Son incontables los productos que se originan en el agro: cereales, madera, carne, leche, frutas, dátiles, café, te, arroz, lana, flores, miel, maní, etc. y sus derivados procesados, azúcar, aceites, perfumes, jugos, chocolate, quesos, vinos, pastas, muebles, biocombustibles, etc.
Todos los países defienden al agro, a los productores y estimulan el crecimiento de los saldos exportables, como Estados Unidos, Francia, España, Brasil, Finlandia, Vietnam, etc. por su importancia económica y social.
En Argentina, la producción fue atacada política y académicamente desde la década de 1910, culpándola de los bolsones de pobreza que existían en el país y recriminándole sin distinción, la ostentación de riqueza de los grandes terratenientes. Desde 1945 se difundió la cultura política que la economía agraria es de países pobres, que no aporta mejoras sociales, y que favorece a una minoría, lo que paralizó la producción y las exportaciones.
Esa nociva cultura penetró en el pueblo. Para que el pueblo soberano apoye una política nacional agraria, hay que informarlo del origen del deterioro social y de la pobreza ciudadana, del mejoramiento que generan sus exportaciones, de la caída internacional argentina, y de la naturaleza privilegiada de nuestro país para crecer y distribuir la riqueza, como ya lo demostró. El soberano debe compartir y sostener esa política nacional.
Todos los países defienden al agro, a los productores y estimulan el crecimiento de los saldos exportables, como Estados Unidos, Francia, España, Brasil, Finlandia, Vietnam, etc. por su importancia económica y social.
En Argentina, la producción fue atacada política y académicamente desde la década de 1910, culpándola de los bolsones de pobreza que existían en el país y recriminándole sin distinción, la ostentación de riqueza de los grandes terratenientes. Desde 1945 se difundió la cultura política que la economía agraria es de países pobres, que no aporta mejoras sociales, y que favorece a una minoría, lo que paralizó la producción y las exportaciones.
Esa nociva cultura penetró en el pueblo. Para que el pueblo soberano apoye una política nacional agraria, hay que informarlo del origen del deterioro social y de la pobreza ciudadana, del mejoramiento que generan sus exportaciones, de la caída internacional argentina, y de la naturaleza privilegiada de nuestro país para crecer y distribuir la riqueza, como ya lo demostró. El soberano debe compartir y sostener esa política nacional.
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