Ocurre en las mesas de dinero del circuito financiero no institucional, en pesos a 30 días, ya que la estrategia oficial es de poner topes a las tasas de interés activas en el mercado institucional, según lo explicado por las autoridades para reactivar el crédito al sector privado y lograr un impacto sobre el consumo.
Quienes están sufriendo un efecto no deseado por la política del BCRA, comandado por Juan Carlos Fábrega, son los trabajadores no registrados y los pequeños empresarios y comerciantes que, por diversas causas suelen operar en el circuito informal.
Estas personas, que venían afrontando tasas del orden del 60% al 75% anual por pesos a 30 días de plazo, han visto trepar las tasas en las mesas de dinero no institucionalizadas de la plaza local a niveles del 115% al 135% anual.
Resulta insoslayable que estos niveles de tasas son, según estimaciones privadas de inflación, casi un exabrupto financiero en términos reales.
Lo que profundiza este delicado panorama es que también se ha visto que muchos que se financiaban en el mercado institucional ahora no logran cumplir con algunos de los nuevos requerimientos para acceder a un préstamo, de modo que se ven obligados a ir en busca de fondos en el circuito informal.
Se da así que un mismo nivel de oferta se lo disputan ahora más demandantes y a un costo financiero que prácticamente se ha duplicado en las últimas semanas.
No está de más señalar que a gran parte de quienes habitualmente satisfacían sus necesidades de financiamiento para temas domésticos o para financiar capital de trabajo a estas tasas, se les hace imposible tomar estos préstamos porque la cuota se ha vuelto impagable.
Desde la otra vereda, los datos del Banco Central muestran que la demanda de crédito privado sigue sin reaccionar en forma significativa.
Esos datos dan cuenta que en las últimas semanas el stock promedio de los préstamos en pesos al sector privado apenas crecen a un ritmo anual del 23% cuando a comienzos de año lo hacían al 35%.
Lo que se observa entonces en el mercado financiero en las últimas semanas es que no sólo se ha encarecido la oferta dirigida a los sectores de bajos ingresos, y sobre todo, del segmento informal, sino que también se ha retraído.
Por un lado quienes pueden recurrir a bancos y financieras bajo la regulación de tasas han visto caer algunos escalones el costo de las financiaciones que muestra cierta estabilidad, aunque esto no implique que la demanda ha reaccionado a los topes, ya que siguen sufriendo el impacto de la caída de los ingresos reales y algunos problemas de empleo.
Según el matutino ÁmbitoFinanciero, el stock de préstamos al consumo (personales y de tarjeta de crédito) representan aproximadamente el 40% del total de la cartera del sector privado del mercado institucional.
"El hecho de fijar topes a las tasas beneficia a los créditos de montos altos en detrimento de los más pequeños; dado que los primeros pueden absorber los costos fijos de otorgamiento crediticio", había advertido la consultora E&R en un reciente informe.(Empresas News).
Estas personas, que venían afrontando tasas del orden del 60% al 75% anual por pesos a 30 días de plazo, han visto trepar las tasas en las mesas de dinero no institucionalizadas de la plaza local a niveles del 115% al 135% anual.
Resulta insoslayable que estos niveles de tasas son, según estimaciones privadas de inflación, casi un exabrupto financiero en términos reales.
Lo que profundiza este delicado panorama es que también se ha visto que muchos que se financiaban en el mercado institucional ahora no logran cumplir con algunos de los nuevos requerimientos para acceder a un préstamo, de modo que se ven obligados a ir en busca de fondos en el circuito informal.
Se da así que un mismo nivel de oferta se lo disputan ahora más demandantes y a un costo financiero que prácticamente se ha duplicado en las últimas semanas.
No está de más señalar que a gran parte de quienes habitualmente satisfacían sus necesidades de financiamiento para temas domésticos o para financiar capital de trabajo a estas tasas, se les hace imposible tomar estos préstamos porque la cuota se ha vuelto impagable.
Desde la otra vereda, los datos del Banco Central muestran que la demanda de crédito privado sigue sin reaccionar en forma significativa.
Esos datos dan cuenta que en las últimas semanas el stock promedio de los préstamos en pesos al sector privado apenas crecen a un ritmo anual del 23% cuando a comienzos de año lo hacían al 35%.
Lo que se observa entonces en el mercado financiero en las últimas semanas es que no sólo se ha encarecido la oferta dirigida a los sectores de bajos ingresos, y sobre todo, del segmento informal, sino que también se ha retraído.
Por un lado quienes pueden recurrir a bancos y financieras bajo la regulación de tasas han visto caer algunos escalones el costo de las financiaciones que muestra cierta estabilidad, aunque esto no implique que la demanda ha reaccionado a los topes, ya que siguen sufriendo el impacto de la caída de los ingresos reales y algunos problemas de empleo.
Según el matutino ÁmbitoFinanciero, el stock de préstamos al consumo (personales y de tarjeta de crédito) representan aproximadamente el 40% del total de la cartera del sector privado del mercado institucional.
"El hecho de fijar topes a las tasas beneficia a los créditos de montos altos en detrimento de los más pequeños; dado que los primeros pueden absorber los costos fijos de otorgamiento crediticio", había advertido la consultora E&R en un reciente informe.(Empresas News).
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