL - Movimiento Vecinos en Lucha (Rosario) y MILO - Movimiento Independiente “Los Olvidados” (Rosario).
El mismo comunicado, que puede encontrarse en su página web, anunció que la regional Buenos Aires iba a movilizar a Carrefour y Makro de Avellaneda, “con el fin de pedir la colaboración de alimentos básicos para poder pasar las fiestas dignamente y llevarle algo a la mesa de nuestros niños”. Para muchos kirchneristas, esa convocatoria fue casi una invitación a reeditar los saqueos de hace casi una década. Y que, de repetirse, podrían complicar y mucho a Cristina Kirchner. (La Política OnLine).
Además de ordenar y ampliar el frente oficialista, la interna abierta del 14 de agosto, tal como está diagramada en la ley electoral aún no reglamentada, será también la vuelta a la plena actividad de los punteros políticos en los barrios más poblados del conurbano bonaerense, decisivos en una elección de la provincia de Buenos Aires y clave en los comicios nacionales.
Esta semana, con el pulso de las usurpaciones en el sur de la Capital Federal, los viejos punteros que hicieron escuela en los noventa habrían vuelto a la acción, asociados a los resabios de las nuevas camadas que no encontraron lugar en el esquema de poder actual, donde los caciques barriales ya no juntan votos para internas sino que consolidan la base electoral para las generales.
Según describieron ante LPO dirigentes piqueteros vinculados al Gobierno y fuentes de municipios del conurbano con llegada a la Casa Rosada, los punteros “desocupados” estuvieron activos en casi todas las amenazas de usurpaciones, la mayoría de ellas frenadas por los propios líderes locales, sin imágenes de registro.
La única excepción es Quilmes, donde el propio intendente, el ultra K Francisco “Barba” Gutiérrez, evitó cualquier intervención policial y soportó la consecuencia de seis terrenos usurpados por vecinos no dispuestos a retirarse sin antes resolver su déficit habitacional.
Según fuentes de la región, no actuaron igual sus colegas Julio Pereyra (Florencio Varela) y Juan José Mussi (Berazategui), también cercanos al Gobierno, quienes habrían acudido a los comisarios de sus distritos para impedir asentamientos.
Lo de Quilmes es un caso testigo de un escenario que estaría creciendo en el territorio más poblado con más cordones de pobreza del país. El líder de una agrupación piquetera alineada con el Gobierno contó a LPO que el lunes un grupo de vecinos se acercó a una unidad básica de Dock Sud (Avellaneda) a pedir ayuda para tomar unos terrenos de Bernal. Pronto fueron identificados como “quienes el año pasado trabajaron para Francisco De Narváez”.
La pelea por integrarse en la multiplicidad de nóminas que abrió el año pasado el empresario en cada distrito fue, en sí misma, una guerra de punteros del PJ alejados del kirchnerismo, quienes terminaron poblando las varias listas que De Narváez cobijó por distrito con la idea de no molestar a los intendentes que iban pegados a Néstor Kirchner.
La incursión de viejos barones, por ejemplo, dejó como diputado provincial a Juan Carlos Piriz (hoy preside el bloque de Felipe Solá), un viejo operador de Alberto Pierri en el Mercado Central. Fue una jugada alimentada por Eduardo Duhalde, quien coló a sus allegados hasta donde pudo, ya que la anarquía terminó dominando la definición de las listas. Y muy pocos quedaron contentos.
“Es un facilismo pensar que todo lo digita Duhalde. Los punteros trabajan para ellos y entienden los gestos”, interpreta, con mucha coherencia, un piquetero K que vio a varios de los viejos trabajadores barriales caminar con intensidad sus zonas de influencia.
La misma fuente recuerda una máxima repetida por el ex gobernador y aprendida en 2001 por muchos de los oficialistas de hoy: la conflictividad social funciona en diciembre, “el último mes en que se le puede quitar o pedir algo a un gobierno”. Sólo resta hacer memoria: hace un año la provincia se conmovió con dos asesinatos en Bernal y en 2008, también para esta época, se sembró una alerta por posibles saqueos.
En Quilmes hacen la misma lectura: “De las seis tomas dos fueron en tierras cercanas a los frigoríficos Finexcor y Penta. Pero el resto se dio en baldíos cercanos a villas que suelen usarse por los propios vecinos para jugar a fútbol. Vimos a punteros que, en realidad trabajan para ellos. Estuvieron con (el jefe de Gabinete y ex intendente local) Aníbal Fernández pero también con (el jefe comunal hasta 2007 Sergio) Villordo. Hoy no están con nosotros”, graficó a LPO un vocero municipal.
Villordo es otro buen caso de aquella guerra abierta punteril que fue la puja por el armado de listas de Unión Pro en el conurbano. Sorprendió con un cartel en autopista Buenos Aires-La Plata proclamándose como referente de De Narváez que obligó al propio empresario a desmentir cualquier vínculo.
Sin embargo, la lista final de Unión Pro fue encabezada por Roberto Gaudio, reconocido ladero de Villordo que aún tenía dos años de mandato como concejal. En el conurbano, el trabajo a cuenta funciona con candidatos que sólo tienen en su haber encuestas favorables y es esa una de las máximas recordada por estos días.
Más tomas frenadas
En el conurbano oeste también hubo intentos de usurpaciones, además de la que sí funcionó en un terreno de tres manzanas en González Catán, localidad de la interminable ciudad de La Matanza, donde en cada elección votan 800 mil personas muchas de ellas arrimadas por viejos líderes.
Ese mismo lunes, un micro de gente partió desde Moreno en dirección a Ituzaingó, donde gobierna el kirchnerista Alberto Descalzo, uno de los jefes comunales que tenía diálogo permanente con Néstor Kirchner.
Conocedor de la zona, Descalzo frenó la avanzada con el patrullaje local que tiene para custodiar la zona lindera a los terrenos del Ceamse. Dirigentes del PJ local consultados por LPO dijeron desconocer a los ocupantes de esos micros y mucho menos su destino. Admitieron que sí hablaban de usurpar tierras.
El lunes algunas agrupaciones kirchneristas estallaron en pánico ante una posible escalada de usurpaciones, que obligara a una represión policial de la que el Gobierno sería el mayor perjudicado. Calculaban que si el gobierno no actuaba en dos días el conflicto pudiera involucrar a 150 mil personas y se tornara incontrolable.
Con ese diagnóstico, el Gobierno, con Aníbal Fernández como escudo, identificó al otro día a los supuestos desestabilizadores (Eduardo Duhalde, el sindicalista Luis Barrionuevo y el legislador porteño del Pro Cristian Ritondo lidera la lista de acusados por los K) y negoció una salida urgente, que incluyó un compromiso de no beneficiar con planes sociales o viviendas a los responsables de nuevas usurpaciones.
Lo que para el Gobierno de la Ciudad fue un logro fue, en realidad, un mensaje interno del kirchnerismo a sus organizaciones para que no se dejaran tentar con ofertas para participar de usurpaciones promovidas por punteros desocupados.
Se trata de un universo vasto e imposible de centralizar que tal vez Mauricio Macri nunca logre dimensionar, con beneficiarios de planes como Argentina Trabaja, Planes PEC, Barrios bonaerenses, o bendecidos con alimentos y subsidios. Con el amparo de la Casa Rosada, los punteros K, en estas horas, tratan de recordarle a sus seguidores que perderán cualquier ayuda que le acercaron si no se portan como corresponde.
La izquierda, siempre sospechada
Las organizaciones de izquierda más dura nunca faltan en semanas como estas, como tampoco escasean las sospechas sobre sus reales intenciones, mucho más cuando se analizan las consecuencias de sus actos.
El propio Eduardo Duhalde en su libro sobre su caótico arribo a la presidencia, posterior a semanas de saqueos y cacerolazos, le dedicó un capítulo a esa tesis. “La izquierda, siempre funcional a la derecha”, lo tituló.
También el lunes, la izquierda se hizo sentir con una movilización al Ministerio de Desarrollo Social liderada por el Frente Darío Santillán, que no se extendió demasiado pero sorprendió al ser detectada por algunas cámaras.
El jueves 9 de diciembre, cuando el conflicto por el parque indoamericano comenzaba a estallar con la confirmación de dos muertos, la Federación de Organizaciones de Base (FOB), convocó a una marcha “por una vivienda digna” para el día siguiente, con concentraciones en Plaza Sarmiento} y al Gran Rosario.
Algunas organizacions que integran la Fob son el MTD Lucha y Libertad (Villa 20 Lugano, Capital, Villa Celina, Matanza), FUP - Frente de Unidad Popular (Berazategui-Varela-Brown), MTD “Oscar Barrios” (José C. Paz-San Miguel-Moreno), MB12 - Movimiento Barrial 12 de Agosto (Claypole), Centro Social Desde Abajo (San Cristobal, Capital). Regional Rosario: MSI - Movimiento Solidario Independiente (Cabín 9, Gran Rosario, VEL - Movimiento Vecinos en Lucha (Rosario) y MILO - Movimiento Independiente “Los Olvidados” (Rosario).
El mismo comunicado, que puede encontrarse en su página web, anunció que la regional Buenos Aires iba a movilizar a Carrefour y Makro de Avellaneda, “con el fin de pedir la colaboración de alimentos básicos para poder pasar las fiestas dignamente y llevarle algo a la mesa de nuestros niños”. Para muchos kirchneristas, esa convocatoria fue casi una invitación a reeditar los saqueos de hace casi una década. Y que, de repetirse, podrían complicar y mucho a Cristina Kirchner. (La Política OnLine).
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