El 40% de los hombres mayores de 50 años padecerá enfermedades prostáticas. Este porcentaje se incrementa con el paso del tiempo, hasta llegar al 80-90% a los 80 años.
La próstata es una glándula del aparato reproductor masculino. Ubicada por debajo y a la salida de la vejiga urinaria, contiene células que producen parte del líquido seminal que protege y nutre a los espermatozoides.
La hiperplasia prostática benigna (HPB) es una afección asociada al envejecimiento, se caracteriza principalmente por cambios estructurales a nivel de la próstata y comienza alrededor de los 40 años y NO se relaciona con el cáncer de próstata. Pero sí son dos enfermedades que pueden coexistir.
Los síntomas de HPB generalmente son el levantarse a la noche a orinar, disminución del calibre del chorro miccional, dificultad para iniciar la micción, aumento de la frecuencia miccional, sensación apremiante de ir al baño ante el deseo miccional y sensación de vejiga ocupada luego de orinar. La HPB altera la calidad de vida del individuo pero además, con el tiempo, puede generar un deterioro del músculo de la vejiga, alterar la función de los riñones y llevar a la insuficiencia renal.
Tratamientos
Los tratamientos disponibles se dividen en dos grandes grupos: médicos y quirúrgicos.
Dentro de los tratamientos médicos hay recomendaciones en la dieta que pueden ayudar y diversos grupos de fármacos que mejoran los síntomas.
Dentro de los tratamientos quirúrgicos existen opciones de cirugía mínimamente invasiva sin incisiones y rápida recuperación y cirugías convencionales. La elección de una u otra alternativa depende de cada paciente en particular.
Cáncer de próstata
El cáncer de próstata (CAP) es el tumor visceral más frecuente en el hombre y fue la segunda causa de muerte en los hombres mayores de 50 años luego del cáncer de pulmón hasta el final del siglo 20.
En los últimos años varios estudios han evidenciado que gracias a la utilización de programas de diagnóstico temprano, ha aumentado la detección de tumores localizados factibles de curación y la disminución de la muerte a causa del cáncer de próstata. Actualmente, gracias al diagnóstico temprano, el CAP pasó a ser la tercera causa de muerte luego del cáncer de pulmón y del colorrectal.
La detección temprana se asocia a un mayor índice de curación. Esto se realiza mediante un control urológico a medida de cada paciente, teniendo en cuenta su edad y la presencia o no de factores predisponentes. El examen digital rectal y el antígeno prostático específico (PSA) son los pilares del diagnóstico temprano.
Existen opciones terapéuticas para todos los casos del CAP. No obstante, no todos los casos requieren un tratamiento activo y muchos pacientes con diagnóstico de CAP serán solamente observados. El cáncer de próstata es una enfermedad polifacética que requiere de un enfoque específico para cada individuo. El desarrollo de nuevas tecnologías como la radioterapia de intensidad modulada, la braquiterapia y la cirugía de mínima invasión han permitido tratar esta malignidad en estadios tempranos con mínimas consecuencias para la calidad de vida del paciente.
Una dieta adecuada, el primer aliado para prevenir el cáncer de próstata
La dieta juega un papel fundamental en la salud prostática y pueden contribuir en la disminución del riesgo de cáncer. Por eso, es recomendable seguir una dieta que incluya los siguientes alimentos:
· Verduras de la familia de las crucíferas, como el brócoli, el repollo y la coliflor.
· Vegetales ricos en omega-3.
· Alimentos ricos en vitamina E como la margarina, los aceites vegetales, frutos secos y semillas, germen de trigo y granos enteros.
· Alimentos ricos en fibra, como los cereales integrales.
· Alimentos ricos en licopeno como el tomate, pomelo rosado y sandía.
· Alimentos ricos en selenio como los frutos secos, mariscos, pescado, salvado de trigo, germen de trigo, la avena y el arroz integral.
· Consumir soja: sus isoflavonas ayudan a reducir los niveles de dihidrotestosterona (DHT), una hormona masculina que favorece el crecimiento excesivo de tejido de la próstata.
· Evitar los picantes, el alcohol, la cafeína y aquellas sustancias que irriten el tracto urinario.
· Disminuir el consumo de carnes rojas y grasas saturadas.
· Beber mucho para mantener la vejiga limpia.
Dr. Gonzalo Vitagliano (MN 102007)
Jefe de la Sección de Oncología - Servicio de Urología
Hospital Alemán
Especialista Universitario en Urología
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