Nació como un pasatiempo entre amigos y a las pocas semanas ya tenía lista de espera. Cualquier persona puede pedir su cartón y jugar gratuitamente. Hay consignas, premios y también fiesta. “El espíritu sigue siendo lúdico”, dice ante ANDigital el maestro de ceremonias, Maivan.
Oteando al Viejo Continente, un par de amigos porteños vieron venir la larga cuarentena y -horas antes del primer decreto presidencial de aislamiento obligatorio- acopiaron varios juegos de mesa para capear el temporal que se venía.
TEG, ping pong, Burako y el viejo y cumplidor mazo de naipes Casino cumplieron con decoro su misión. Pero pasado el tiempo, Maivan y Lucio ya estaban cansados de verse las caras y también de saberse de memoria las respuestas del Carrera de Mente.
“Un día que Lucio le llevaba mercadería al padre, se trajo de su casa un juego de lotería. Así fue que ese día invitamos gente a jugar virtualmente”, reseña Maivan ante ANDigital.
El partido inaugural tuvo la modesta concurrencia de cinco personas (incluyendo los dos organizadores). “El balance fue muy bueno, como recreo. El boca en boca llevó que a los tres días ya tengamos a 30 personas jugando”, prosigue, para luego dar cuenta que “al principio hubo premios tales como una mermelada abierta, un saquito de té o un escarbadiente y recién hace dos sábados regalamos la primera licuadora. El espíritu sigue siendo el de jugar y olvidarse de las penurias un rato”.
Al calor de la necesidad de esparcimiento por la prosecución de la cuarentena, la avidez por participar del denominado Bingo Pandemia fue en aumento semana a semana y la propuesta lúdica, teatral y participativa se consolidó: “nos empezamos a confundir por la cantidad de gente. Fue así que con unas 140 conexiones se escapó un cartón lleno y el chat explotaba de quejas. Así que a partir de ese momento, establecimos algo así como el VAR, a cargo de Agus y Anita. Nos llaman, se revisa la jugada y de ser necesario volvemos sobre los pasos”.
Consultado por el eventual desbande que implica una masiva participación, este docente de audiovisuales en una secundaria estatal aclara que “el comportamiento viene bien, hubo algún que otro episodio aislado, pero ahora ya pasamos las recomendaciones por correo electrónico”.
Vale destacar que la convocatoria es abierta y gratuita. Los interesados se registran directamente en la web y por correo electrónico les llega el cartón, la invitación a la sala Zoom con la consigna del día y las normas de convivencia. Además, el pozo dejó la precariedad atrás. “No tenemos la fábrica de imprimir billetes, pero sí la buena onda de los participantes que generosamente hacen su contribución para que semana tras semana siga creciendo. A cambio nosotros difundimos su propuesta (marca, producto o servicio)”.
“Apuntamos a un público de 30-40 y terminó siendo un bingo familiar”, admite Maivan, ponderando además el entusiasmo demostrado por los participantes para cumplir con las temáticas sugeridas, como ser arte, circo o música.
La “comunidad pandémica” tiene su cita los jueves a las 20 y los sábados a las 22 y 23.30 horas. Con el agregado en este último caso de la “Fiesta Ponch”.
“Nos ‘metemos’ en la casa de la gente, se producen, bailan, mandan carteles… No hay un protagonista, vamos ponchando a todos, por eso la fiesta Ponch”, subraya uno de los anfitriones, destacando las virtudes del director de cámara, Pablo Finquelievich y el valioso aporte del delivery Lenti, exclusivo de Bingo Pandemia, a cargo de Gaby.
Y para coronar el escenario trastocado que trajo consigo el 2020, la consigna de esta semana rinde justamente un especial tributo a la alteración del tiempo. Es que el jueves se preparan las postales para el arbolito y el sábado se celebra Navidad. Como vemos en las películas, una gélida jornada para -ahora sí- disfrutar de los platillos calóricos. (ANDigital).
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