El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria desplegó su proyecto PRECOP III, una apuesta al desarrollo de emprendimientos bioenergéticos para sustentar la producción con agregado de valor en origen.
Mario Bragachini, coordinador del PRECOP III, presentó el proyecto en Expoagro mediante una exposición que, bajo el título "Bioenergía y agroalimentos en origen: oportunidades para el productor agropecuario argentino", dio pie a la explicación de los principales conceptos del proyecto oficial.
"La bioenergía es un negocio donde los productores serán los protagonistas", aseguró, para destacar a continuación que la producción primaria de granos y proteína animal representa el 65% de la renta del campo, pero que el productor sólo percibe cerca del 20% de esa renta.
"Apuntamos a cambiar esa relación", señaló al manifestar que existen oportunidades comerciales de empezar a pensar la producción primaria con la meta de llegar a la góndola.
El experto del INTA apuntó a que "la energía será un elemento limitante para los próximos 10 años, por eso la bioenergía es un negocio donde los productores de biomasa serán protagonistas".
Bragachini afirmó que "por otro lado, en el país existen 31 cadenas agroalimentarias (CAA) que generan el 48% del valor total de las exportaciones, pero apenas generan el 11% del empleo de la población económicamente activa.
Según el especialista "el sector puede y debe mejorar la generación de empleo motorizando el interior, por eso desde INTA buscamos respuestas a esta problemática", y en ese sentido -dijo- "vemos en las cooperativas de nueva generación o cualquier tipo de asociación el único camino para el desarrollo territorial".
Este programa es ambicioso pero "absolutamente posible", sostuvo Bragachini, quien también coordina el Proyecto de Agricultura de Precisión.
En este nuevo camino es un pilar fundamental la formación de los recursos humanos en los diferentes niveles y especialidades técnicas, a través de la transformación de las escuelas agrarias en escuelas agroalimentarias.
Bragachini advirtió que "somos un país deficitario en energía, incluso la importamos últimamente, cuando podríamos transformar la biomasa que tenemos disponible a un 50% menos del costo internacional".
"La transformación de los granos en proteína, aceites, biocombustible y otros subproductos, como el DDGS de maíz, en forma asociativa es un camino posible para aumentar considerablemente la competitividad del sector agroindustrial", manifestó el especialista.
Las afirmaciones de Bragachini tienen peso propio: la superficie cultivada alcanzará en la Argentina las 42 millones de hectáreas en los próximos ocho años, lo cual sumado al aumento de productividad en los principales cultivos permitiría cosechar 157 millones de toneladas de granos.
En el caso de los biocombustibles el aumento será del 317 por ciento, cuyas exportaciones pasarán de 1.277 a 5.320 millones de dólares en 2020 y el biodiesel de soja representará la mayor proporción.
Mario Bragachini, coordinador del PRECOP III, presentó el proyecto en Expoagro mediante una exposición que, bajo el título "Bioenergía y agroalimentos en origen: oportunidades para el productor agropecuario argentino", dio pie a la explicación de los principales conceptos del proyecto oficial.
"La bioenergía es un negocio donde los productores serán los protagonistas", aseguró, para destacar a continuación que la producción primaria de granos y proteína animal representa el 65% de la renta del campo, pero que el productor sólo percibe cerca del 20% de esa renta.
"Apuntamos a cambiar esa relación", señaló al manifestar que existen oportunidades comerciales de empezar a pensar la producción primaria con la meta de llegar a la góndola.
El experto del INTA apuntó a que "la energía será un elemento limitante para los próximos 10 años, por eso la bioenergía es un negocio donde los productores de biomasa serán protagonistas".
Bragachini afirmó que "por otro lado, en el país existen 31 cadenas agroalimentarias (CAA) que generan el 48% del valor total de las exportaciones, pero apenas generan el 11% del empleo de la población económicamente activa.
Según el especialista "el sector puede y debe mejorar la generación de empleo motorizando el interior, por eso desde INTA buscamos respuestas a esta problemática", y en ese sentido -dijo- "vemos en las cooperativas de nueva generación o cualquier tipo de asociación el único camino para el desarrollo territorial".
Este programa es ambicioso pero "absolutamente posible", sostuvo Bragachini, quien también coordina el Proyecto de Agricultura de Precisión.
En este nuevo camino es un pilar fundamental la formación de los recursos humanos en los diferentes niveles y especialidades técnicas, a través de la transformación de las escuelas agrarias en escuelas agroalimentarias.
Bragachini advirtió que "somos un país deficitario en energía, incluso la importamos últimamente, cuando podríamos transformar la biomasa que tenemos disponible a un 50% menos del costo internacional".
"La transformación de los granos en proteína, aceites, biocombustible y otros subproductos, como el DDGS de maíz, en forma asociativa es un camino posible para aumentar considerablemente la competitividad del sector agroindustrial", manifestó el especialista.
Las afirmaciones de Bragachini tienen peso propio: la superficie cultivada alcanzará en la Argentina las 42 millones de hectáreas en los próximos ocho años, lo cual sumado al aumento de productividad en los principales cultivos permitiría cosechar 157 millones de toneladas de granos.
En el caso de los biocombustibles el aumento será del 317 por ciento, cuyas exportaciones pasarán de 1.277 a 5.320 millones de dólares en 2020 y el biodiesel de soja representará la mayor proporción.
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