El alfonsinismo no consiguió quórum propio para abrir la reunión del organismo y debió negociar con los cobistas y sus socios. Para iniciarla, acordó la presidencia pero sólo cuatro de los diez miembros de la conducción. Uno fue para Superación Radical, un grupo compuesto en su mayoría por ex storanistas ahora aliados al alfonsinismo. Son quienes le permitieron obener la mayoría en la junta electoral, aunque deberán ceder la presidencia. La Convención es la que define las alianzas electorales.
Ricardo Alfonsín no pudo hacer valer en la Convención bonaerense el triunfo que el 6 de junio cosechó en la interna contra la lista apadrinada por Julio Cobos, y necesitó un acuerdo con otros sectores para abrir la reunión y no cederle el control del organismo a los delfines del vicepresidente.
Los cobistas, aliados como en la interna con Gustavo Posse y los históricos Leopoldo Moreau y Federico Storani, esperaron que los alfonsinistas tuvieran quórum por su cuenta, sabiendo de antemano que, aunque contaban con más representantes, las ausencias harían difícil que lo consiguieran. Necesitaban sentar a más de 170 convencionales.
Tras varias horas de espera, las partes se sentaron a negociar. Sólo había acuerdo previo en reconocerle al alfonsinismo la presidencia de la Convención, que quedó para Mariano Esponda, pero los derrotados en la interna querían a cambio más la mitad de los representantes de la mesa de conducción y de la Junta Electoral.
El pacto al que arribaron para iniciar la convención tiene varios matices pero sólo una certeza: Alfonsín deberá apelar a aliados para no tener que volver a sentarse con Cobos y Moreau a definir las alianzas electorales de la provincia de Buenos Aires, que determina la Convención antes de cada elección.
Es que de los diez integrantes de la mesa de conducción sólo cuatro serán netamente de Movimiento de Renovación Nacional (Morena), la línea alfonsinista; mientras que uno, Franco Frexta, le quedó al grupo Superación Radical, equidistantes durante la interna, pero ahora definiditos como aliados del diputado y candidato a presidente.
El vice y sus socios se repartieron cuatro casilleros, mientras que le corresponde a la Organización de Trabajadores Radicales (OTR). Según convencionales consultados por LPO, ese lugar sería para otro hombre de Moreau.
En este escenario, Alfonsín tendrá que conseguir al menos un aliado –que sería Superación- para no sentarse a discutir alianzas con Cobos, Moreau y Storani, con quienes mantiene una diferencia insalvable: su apego a Elisa Carrió, repudiada por los históricos y el vicepresidente.
La otra carta que podría ayudarlo es sumar al representante de la Juventud Radical, que quedó vacante. Los alfonsinistas confían en colocar ahí a uno de los suyos, que podría ser el ex presidente de la Fua Pablo Dominicci. Pero esa será otra pelea.
La otra disputa fue por el control de la Junta Electoral del partido, un órgano que los históricos siempre tuvieron a mano para definir a su favor las siempre reñidas internas. El acuerdo antes de empezar la sesión fue que los derrotados tengan la presidencia pero que el alfonsinismo se quede con tres de los cinco lugares, o sea, la mayoría para decidir.
(Fuente: La Política OnLine).
Los cobistas, aliados como en la interna con Gustavo Posse y los históricos Leopoldo Moreau y Federico Storani, esperaron que los alfonsinistas tuvieran quórum por su cuenta, sabiendo de antemano que, aunque contaban con más representantes, las ausencias harían difícil que lo consiguieran. Necesitaban sentar a más de 170 convencionales.
Tras varias horas de espera, las partes se sentaron a negociar. Sólo había acuerdo previo en reconocerle al alfonsinismo la presidencia de la Convención, que quedó para Mariano Esponda, pero los derrotados en la interna querían a cambio más la mitad de los representantes de la mesa de conducción y de la Junta Electoral.
El pacto al que arribaron para iniciar la convención tiene varios matices pero sólo una certeza: Alfonsín deberá apelar a aliados para no tener que volver a sentarse con Cobos y Moreau a definir las alianzas electorales de la provincia de Buenos Aires, que determina la Convención antes de cada elección.
Es que de los diez integrantes de la mesa de conducción sólo cuatro serán netamente de Movimiento de Renovación Nacional (Morena), la línea alfonsinista; mientras que uno, Franco Frexta, le quedó al grupo Superación Radical, equidistantes durante la interna, pero ahora definiditos como aliados del diputado y candidato a presidente.
El vice y sus socios se repartieron cuatro casilleros, mientras que le corresponde a la Organización de Trabajadores Radicales (OTR). Según convencionales consultados por LPO, ese lugar sería para otro hombre de Moreau.
En este escenario, Alfonsín tendrá que conseguir al menos un aliado –que sería Superación- para no sentarse a discutir alianzas con Cobos, Moreau y Storani, con quienes mantiene una diferencia insalvable: su apego a Elisa Carrió, repudiada por los históricos y el vicepresidente.
La otra carta que podría ayudarlo es sumar al representante de la Juventud Radical, que quedó vacante. Los alfonsinistas confían en colocar ahí a uno de los suyos, que podría ser el ex presidente de la Fua Pablo Dominicci. Pero esa será otra pelea.
La otra disputa fue por el control de la Junta Electoral del partido, un órgano que los históricos siempre tuvieron a mano para definir a su favor las siempre reñidas internas. El acuerdo antes de empezar la sesión fue que los derrotados tengan la presidencia pero que el alfonsinismo se quede con tres de los cinco lugares, o sea, la mayoría para decidir.
(Fuente: La Política OnLine).
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