Los bosques son una importante trampa de carbono, y la deforestación provoca que una mayor cantidad de dióxido de carbono se libere a la atmósfera.
Nuevos datos concluidos en un estudio de la Universidad de Maryland publicados por Global Forest Watch (GFW) revelaron que el 2017 es el segundo peor año registrado en cuanto a la pérdida de cobertura de bosques tropicales.
La cobertura arbórea tropical disminuyó en un área equivalente al tamaño de Bangladesh: un total de 15.782.740 hectáreas. Eso equivale a 40 campos de fútbol con árboles cortados cada minuto, todo el día, todos los días. Este es un severo golpe al medio ambiente que sufre el calentamiento global causado por la humanidad.
Esto potencia el calentamiento global que hace que los incendios forestales y las tormentas sean más comunes y severos, contribuyendo en parte a una mayor pérdida de cobertura arbórea. Por ejemplo, los devastadores huracanes de 2017 le costaron a la isla de Dominica el 32% de su cobertura de árboles y Puerto Rico al 10%, según GFW.
Esta falta de árboles a su vez tendrá un impacto en el medio ambiente al fijar menos carbono al suelo, y así sucesivamente se vuelve un ciclo nefasto que tendrá cada vez peores consecuencias.
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