El jefe de la AFIP ensayó una vidriosa defensa del vicepresidente en el caso Ciccone. Subrayó que fue a pedido de Boudou que se decidió condonarle a los nuevos “dueños” de la planta las mismas deudas que habían motivado a la AFIP a pedir la quiebra de la compañía. Además, al embestir contra Boldt reveló que el organismo argumentó contra esa firma en favor de Vandenbroele.
El gobierno volvió a abrir otra caja de Pandora de insospechadas derivaciones al ensayar ayer a la tarde el jefe de la AFIP, Ricardo Echegaray, una muy vidriosa defensa del rol del vicepresidente Amado Boudou, en la toma de control de la papelera Ciccone que se instrumentó a través del monotributista Alejandro Vanderbroele, señalado por su esposa como “testaferro” de Boudou.
Echegaray que hasta ahora no había hablado del tema, se vio forzado a explicar su rol en esta polémica operación, porque el diario Clarín reveló que el vicepresidente –en ese entonces ministro de Economía- le pidió formalmente al titular de la AFIP que favoreciera a los nuevos “dueños” de Ciccone con condonaciones de las mismas deudas impositivas que habían llevado a ese organismo apenas unos meses antes a pedir la quiebra de la empresa.
La nota del Ministerio de Economía firmada por Boudou y dirigida a Ricardo Echegaray es, según la foliatura de ese ministerio, la número 154/10. Está incluida en el expediente 1-257899-2010 de la AFIP y en ella Boudou le pide a Echegaray que permita “la continuación de la empresa concursada” otorgándole los beneficios impositivos que reclamaban los nuevos “dueños”.
Echagaray se encargó de subrayar en la conferencia de prensa y en el posterior comunicado que ese beneficio que incluía quita de deuda y condonación de intereses, multas y honorarios “excedía” las facultades del organismo y por ellos se solicitó al Ministerio de Economía que indique el camino a seguir.
Ya en ese momento –segunda mitad del 2010- Echegaray se cuidó las espaldas ante la presión de Boudou para favorecer a los nuevos “dueños” de Ciccone y buscó y logró que el entonces ministro de Economía dejara por escrito sus intereses en el tema. Es que si bien ambos son marplatenses y provienen de la Ucedé, históricamente estuvieron enfrentados por política y negocios.
Por eso, hoy Echegaray ensayó un delicado equilibrio entre cuidarse las espaldas y complacer el presumible pedido de la Presidenta de defender a Boudou –no casualmente luego de semanas de silencio por estas horas las usinas de prensa oficiales empezaron a difundir el repentino interés de dirigentes como Gabriel Mariotto o el senador jujeño Walter Barrionuevo-.
Más preguntas que respuestas
Como sea, la defensa que incluyó un Power Point con documentos especialmente seleccionados, abre más interrogantes de los que cierra. Es que Echegaray dice que consultó a Boudou que hacer ante el pedido de quitas de Ciccone porque esto excedía las facultades de la AFIP, este le respondió “hagan lo que la ley dice que tienen que hacer” y entonces en base a las “facultades legales” de la AFIP, se otorgaron los beneficios. La contradicción es obvia, ya que si la AFIP tenía las facultades ¿Para qué consultó al ministro de Economía?
El contradictorio cruce de resoluciones da la impresión de ser el rastro burocrático entre dos funcionarios que se quieren pasar la brasa caliente de un proceso a todas luces irregular.
Esto fue lo que dejó en claro el propio juez de la causa, Javier Cosentino, quien al disponer el levantamiento de la quiebra se encargó de señalar en la resolución: “Resuleta cuando menos llamativa la postura de la AFIP que modificando su criterio en breve lapso, (ahora) otorga facilidades para el pago (de las deudas impositivas)”, que en todo caso de haber otorgado a los dueños originales habría evitado la misma quiebra que ahora pujaba por levantar.
El escándalo mayor es ese. Para que se entienda: la AFIP mandó a la quiebra a Ciccone por acumular deudas impositivas. Luego, el juez de la quiebra entregó en alquiler esa planta a Boldt para garantizar el pago de sueldos y el funcionamiento de la compañía. En ese momento aparece Vanderboele y representado intereses todavía no blanqueados le “compra” a la familia Ciccone el 70% de la planta y logra que Boudou presione a la AFIP para que ahora sí perdone deudas, otorgue quitas y en suma, conceda todos los beneficios que negó a sus dueños originales, de manera de poder levantar la quiebra y quedarse con la planta. Sólo faltaba sacar a Boldt de la planta para consumar el plan.
Y es esto lo que revela Echegaray, acaso sin tomar cabal conciencia de lo que estaba informando. El funcionario confirmó en la conferencia de prensa y envió a los medios documentación adjunta en la que se observa que la AFIP le pidió explícitamente al juez Cosentino que le quite la planta a Boldt, por arrastrar esta compañía denuncias por evasión.
Celo que no demostró para otorgar beneficios impositivos de cientos de millones a Vandenbroele, pese a que declaraba ante ese propio organismo ser monotributista con un ingreso anual máximo de 15 mil pesos, además de arrastrar deudas por cheques impagos en la base de datos del Banco Central.
En su presentación ante Cosentino, la AFIP notifica al juez que Boldt tiene procesos por evasión abiertos en los juzgados de López Biscayart y Caputo. Lo que no dice es que esa compañía para esa instancia ya había regularizado ambas situaciones acogiéndose a la moratoria que el propio Echegaray había lanzado. Y el expediente figuraba abierto por la sencilla razón que no se cierra hasta que se pague la última cuota, detalle que el titular de la AFIP no podía desconocer.
Tan notorio fue el viraje de Echegaray en este caso, que para tener una noción de lo irregular de la situación, a los nuevos “dueños” de Ciccone se les otorgó una serie de beneficios impositivos en base a una polémica resolución que el anterior titular de la AFIP, Alberto Abad, nunca quiso aplicar. Se trata de un caso especialísimo, como lo demuestra la propia correspondencia con el entonces ministro Boudou, que hoy Echegaray tuvo la gentileza de difundir. (La Política OnLine).
El gobierno volvió a abrir otra caja de Pandora de insospechadas derivaciones al ensayar ayer a la tarde el jefe de la AFIP, Ricardo Echegaray, una muy vidriosa defensa del rol del vicepresidente Amado Boudou, en la toma de control de la papelera Ciccone que se instrumentó a través del monotributista Alejandro Vanderbroele, señalado por su esposa como “testaferro” de Boudou.
Echegaray que hasta ahora no había hablado del tema, se vio forzado a explicar su rol en esta polémica operación, porque el diario Clarín reveló que el vicepresidente –en ese entonces ministro de Economía- le pidió formalmente al titular de la AFIP que favoreciera a los nuevos “dueños” de Ciccone con condonaciones de las mismas deudas impositivas que habían llevado a ese organismo apenas unos meses antes a pedir la quiebra de la empresa.
La nota del Ministerio de Economía firmada por Boudou y dirigida a Ricardo Echegaray es, según la foliatura de ese ministerio, la número 154/10. Está incluida en el expediente 1-257899-2010 de la AFIP y en ella Boudou le pide a Echegaray que permita “la continuación de la empresa concursada” otorgándole los beneficios impositivos que reclamaban los nuevos “dueños”.
Echagaray se encargó de subrayar en la conferencia de prensa y en el posterior comunicado que ese beneficio que incluía quita de deuda y condonación de intereses, multas y honorarios “excedía” las facultades del organismo y por ellos se solicitó al Ministerio de Economía que indique el camino a seguir.
Ya en ese momento –segunda mitad del 2010- Echegaray se cuidó las espaldas ante la presión de Boudou para favorecer a los nuevos “dueños” de Ciccone y buscó y logró que el entonces ministro de Economía dejara por escrito sus intereses en el tema. Es que si bien ambos son marplatenses y provienen de la Ucedé, históricamente estuvieron enfrentados por política y negocios.
Por eso, hoy Echegaray ensayó un delicado equilibrio entre cuidarse las espaldas y complacer el presumible pedido de la Presidenta de defender a Boudou –no casualmente luego de semanas de silencio por estas horas las usinas de prensa oficiales empezaron a difundir el repentino interés de dirigentes como Gabriel Mariotto o el senador jujeño Walter Barrionuevo-.
Más preguntas que respuestas
Como sea, la defensa que incluyó un Power Point con documentos especialmente seleccionados, abre más interrogantes de los que cierra. Es que Echegaray dice que consultó a Boudou que hacer ante el pedido de quitas de Ciccone porque esto excedía las facultades de la AFIP, este le respondió “hagan lo que la ley dice que tienen que hacer” y entonces en base a las “facultades legales” de la AFIP, se otorgaron los beneficios. La contradicción es obvia, ya que si la AFIP tenía las facultades ¿Para qué consultó al ministro de Economía?
El contradictorio cruce de resoluciones da la impresión de ser el rastro burocrático entre dos funcionarios que se quieren pasar la brasa caliente de un proceso a todas luces irregular.
Esto fue lo que dejó en claro el propio juez de la causa, Javier Cosentino, quien al disponer el levantamiento de la quiebra se encargó de señalar en la resolución: “Resuleta cuando menos llamativa la postura de la AFIP que modificando su criterio en breve lapso, (ahora) otorga facilidades para el pago (de las deudas impositivas)”, que en todo caso de haber otorgado a los dueños originales habría evitado la misma quiebra que ahora pujaba por levantar.
El escándalo mayor es ese. Para que se entienda: la AFIP mandó a la quiebra a Ciccone por acumular deudas impositivas. Luego, el juez de la quiebra entregó en alquiler esa planta a Boldt para garantizar el pago de sueldos y el funcionamiento de la compañía. En ese momento aparece Vanderboele y representado intereses todavía no blanqueados le “compra” a la familia Ciccone el 70% de la planta y logra que Boudou presione a la AFIP para que ahora sí perdone deudas, otorgue quitas y en suma, conceda todos los beneficios que negó a sus dueños originales, de manera de poder levantar la quiebra y quedarse con la planta. Sólo faltaba sacar a Boldt de la planta para consumar el plan.
Y es esto lo que revela Echegaray, acaso sin tomar cabal conciencia de lo que estaba informando. El funcionario confirmó en la conferencia de prensa y envió a los medios documentación adjunta en la que se observa que la AFIP le pidió explícitamente al juez Cosentino que le quite la planta a Boldt, por arrastrar esta compañía denuncias por evasión.
Celo que no demostró para otorgar beneficios impositivos de cientos de millones a Vandenbroele, pese a que declaraba ante ese propio organismo ser monotributista con un ingreso anual máximo de 15 mil pesos, además de arrastrar deudas por cheques impagos en la base de datos del Banco Central.
En su presentación ante Cosentino, la AFIP notifica al juez que Boldt tiene procesos por evasión abiertos en los juzgados de López Biscayart y Caputo. Lo que no dice es que esa compañía para esa instancia ya había regularizado ambas situaciones acogiéndose a la moratoria que el propio Echegaray había lanzado. Y el expediente figuraba abierto por la sencilla razón que no se cierra hasta que se pague la última cuota, detalle que el titular de la AFIP no podía desconocer.
Tan notorio fue el viraje de Echegaray en este caso, que para tener una noción de lo irregular de la situación, a los nuevos “dueños” de Ciccone se les otorgó una serie de beneficios impositivos en base a una polémica resolución que el anterior titular de la AFIP, Alberto Abad, nunca quiso aplicar. Se trata de un caso especialísimo, como lo demuestra la propia correspondencia con el entonces ministro Boudou, que hoy Echegaray tuvo la gentileza de difundir. (La Política OnLine).
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