Según un análisis del Instituto de Políticas para el Desarrollo Social (Idesa) realizado en todo el país, sólo el 56 por ciento de los jóvenes de entre 18 y 25 años de edad trabaja o busca trabajo mientras que el resto se distribuye entre jóvenes que declaran dedicarse exclusivamente a estudiar (30%) y los que ni trabajan, ni buscan trabajo, ni estudian (14%).
De acuerdo las cifras oficiales que arroja la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), de ese 56% que trabaja o busca trabajo, el 17,8% no lo encuentra por eso son jóvenes desempleados. Idesa asegura, a la vez, que de los que consiguen trabajo, en el 60% de los casos se trata de empleo informal.
Para Idesa, los datos oficiales muestran que la tasa de desempleo juvenil es más del doble de la tasa general (7,3%). Entre el 44% de los que no trabajan ni buscan trabajo, dos tercios estudian, pero un tercio ni siquiera estudia. Esto resulta particularmente preocupante ya que no se trata de adolescentes, sino de personas mayores de edad. El panorama se completa con el hecho de que los pocos que consiguen trabajo, la mayoría lo hace como asalariado "en negro", servicio doméstico o cuentapropista, informó el diario La Nación.
En suma, sólo el 18% de los jóvenes de entre 18 y 25 años de edad tiene un empleo formal. Dentro de la multiplicidad de factores que explican este fenómeno, uno de particular importancia es que contratar un joven resulta, en la mayoría de los casos, una alternativa muy poco atractiva. La clave del problema es que las regulaciones laborales exigen aplicar a un joven prácticamente las mismas reglas de contratación que a un adulto. Según Idesa, "esto colisiona con la realidad de que la inexperiencia de los jóvenes hace que sean, por cierto tiempo, mucho menos productivos. Por eso, la legislación termina imponiendo una fuerte discriminación en contra de los jóvenes".
En los últimos años se han planteado instrumentos legales cuyo objetivo declamado es eliminar o al menos reducir esta discriminación. (La Política OnLine).
De acuerdo las cifras oficiales que arroja la Encuesta Permanente de Hogares (EPH), de ese 56% que trabaja o busca trabajo, el 17,8% no lo encuentra por eso son jóvenes desempleados. Idesa asegura, a la vez, que de los que consiguen trabajo, en el 60% de los casos se trata de empleo informal.
Para Idesa, los datos oficiales muestran que la tasa de desempleo juvenil es más del doble de la tasa general (7,3%). Entre el 44% de los que no trabajan ni buscan trabajo, dos tercios estudian, pero un tercio ni siquiera estudia. Esto resulta particularmente preocupante ya que no se trata de adolescentes, sino de personas mayores de edad. El panorama se completa con el hecho de que los pocos que consiguen trabajo, la mayoría lo hace como asalariado "en negro", servicio doméstico o cuentapropista, informó el diario La Nación.
En suma, sólo el 18% de los jóvenes de entre 18 y 25 años de edad tiene un empleo formal. Dentro de la multiplicidad de factores que explican este fenómeno, uno de particular importancia es que contratar un joven resulta, en la mayoría de los casos, una alternativa muy poco atractiva. La clave del problema es que las regulaciones laborales exigen aplicar a un joven prácticamente las mismas reglas de contratación que a un adulto. Según Idesa, "esto colisiona con la realidad de que la inexperiencia de los jóvenes hace que sean, por cierto tiempo, mucho menos productivos. Por eso, la legislación termina imponiendo una fuerte discriminación en contra de los jóvenes".
En los últimos años se han planteado instrumentos legales cuyo objetivo declamado es eliminar o al menos reducir esta discriminación. (La Política OnLine).
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