Aun estando bajo conciliación obligatoria del Ministerio de Trabajo de Nación, la empresa envió telegramas desafectando personal. En respuesta, el Sindicato de Petróleo y Gas Privado concretó ayer un bloqueo en el paso a nivel de Av. Yrigoyen y Av. 6 de Julio. Desde Rhasa dicen que la situación se "aguantó" mucho tiempo y acusan a Enarsa de incumplir contratos comerciales.
La conciliación obligatoria dictada por el Ministerio de Trabajo de la Nación no resultó suficiente para que, alegando una drástica reducción en sus operaciones, Rhasa-Pobater comenzara a despedir empleados, medida que ayer motivó el corte de la Av. Larrabure por parte de los trabajadores afectados.
"Yo lo lamento por las empresas perjudicadas, pero los trabajadores fuimos obligados", aseguró Pedro Milla, Secretario General del Sindicato de Petróleo y Gas Privado de Campana, en medio de la manifestación.
El lunes, una treintena de trabajadores recibió de parte de Rhasa-Pobater su telegrama de despido, a pesar que desde el 24 de abril rige una conciliación obligatoria válida por quince días. Es por eso que en asamblea, los trabajadores decidieron tomar medidas de fuerza, que además del corte a la altura de la fábrica incluyó el paro de los empleados todavía en funciones.
Daniel Ibarra, Secretario Gremial del Sindicato, explicó que "en medio de una negociación", Rhasa "juega de esta manera, y no nos queda otra que defender la fuente de trabajo".
Ibarra comentó que en las conversiones mantenidas, Rhasa adujo que con Enarsa (su cliente mayoritario) no se llegaba un acuerdo para continuar con el refinado de crudo, que cesó definitivamente en octubre pasado. El Sindicato le pidió entonces explicaciones a Enarsa, a lo que la compañía estatal contestó que un nuevo contrato comercial estaba trabado porque la Secretaría de Energía no le expedía a Rhasa-Pobater la patente refinadora necesaria para operar.
"Según Enarsa, Pobater no cumplió; según Pobater, la Secretaría cuestiona cosas que no deberían ya que la planta estuvo refinando hasta el 31 de octubre. Y en medio de todo esto, están los trabajadores", afirmó.
"Esto ya se había hablado. La decisión estaba tomada", aseveró Alfredo Álvarez, Gerente de Rhasa, sobre el envío de los telegramas. "Enarsa es como un inquilino que se fue del departamento pero te dejó todo: los chicos en el living, el auto en la cochera y los muebles en casa. Tenemos tanques de almacenaje precintados por escribano público totalmente ociosos. No solamente nos niegan el contrato bajo la excusa de la patente para refinar, sino que además nos impiden salir en la búsqueda de nuevos clientes para poder reabsorber gente", explicó.
Rhasa-Pobater tiene una capacidad de procesamiento de 1.200.000 toneladas diarias, suficiente fuel oil para mantener "encendida" a toda la ciudad de Buenos Aires. Hasta el 2014, abastecía a varias centrales termoeléctricas de las región, incluidas las de provincias como Santa Fe y Córdoba.
Los problemas con Enarsa, de cuya provisión de crudo prácticamente dependen todas las operaciones de Rhasa, serían de larga data. Incluso ayer en la concentración se hablaba de una onerosa deuda que la estatal mantendría con la empresa de Campana.
Alvaréz expresó que si el contrato no se reanuda, Rhasa tratará de que Enarsa libere los tanques de almacenamiento para salir en la búsqueda de nuevos clientes y así poder retomar la producción.
"En escenarios así, lo primero que se hace es recortar los gastos operativos. Despedir es lo último. Para una planta antigua como esta, todo el conocimiento que poseen sus trabajadores es muy valioso. Se trata de personal caro, muy capacitado. Eso es lo más difícil. Por eso somos solidarios con la gente", agregó.
Los telegramas recibidos el lunes por los trabajadores notificaban que los despidos se amparaban en el artículo 247 de la Ley de Contrato de Trabajo, que entra en vigor en crisis por "fuerza mayor" para la empresa y autoriza el otorgamiento de indemnizaciones al %50 de lo previsto. Desde el Sindicato lo confirmaron, al tiempo que aseguraron que no discutirán sobre compensaciones de ninguna clase ya que la prioridad es garantizar todos los puestos laborales.
De los treinta despidos oficializados, 22 corresponden a agremiados, mientras que el resto desligan a personal fuera de convenio.
"Nosotros estamos más complicados", comentaba Gonzalo Tunesi, uno de los no-sindicalizados echados. "Me quedaban tres meses de contrato y tengo a cargo a mi mama y a mi hermana autista. No sé qué va a pasar", decía el joven de 21 años.
El corte de la Av. Larrabure (que afectó el tránsito de camiones hacia Axion Energy, Cabot y Carboclor, entre otras empresas) se levantó alrededor de las 14 horas. Durante la semana continuarán las negociaciones en la mesa del Ministerio de Trabajo, aunque si nadie puede garantizar el re-abastecimiento de crudo para poder operar, no parece que el conflicto vaya a solucionarse, un motivo directo a que la protesta se nacionalice. (La Auténtica Defensa).
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