La escasez de personal calificado para ocupar cargos técnicos ha llevado a empresas y organismos a desarrollar programas para despertar en los jóvenes inquietud hacia las ciencias y la ingeniería.
Pese a las altas tasas de desempleo, numerosas economías del mundo encuentran dificultades para encontrar postulantes capaces de aplicar con solidez en cargos técnicos.
Manpower, una consultora líder de RR.HH., asegura que e 31% de los puestos ofrecidos en la Argentina no puede ser cubierto.
“Buscamos que estudien ingeniería. Nos falta gente en esos cargos. Buena parte de los planes de comunicación externa tiene ese propósito”, explica Martín Kaindl, Gerente de RR.HH. y Comunicación del Instituto argentino del Petróleo y el Gas (IAPG).
El IAPG propone diversos programas. Uno de ellos, cuyo diseño en estos momentos están tratando de completar para implementarlo en el ámbito de las escuelas de la Ciudad de Buenos Aires, consistirá en promover en los estudiantes conciencia ecológica y el conocimiento de fuentes de energía no tradicional, a partir de experiencias simples, comprobables en el aula.
Por otro lado, impulsan la olimpíadas de medio ambiente. En ellas, el manejo de los recursos de manera responsable es uno de los focos sobre los que son evaluados los concursantes.
Algo que también encuentra su reflejo en programas de TV como “Científicos Industria Argentina”, o los esfuerzos multimediáticos de “Matemática ¿estás ahí?”, donde promotores como Adrián Paenza luchan para sacarle de encima el mote de aburrido, y demostrar que a partir de las ciencias se despliega un universo entero de creatividad.
La educación tendrá que paliar esta curva negativa que hizo eclosión durante los años ’90, cuando la invasión de productos importados terminó con muchas empresas, poco después con las escuelas técnicas, y luego con algunos oficios.
Nada muy diferente de los que pasa del otro lado del mar:
En Europa, grandes corporaciones incluyen entre sus objetivos la difusión, en pequeños alumnos, de experiencias que los acerquen a las ciencias básicas. Buscan así resolver, en parte, uno de sus problemas más difíciles: la escasez de empleados capacitados.
En El Cronista Comercial de hoy pudo leerse que pese a que la tasa de desempleo todavía está en 7,6%, los empleadores de Alemania enfrentan un déficit de matemáticos, ingenieros, electricistas y otros profesionales que amenaza con debilitar la posición del país como una de las economías industriales más fuertes del mundo.
Cinco años atrás, nueve altos directivos de poderosos conglomerados industriales fundaron Wissensfabrik –la fábrica del conocimiento– que promueve el estudio de la ciencia y la economía entre los escolares.
Esta organización ha lanzado una serie de proyectos para apuntalar un sistema educativo que parece incapaz de cubrir las necesidades de los fabricantes de maquinarias, productos electrónicos y vehículos, columna vertebral de la economía exportadora alemana.
Hoy, más de 70 empresas, participan de la experiencia. Incluyendo a algunos de los más grandes grupos industriales, como Bosch, Siemens, ThyssenKrupp y Continental.
Mientras muchas compañías buscan trabajar con las universidades para asegurarse de que los estudiantes se capaciten para su vida profesional, la Wissensfabrik se concentra en los años formativos de los chicos, e incluso en el nivel preescolar.
Pese a las altas tasas de desempleo, numerosas economías del mundo encuentran dificultades para encontrar postulantes capaces de aplicar con solidez en cargos técnicos.
Manpower, una consultora líder de RR.HH., asegura que e 31% de los puestos ofrecidos en la Argentina no puede ser cubierto.
“Buscamos que estudien ingeniería. Nos falta gente en esos cargos. Buena parte de los planes de comunicación externa tiene ese propósito”, explica Martín Kaindl, Gerente de RR.HH. y Comunicación del Instituto argentino del Petróleo y el Gas (IAPG).
El IAPG propone diversos programas. Uno de ellos, cuyo diseño en estos momentos están tratando de completar para implementarlo en el ámbito de las escuelas de la Ciudad de Buenos Aires, consistirá en promover en los estudiantes conciencia ecológica y el conocimiento de fuentes de energía no tradicional, a partir de experiencias simples, comprobables en el aula.
Por otro lado, impulsan la olimpíadas de medio ambiente. En ellas, el manejo de los recursos de manera responsable es uno de los focos sobre los que son evaluados los concursantes.
Algo que también encuentra su reflejo en programas de TV como “Científicos Industria Argentina”, o los esfuerzos multimediáticos de “Matemática ¿estás ahí?”, donde promotores como Adrián Paenza luchan para sacarle de encima el mote de aburrido, y demostrar que a partir de las ciencias se despliega un universo entero de creatividad.
La educación tendrá que paliar esta curva negativa que hizo eclosión durante los años ’90, cuando la invasión de productos importados terminó con muchas empresas, poco después con las escuelas técnicas, y luego con algunos oficios.
Nada muy diferente de los que pasa del otro lado del mar:
En Europa, grandes corporaciones incluyen entre sus objetivos la difusión, en pequeños alumnos, de experiencias que los acerquen a las ciencias básicas. Buscan así resolver, en parte, uno de sus problemas más difíciles: la escasez de empleados capacitados.
En El Cronista Comercial de hoy pudo leerse que pese a que la tasa de desempleo todavía está en 7,6%, los empleadores de Alemania enfrentan un déficit de matemáticos, ingenieros, electricistas y otros profesionales que amenaza con debilitar la posición del país como una de las economías industriales más fuertes del mundo.
Cinco años atrás, nueve altos directivos de poderosos conglomerados industriales fundaron Wissensfabrik –la fábrica del conocimiento– que promueve el estudio de la ciencia y la economía entre los escolares.
Esta organización ha lanzado una serie de proyectos para apuntalar un sistema educativo que parece incapaz de cubrir las necesidades de los fabricantes de maquinarias, productos electrónicos y vehículos, columna vertebral de la economía exportadora alemana.
Hoy, más de 70 empresas, participan de la experiencia. Incluyendo a algunos de los más grandes grupos industriales, como Bosch, Siemens, ThyssenKrupp y Continental.
Mientras muchas compañías buscan trabajar con las universidades para asegurarse de que los estudiantes se capaciten para su vida profesional, la Wissensfabrik se concentra en los años formativos de los chicos, e incluso en el nivel preescolar.
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