(De la edición gráfica de Punto Cero Nº 597). Da la impresión en estos momentos, entre pandemia y cuarentena, que es mas importante si cuidar la salud o ver la economía, si contagian los pobres a los ricos o los ricos a los pobres, en estos momentos de gran caos, de crisis es donde se ven los resultados.
La pandemia es mundial ha alcanzado a todos los países, y cuando decimos todos es todos, aun a esos que enarbolaban las banderas de una economía floreciente y también aquellas que venían arrastrándose en la miseria, la desidia, y la corrupción de sus gobernantes.
Esta pandemia con su cuarentena ha llegado para quedarse quien sabe hasta cuando, ni como, ni de donde, pero con seguridad nadie sabe el alcance que el virus tiene.
Lo que si ha salido a relucir cuanta persona anda por ahí, para descifrar su ADN, muchos sin haber terminado la secundaria. Otros de ellos muy estudiosos o estudiados, en las mejores universidades del mundo pero la cosa no es igual dentro de un laboratorio que en las pantallas de televisión o radio. Donde el que pregunta no sabe de lo que esta hablando y el que responde no sabe como explicar para que las mayorías comprendan .
Ha venido para abortar todos los planes, ha puesto el mundo patas para arriba, ha logrado sacar a relucir virtudes y defectos de personas, familias, pueblos que ellos mismos desconocían tener.
Esto es bueno porque tal vez haya llegado el momento de poner un freno a tanta maldad, delirios de grandeza, muerte, desenfreno, donde nadie acepta sus responsabilidades y solo de dedica a pedir a los demás que se hagan cargo de sus errores, sin tener ellos la mas mínima intención de resolverlos.
En la Argentina exigen libertad los presos, sueldos, bancos dentro de las prisiones, celulares, y en el marco de esta pandemia la libertad. Y los jueces sin titubear y sin leer sus prontuarios dieron salida a diestra y siniestra y han salido con una maldad sin limite
Los ciudadanos comunes estamos doblemente encerrados por la inseguridad y el virus.
Hoy el estado (todos los que trabajan son el ESTADO) tienen la obligación de mantener, a niñas que mantiene relaciones sexuales sin los cuidados respectivos teniéndolos a su disposición (pastillas, profilácticos, parches) se los da el Estado. Y luego procrean niños por los que cobran y ni siquiera crian.
Jovenes que no estudian ni trabajan pero cobran por ello. Algunos ejemplos nada más.
Por eso digo que ya antes de esto, el mundo venia «que se ladeaba, se ladeaba» venia haciendo eses por las calles. «Cuesta abajo sin rodada».
Sin duda este es un tiempo de cosechas. De preguntarse ¿que hice de mi vida, como prepare mi camino, dónde y como ocupe mi tiempo? ¿En que momento sembré mi semilla? ¿Que semilla plante y en que tierra? Cuando hablamos de siembra me preguntaría ¿que hice con los dones que Dios me ha regalado, he mantenido mi humildad, he mirado hacia los costados para ver a los otros? Cada uno debe responderse a si mismo.
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