El secretario de Comercio, Guillermo Moreno, está furioso con Axel Kicillof, a quien responsabiliza de haber convencido a la Presidenta sobre la necesidad de frenar los recortes a los subsidios. Considera que realiza el "trabajo sucio", mientras el joven economista crece en influencia.
Desde hace meses, Moreno comprendió que el 2012 sería un año muy difícil en los económico y, en consecuencia, de cierta tensión en lo político. Por eso entendió que su rol sería realizar el "trabajo sucio" para acomodar las cuentas: avanzar con las restricciones de las importaciones y colaborar con el control al dólar.
Pero estas dos funciones debían complementarse con una reducción en los subsidios, decisión que había sido anunciada por el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido. Asi, según los cálculos del secretario de Comercio -y también de la Presidenta- garantizarían el dinero necesario para pagar los fuertes vencimientos de deuda de este año, lo que les permitiría llegar más liberados al 2013, un año de comicios legislativos.
El plan de la Casa Rosada era sumar a los primeros recortes en materia energética, una fuerte poda en los subsidios al transporte. La idea era que el boleto suba escalonadamente hasta $4,38 a fin de año. Pero el primer incremento sería igual al que había aplicado Mauricio Macri en el subte: $2,50 en trenes y colectivos.
La tragedia de Once, del 22 de febrero, truncó el plan oficial. El Gobierno consideró que no tenían margen político para subir la tarifa en transporte, luego de un accidente que se cobró 51 vidas y dejó más de 700 heridos, por fallas en todo el sistema ferroviario.
Pero el principal escollo para el plan de Moreno fue vertiginoso crecimiento de la figura de Axel Kicillof. El lazo entre el viceministro de Economía y Cristina Kirchner se afianzó en los últimos meses, sobre todo luego de impulsar el plan de estatización de las acciones de Repsol en YPF.
Kicillof convenció a Cristina Kirchner de que no sería adecuado realizar un fuerte recorte en los subsidios, puesto que eso generaría una profunda desaceleración en la economía, lo que provocaría una recesión y terminaría repercutiendo negativamente en la recaudación. Para el joven economista, el remedio sería peor que la enfermedad.
En resumen, la visión de Moreno y de Kiciloff difiere en puntos centrales. Incluso habría fuertes diferencias entre ellos en torno al tema del dólar: mientras que el viceministro de Economía considera que habría que avanzar hacia un desdoblamiento de la moneda norteamericana, el secretario de Comercio se opone.
La furia de Moreno aumento porque observa que es él quien paga todos los costos de las medidas más polémicas y, mientras tanto, Kicillof crece en influencia. Por estos días, funcionarios de ambas dependencias levantan apuestas, entre risas, sobre quién ganará esta disputa.
"Moreno ya ha derrotado a más de un joven brillante", recuerdan algunos. El caso más emblemático acaso sea el ex ministro de Martín Lousteau. "Pero ocurre en medio de una creciente confianza de Cristina hacia La Cámpora, que cada vez ocupa más lugares", analizan los otros. (La Política OnLine).
Desde hace meses, Moreno comprendió que el 2012 sería un año muy difícil en los económico y, en consecuencia, de cierta tensión en lo político. Por eso entendió que su rol sería realizar el "trabajo sucio" para acomodar las cuentas: avanzar con las restricciones de las importaciones y colaborar con el control al dólar.
Pero estas dos funciones debían complementarse con una reducción en los subsidios, decisión que había sido anunciada por el ministro de Planificación Federal, Julio De Vido. Asi, según los cálculos del secretario de Comercio -y también de la Presidenta- garantizarían el dinero necesario para pagar los fuertes vencimientos de deuda de este año, lo que les permitiría llegar más liberados al 2013, un año de comicios legislativos.
El plan de la Casa Rosada era sumar a los primeros recortes en materia energética, una fuerte poda en los subsidios al transporte. La idea era que el boleto suba escalonadamente hasta $4,38 a fin de año. Pero el primer incremento sería igual al que había aplicado Mauricio Macri en el subte: $2,50 en trenes y colectivos.
La tragedia de Once, del 22 de febrero, truncó el plan oficial. El Gobierno consideró que no tenían margen político para subir la tarifa en transporte, luego de un accidente que se cobró 51 vidas y dejó más de 700 heridos, por fallas en todo el sistema ferroviario.
Pero el principal escollo para el plan de Moreno fue vertiginoso crecimiento de la figura de Axel Kicillof. El lazo entre el viceministro de Economía y Cristina Kirchner se afianzó en los últimos meses, sobre todo luego de impulsar el plan de estatización de las acciones de Repsol en YPF.
Kicillof convenció a Cristina Kirchner de que no sería adecuado realizar un fuerte recorte en los subsidios, puesto que eso generaría una profunda desaceleración en la economía, lo que provocaría una recesión y terminaría repercutiendo negativamente en la recaudación. Para el joven economista, el remedio sería peor que la enfermedad.
En resumen, la visión de Moreno y de Kiciloff difiere en puntos centrales. Incluso habría fuertes diferencias entre ellos en torno al tema del dólar: mientras que el viceministro de Economía considera que habría que avanzar hacia un desdoblamiento de la moneda norteamericana, el secretario de Comercio se opone.
La furia de Moreno aumento porque observa que es él quien paga todos los costos de las medidas más polémicas y, mientras tanto, Kicillof crece en influencia. Por estos días, funcionarios de ambas dependencias levantan apuestas, entre risas, sobre quién ganará esta disputa.
"Moreno ya ha derrotado a más de un joven brillante", recuerdan algunos. El caso más emblemático acaso sea el ex ministro de Martín Lousteau. "Pero ocurre en medio de una creciente confianza de Cristina hacia La Cámpora, que cada vez ocupa más lugares", analizan los otros. (La Política OnLine).
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