Las familias advirtieron que lo ganado en el mes es insuficiente para cubrir las necesidades básicas. Retrocedió la capacidad de ahorro.
Un estudio del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) pone de manifiesto el alarmante deterioro del poder adquisitivo entre 2010 y 2013.
Según el relevamiento, casi 4 de cada 10 hogares en el país percibieron que sus ingresos no alcanzan para satisfacer sus necesidades de consumo.
La insuficiencia de ingresos evolucionó desfavorablemente entre 2010 y 2013 al pasar del 33,4 al 39,2%, indica el informe que será presentado este jueves. "Los que evidenciaron un mayor empeoramiento de su situación fueron los sectores más desfavorecidos de la sociedad, especialmente aquellos hogares ubicados en villas y asentamientos precarios", agrega. En simultáneo, se advierte que cayó la capacidad de ahorro de la gente, luego de un leve repunte en 2011.
Las cifras revelan el malestar de las familias con respecto a la evolución de sus ingresos, pese al crecimiento de los planes sociales y los niveles de empleo en los últimos cuatro años. Y esta percepción subjetiva sería peor este año, al dispararse la inflación en torno al 40 por ciento y la pérdida de puestos de trabajo en numerosos sectores de la economía.
Acerca de los planes sociales, el informe sostiene que en 2013 "alrededor de 2 de cada 10 hogares de los principales centros urbanos eran receptores de alguna política social de empleo o de transferencia de ingresos". Sin embargo, aclara: "este hecho no se tradujo en un cambio estructural significativo en relación con la necesidad de cada sector – según nivel socioeconómico, ocupacional o condición residencial del hogar – de recurrir a tales programas como estrategia de subsistencia".
La pobreza estructural - la que refiere a la privación de alimentos básicos- se mantuvo cerca del 12 por ciento de los hogares, mientras que las familias de escasos ingresos la "inseguridad alimentaria"alcanza hasta el 30% de los hogares.
"Hay aspectos que han mejorado de forma indiscutible y no se pueden dejar de señalar. La crisis de 2001, incluso hasta 2003, fue muy grave. A partir de allí hubo un proceso que produjo transformaciones importantes en cuanto a la recuperación del mercado de trabajo, de ingresos, de consumo, de recuperación del empleo, reducción de la pobreza, mejoras en la inversión pública y en la infraestructura social que hizo que mucha gente viviera mejor”, planteó Agustín Salvia, coordinador del Barómetro de la Deuda Social de la UCA.
No obstante, agregó: “Ahora, ¿qué ha ocurrido a la vez? Mantenemos todavía un núcleo duro de marginalidad, de población que no es necesaria para este modelo, para este sistema económico, y por lo tanto requiere de políticas, de programas sociales para ser sustentable”.
La falta de estabilidad laboral y la desocupación continúa siendo un problema por resolver. Según el estudio, en la población económicamente activa, 1 de cada 4 personas entrevistadas experimentó al menos una situación de desempleo durante el último año.
Además, existe un deterioro de las condiciones socioambientales. Se registró que "el 22% de los hogares urbanos habita en áreas contaminantes cercanas a basurales o fábricas", algo que se agravó respecto de 2010 para los hogares en villas y asentamientos precarios ya que para 2013 más de 6 de cada 10 hogares estaban situados en las cercanías de estos focos de insalubridad.
Ahora bien, la encuesta precisa que "este indicador atraviesa a todos los grupos sociales y contextos socio-residenciales, dada la magnitud y visibilización pública que ha tomado esta problemática". (Asteriscos TV).
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