El diputado Francisco de Narváez, candidato a gobernar la provincia de Buenos Aires por la opositora Unión para el Desarrollo Social (Udeso), vaticinó hoy, que habrá un "nuevo peronismo" en Argentina tras las elecciones del próximo domingo.
De Narváez, confía en que arrebatará el gobierno de la provincia más rica y poblada del país a Daniel Scioli.
En las primarias de agosto pasado, Scioli, aliado de la presidenta, obtuvo el 47 % de los votos, casi treinta puntos por encima de De Narváez, pero el postulante de Udeso aseguró que esa brecha "se acorta día a día".
De Narváez atribuyó el resultado obtenido por Scioli en las primarias a un sistema electoral "muy arcaico" que "produce un fuerte condicionamiento y un arrastre" desde Fernández, que en agosto obtuvo un 50,24 % a nivel nacional, hacia el gobernador.
"Estamos convencidos de que el domingo ese arrastre que hubo en las primarias no se va a repetir: en la provincia de Buenos Aires vamos a ganar nosotros", afirmó el diputado, nacido en Bogotá hace 58 años, pero afincado en el país desde los tres.
Ante la inminencia de que el oficialismo recupere este domingo la mayoría propia en el Parlamento, De Narváez apuntó que "siempre el poder absoluto es preocupante" pues "la democracia requiere de pesos y contrapesos".
"El gran equilibrio en Argentina lo produce la provincia de Buenos Aires. Si la provincia de Buenos Aires no es irrestrictamente afín al Gobierno nacional, se produce de por sí federalismo", consideró, antes de asegurar que al país siempre le ha "ido mal cuando el Gobierno de la provincia ha sido súbdito del Gobierno nacional".
En este sentido, opinó que Scioli tiene "una predisposición inconsciente a ser un gobernado y no un gobernador", subrayó que no ve a su rival "con la voluntad o el carácter" para tomar las "decisiones correctas que no siempre son las más esperadas por la gente" y lo descartó como posible líder peronista en el futuro: "no lo veo en la actitud de construir en el largo plazo".
De Narváez consideró que habrá "un antes y un después" de los comicios de este domingo, tras los cuales surgirá un "nuevo peronismo" que deberá ser uno de los vértices de un bipartidismo a construir en Argentina.
"Kirchner entendió que tenía que destruir, atomizar, el sistema político y lo hizo. Ahora es momento de reconstruir y me gustaría llegar a una Argentina bipartidista, como lo es España, con el Partido Popular y Partido Socialista Español, o los Estados Unidos, donde la alternancia es lo que va corrigiendo el rumbo de las políticas públicas", señaló.
El empresario avizora a un peronismo "de centro, moderado, que atribuye al Estado un fuerte rol pero que da también un margen de acción muy importante al sector privado", y un "nuevo radicalismo", "como fuerza centro-progresista, con una visión un poco más intervencionista del Estado".
Precisamente, para estas elecciones De Narváez ha sellado una alianza con el diputado radical Ricardo Alfonsín, candidato a presidente por Udeso, dejando de lado otros postulantes del peronismo disidente.
De Narváez segura ser parte de un "peronismo moderno" que "entiende que Argentina no ha prosperado bajo los gobiernos peronistas de los últimos tiempos".
"Quiero un peronismo distinto, un peronismo con debate. El kirchnerismo no tiene política, entiende que todo dirigente tiene un precio y su filosofía es que está dispuesto a pagarlo", afirmó.
A su juicio, la provincia de Buenos Aires tiene tres problemas centrales: la pobreza estructural, el crimen organizado y el narcotráfico y la falta de apego a la ley.
"El clientelismo político aumenta la pobreza. La no acción coordinada y categórica en contra del crimen organizado hace que la provincia sea el campo de operación del narcotráfico en Argentina; y la falta de apego a la ley tiene que ver con el no cumplimiento de ciertas normas", sostuvo.
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