“La diferencia entre las personas no está en las cosas que les pasan, sino en las cosas que hacen cuando las cosas pasan.” En esa premisa básica reside el concepto fundamental de la Medicina Neurolingüística, un servicio que desde hace ocho años, y de forma inédita en América, se ofrece en el hospital Presidente Perón, de Avellaneda.
“Nacer, morir, enfermarse, curarse, tener, perder, caer, levantarse, son todas las mismas cosas que ocurren desde que el hombre pisa el planeta, son cosas de la vida diría mi abuela, pero la forma como accionamos ante esas cosas son las que nos tipifican, son nuestras acciones lo que nos diferencia. La Medicina Neurolingüística lidera a los pacientes a accionar hacia el estado de salud que desean”, señala el doctor Julio Gloazzo en el libro “Cuando las palabras también curan”, que fue lanzado recientemente por Editorial Dunken y que el 8 de mayo será presentado oficialmente en la Feria del Libro de Buenos Aires.
Por el servicio, único en la región y en toda América, ya pasaron 4500 personas que, como explica Gloazzo a Info Región, tomaron el desafío de “pensar el entorno y la enfermedad como aliados” para poder superar las afecciones y malestares físicos.
“Este es el único servicio de este tipo en América. Se utiliza este recurso, que es el de la programación neurolingüística, como una herramienta para que las personas superen los conflictos de salud. Cuando se tiene un problema de salud, hay que pensar en la tremenda influencia del entorno. Hay que meterse en la cabeza del paciente, pensar el entorno y la enfermedad como aliados. Si no se tiene un entorno que favorece a la enfermedad, es muy difícil que la enfermedad se logre. Entonces nosotros vinculamos mucho el entorno con la enfermedad”, explica a este medio el doctor, que está al frente del servicio.
Y detalla: “Cuando alguien tiene una infección, damos un antibiótico. Pero sería un excelente negocio que, de antemano, las personas no muestren alternancias en el sistema inmunitario, de sube y baja, para permitir la infección. Estas alternancias, estas subidas y bajadas que tiene el sistema inmunológico, dependen de lo que le pasa en la vida. Y lo que pasa en la vida está bordeando el entorno”.
En ese marco, sostiene que el contexto social en el que se desarrolla el paciente “es el responsable de más del 99 por ciento de lo que le pasa a cualquier individuo”.
“La gente creyó durante muchísimo tiempo que esto era producto de la genética, pero es falso. La genética es un plano; no es la casa. El albañil después hace la casa. Si la persona, el albañil, se vincula sentimentalmente con un entorno que no es favorable, va a tener un sistema emocional que lo va a enfermar a la larga”, compara.
La importancia del lenguaje. Nacimos para comunicarnos. Esa cuestión, tanto para Gloazzo como para el resto de los médicos que integran el servicio de medicina neurolingüística, resulta vital. “Curiosamente, el lenguaje hablado corresponde solamente al 7% de la comunicación interhumana. El resto es expresión corporal, postural, fisiológica. O sea que el lenguaje es vital. Como palabra es generador, pero también es motivacional para la acción. La palabra genera emoción y la emoción es el motor de la acción”, reflexiona.
Aunque los métodos parezcan misteriosos, Gloazzo explica que en lo práctico los ejercicios son de lo más naturales. “Es fascinante porque nosotros podemos mejorar la situación de un enfermo en una consulta de 40 minutos. Cuando al enfermo se le dice que se puede, desde la medicina convencional, en la medicina neurolingüística se le pregunta qué le impide hacerlo. El tema es desnudar toda una lista que tiene en el subconsciente de qué cosas le impiden a esa persona hacer determinadas cosas. Son los anclajes negativos y perjudiciales, las cosas que la atan a tener esa creencia de que no puede hacer tal cosa”, detalla.
Y pide no confundir el servicio con una terapia de tipo psicológica. “Se considera esto como un andamiaje psicológico, pero técnicamente es un andamiaje neurológico, va más allá de esto. La palabra psicología no establece una cuestión de conducta, y ojo, porque la conducta es química. Y la química emerge desde las neuronas. Son las células, es estrictamente biológico”, diferencia.
Junto a Gloazzo trabajan William Estrada (neurocirujano y reumatólogo) y Juan Pablo Aguirre (Urólogo y especialista en Andrología), entre otros profesionales médicos.
Un libro para curarse por medio de las palabras. "Cuando las palabras también curan", escrito por Julio César Gloazzo y Juan Pablo Aguirre y editado por Dunken desarrolla a lo largo de 307 páginas cómo el hombre se enferma y cómo puede curarse a través de la palabra.
El 8 de mayo, desde las 17, sus autores firmarán ejemplares en la Feria del Libro de Buenos Aires. Estarán en el stand 1122 del Pabellón Verde.
Aquí te adelantamos un fragmento del libro:
El beneficio del uso de la Programación Neuro Lingüística en su vida es superior a cuanto pueda usted imaginar. En el mundo hay mucha gente que habla, muchos saben lo que es correcto y lo que confiere poder, y sin embargo no obtienen los resultados que desean. No basta con hablar para recorrer el camino, hay que echar a andar.
En la antigüedad hubo dos grandes oradores. Uno fue Cicerón y el otro fue Demóstenes. Cuando Cicerón terminaba de hablar, los oyentes siempre le ovacionaban diciendo”; ¡qué bien habla!”. Cuando Demóstenes terminaba, la gente exclamaba “¡en marcha!”, y lo hacía.
Esta es la diferencia entre exposición y persuasión. No olvidemos que el mundo está regido por persuasores. Lo desafío a que haga de su vida una obra de arte. Intégrese en ese grupo excepcional de los pocos que hacen, frente a los muchos que se limitan a desear: personas orientadas a los resultados, que producen exactamente la vida que desean. Que su búsqueda de la excelencia humana sea fructífera y permanente. (Inforegión).
El beneficio del uso de la Programación Neuro Lingüística en su vida es superior a cuanto pueda usted imaginar. En el mundo hay mucha gente que habla, muchos saben lo que es correcto y lo que confiere poder, y sin embargo no obtienen los resultados que desean. No basta con hablar para recorrer el camino, hay que echar a andar.
En la antigüedad hubo dos grandes oradores. Uno fue Cicerón y el otro fue Demóstenes. Cuando Cicerón terminaba de hablar, los oyentes siempre le ovacionaban diciendo”; ¡qué bien habla!”. Cuando Demóstenes terminaba, la gente exclamaba “¡en marcha!”, y lo hacía.
Esta es la diferencia entre exposición y persuasión. No olvidemos que el mundo está regido por persuasores. Lo desafío a que haga de su vida una obra de arte. Intégrese en ese grupo excepcional de los pocos que hacen, frente a los muchos que se limitan a desear: personas orientadas a los resultados, que producen exactamente la vida que desean. Que su búsqueda de la excelencia humana sea fructífera y permanente. (Inforegión).
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