La empresa de tarjetas venía avanzando en la compra de la tarjeta de transporte Monedero, hasta que una resolución de la Secretaría de Transporte bloqueó la operación. Visa apuntaría a quedarse con el estratégico negocio de las billeteras electrónicas aprovechando la plataforma del SUBE, pero los colectiveros que rechazan el desembarco de la tarjeta, lograron bloquear la operación.
El negocio de la “billetera electrónica” o tarjetas de micropagos es una deuda pendiente d elas grendes empresas del dinero “plástico”. Hasta ahora la mayoría d ela siniciativas, como en su momento fueron las tarjetas Gift u Oasis de la BNL, fracasaron estrepitosamente. Es que no tiene mucho sentido andar recargando una tarjeta para comprar chicles, cigarrillos o una entrada de cine, cuando se puede pagar en efectivo sin más trámite.
Pero una iniciativa del gobierno de Cristina Kirchner podría darle la revancha a Visa, que incluso tuvo que archivar en el pasado varios proyectos en este sentido. Es que el Sistema Unico de Boleto Electrónico (SUBE) que lanzó en el 2009 la Casa Rosada para enfrentar la crisis que se generó en ese momento por la escasez de monedas, aparece como la plataforma ideal para montar una empresa de dinero virtual, un proyecto estratégico en cualquier compañía que se dedique al dinero plástico como es el caso de Visa.
De hecho, las pocas experiencias de billetera electrónica que funcionan en el mundo se montaron sobre tarjetas de transporte, ya que ante la inevitabilidad de su uso, los usarios luego comienzarn a darle otras utilidades de micropagos.
Para meterse en este negocio, absolutamente regulado por el Estado, Visa ideó un atajo: la compra de la tarjeta Monedero que hace una década lanzó el grupo Roggio para los pasajes del Subte porteño que opera a través de Metrovías. Cuando el gobierno lanzó el SUBE le permitió a Monedero adherirse al sistema, ya que en rigor era la única experiencia exitosa y con una importante cantidad de tarjetas en la calle funcionando.
Inicialmente el grupo Roggio intentó mantener Monedero y hasta acaso ambicionó operar la tarjeta Sube, que el gobierno lanzó para aplicar al pago virtual de colectivos, subtes y trenes. Pero las señales que recibió del Poder Ejecutivo lo convencieron que acaso sería mejor desprenderse de la compañía.
Es que uno de los grandes negocios de estas billeteras electrónicas es el financiero. Los usuarios cargan una determinada cantidad de dinero que gastan a lo largo del mes, de manera que las empresas que manejan esos fondos cuentan con una masa importante de fondos para invertir, prestar y utilizar en el corto plazo. En los hechos, se trata del acceso a financiamiento con costo nulo, es decir, como si fuera un banco que da préstamos con una tasa cero de interés. Es además un negocio de liquidez.
Para tener una idea de los montos en juego, el promedio de carga de un usuario en la tarjeta SUBE es de 80 pesos por mes, con un millón de tarjetas en la calle, se trata de un negocio de 80 millones por mes, unos 1000 millones por año. Y eso sólo con la actual situación del sistema, que se cree podría alcanzar la friolera de 6 millones de usuarios.
Sin embargo, apenas la Secretaría de Transporte lanzó el SUBE, le dejó en claro a Monedero que ellos perderían la administración de esos fondos. El negocio perdió así uno de sus mayores atractivos.
La irrupción de Visa
Meses atrás, Visa desembarcó en el negocio e inició las negociaciones con el grupo Roggio para quedarse con Monedero, lo que despertó de inmediato los recelos del sector y hasta del gobierno, a los que no termina de blanquear cuales son los reales intereses que persigue con esta movida.
El lobby más fuerte contra Visa lo encabezaron los colectiveros que viven la implementación del SUBE como una catástrofe en cámara lenta. Es que la tarjeta les transparenta todo el negocio, que hasta ahora usufructuó la opacidad de su operación. El SUBE pone en blanco sobre negro cantidad de pasajeros, trayectos, recaudación, de manera que precisa los subsidios que deberían recibir y los impuestos que tendrían que pagar. Con un agravante: en el futuro la Secretaría de Transporte podría aplicar el subsidio directamente en la tarjeta del usuario, de una manera más inteligente, graduándolo según el poder adquisitivo. Los colectiveros se perderían así un negocio cruzado de corrupción, pero que sigue siendo muy rentable.
No se descarta incluso, que los colectiveros aspirarían a crear ellos una compañía que administre o colabore en la operación del SUBE –como es el caso de Monedero-, pero en el gobierno tienen demasiado claro que sería como poner al zorro a cuidar las gallinas.
La Secretaría de Transporte que comanda Juan Pablo Schiavi viene lidiando con estas presiones cruzadas, mientras avanza en la implementación del sistema, que en el último año pegó un salto grande. Actualmente está implementado en las 136 líneas de colectivos del área metropolitana, en el subte y ya comenzaron a colocarse las maquinitas en el ferrocarril Roca. Hoy el 35% de las operaciones de boletos ya se realizan por el SUBE, con un 30% en colectivos, un 60% en el subte y un 10% en trenes.
En ese tablero, no es menor lo que maneja Monedero. En la empresa afirmaron a LPO que cuentan con 1500 centros de recarga y unas 3 millones de tarjetas de las cuales un millón están operativas. En el mercado reducen esas cifras, aunque el universo sigue siendo considerable. Hablan de unos 700 puntos de recarga en capital y unos 500 mil tarjetas operativas.
Monedero recorrió además un buen tramo en la idea de expandir a la tarjeta de boleto electrónico a dinero virtual para micropagos. Actualmente el servicio de Monedero alcanzó rubros como los peajes y la telefonía celular, además de unos 2800 locales comerciales. En el grupo Roggio afirman incluso que la mitad de las transacciones actuales de Monedero son de rubros que no pertenecen al trasporte, una manera de hacer a la empresa más apetecible a los ojos de Visa.
De manera que esta adquisición es una jugada estratégica para VISA porque en caso de obtenerla el potencial del negocio, se multiplicaría. De hecho en la empresa afirman que si se concreta la compra: “Vamos a inundar de tarjetas el mercado”, desembarcado fuerte así en e negocio de las billeteras electrónicas. Este servicio, que se estrenará a fines de año en Estados Unidos y Canadá, funcionaría como una tarjeta de débito pero en un nivel mucho más abarcativo, ya que ni siquiera es necesario que el usuario mantenga una cuenta bancaria para utilizarla.
¿Visa quiere ser la operadora del SUBE?
Especialistas consultados por LPO consideraron que no es descabellado pensar en una posible tercerización del servicio por parte del Estado en el futuro y acaso esa sea la apuesta final de Visa. En ese marco, no están claros cuales fueron los motivos de la Secretaría de Transporte para bloquear la venta de Monedero, porque en su resolución no los explicitó.
El argumento esgrimido fue que “el Estado debe tener la última palabra”, dado que la tarjeta Monedero está adherida al sistema SUBE que regula el gobierno. Fuentes de Monedero explicaron a LPO que ya realizaron ante la dependencia que conduce Schiavi todas las presentaciones pertinentes, pero hasta ahora no recibieron ninguna respuesta.
Visa por el contrario prefirió mantener el cerrado hermetismo que le está aplicando a la operación, cuando recibieron las consultas de este medio. (La Política OnLine).
El negocio de la “billetera electrónica” o tarjetas de micropagos es una deuda pendiente d elas grendes empresas del dinero “plástico”. Hasta ahora la mayoría d ela siniciativas, como en su momento fueron las tarjetas Gift u Oasis de la BNL, fracasaron estrepitosamente. Es que no tiene mucho sentido andar recargando una tarjeta para comprar chicles, cigarrillos o una entrada de cine, cuando se puede pagar en efectivo sin más trámite.
Pero una iniciativa del gobierno de Cristina Kirchner podría darle la revancha a Visa, que incluso tuvo que archivar en el pasado varios proyectos en este sentido. Es que el Sistema Unico de Boleto Electrónico (SUBE) que lanzó en el 2009 la Casa Rosada para enfrentar la crisis que se generó en ese momento por la escasez de monedas, aparece como la plataforma ideal para montar una empresa de dinero virtual, un proyecto estratégico en cualquier compañía que se dedique al dinero plástico como es el caso de Visa.
De hecho, las pocas experiencias de billetera electrónica que funcionan en el mundo se montaron sobre tarjetas de transporte, ya que ante la inevitabilidad de su uso, los usarios luego comienzarn a darle otras utilidades de micropagos.
Para meterse en este negocio, absolutamente regulado por el Estado, Visa ideó un atajo: la compra de la tarjeta Monedero que hace una década lanzó el grupo Roggio para los pasajes del Subte porteño que opera a través de Metrovías. Cuando el gobierno lanzó el SUBE le permitió a Monedero adherirse al sistema, ya que en rigor era la única experiencia exitosa y con una importante cantidad de tarjetas en la calle funcionando.
Inicialmente el grupo Roggio intentó mantener Monedero y hasta acaso ambicionó operar la tarjeta Sube, que el gobierno lanzó para aplicar al pago virtual de colectivos, subtes y trenes. Pero las señales que recibió del Poder Ejecutivo lo convencieron que acaso sería mejor desprenderse de la compañía.
Es que uno de los grandes negocios de estas billeteras electrónicas es el financiero. Los usuarios cargan una determinada cantidad de dinero que gastan a lo largo del mes, de manera que las empresas que manejan esos fondos cuentan con una masa importante de fondos para invertir, prestar y utilizar en el corto plazo. En los hechos, se trata del acceso a financiamiento con costo nulo, es decir, como si fuera un banco que da préstamos con una tasa cero de interés. Es además un negocio de liquidez.
Para tener una idea de los montos en juego, el promedio de carga de un usuario en la tarjeta SUBE es de 80 pesos por mes, con un millón de tarjetas en la calle, se trata de un negocio de 80 millones por mes, unos 1000 millones por año. Y eso sólo con la actual situación del sistema, que se cree podría alcanzar la friolera de 6 millones de usuarios.
Sin embargo, apenas la Secretaría de Transporte lanzó el SUBE, le dejó en claro a Monedero que ellos perderían la administración de esos fondos. El negocio perdió así uno de sus mayores atractivos.
La irrupción de Visa
Meses atrás, Visa desembarcó en el negocio e inició las negociaciones con el grupo Roggio para quedarse con Monedero, lo que despertó de inmediato los recelos del sector y hasta del gobierno, a los que no termina de blanquear cuales son los reales intereses que persigue con esta movida.
El lobby más fuerte contra Visa lo encabezaron los colectiveros que viven la implementación del SUBE como una catástrofe en cámara lenta. Es que la tarjeta les transparenta todo el negocio, que hasta ahora usufructuó la opacidad de su operación. El SUBE pone en blanco sobre negro cantidad de pasajeros, trayectos, recaudación, de manera que precisa los subsidios que deberían recibir y los impuestos que tendrían que pagar. Con un agravante: en el futuro la Secretaría de Transporte podría aplicar el subsidio directamente en la tarjeta del usuario, de una manera más inteligente, graduándolo según el poder adquisitivo. Los colectiveros se perderían así un negocio cruzado de corrupción, pero que sigue siendo muy rentable.
No se descarta incluso, que los colectiveros aspirarían a crear ellos una compañía que administre o colabore en la operación del SUBE –como es el caso de Monedero-, pero en el gobierno tienen demasiado claro que sería como poner al zorro a cuidar las gallinas.
La Secretaría de Transporte que comanda Juan Pablo Schiavi viene lidiando con estas presiones cruzadas, mientras avanza en la implementación del sistema, que en el último año pegó un salto grande. Actualmente está implementado en las 136 líneas de colectivos del área metropolitana, en el subte y ya comenzaron a colocarse las maquinitas en el ferrocarril Roca. Hoy el 35% de las operaciones de boletos ya se realizan por el SUBE, con un 30% en colectivos, un 60% en el subte y un 10% en trenes.
En ese tablero, no es menor lo que maneja Monedero. En la empresa afirmaron a LPO que cuentan con 1500 centros de recarga y unas 3 millones de tarjetas de las cuales un millón están operativas. En el mercado reducen esas cifras, aunque el universo sigue siendo considerable. Hablan de unos 700 puntos de recarga en capital y unos 500 mil tarjetas operativas.
Monedero recorrió además un buen tramo en la idea de expandir a la tarjeta de boleto electrónico a dinero virtual para micropagos. Actualmente el servicio de Monedero alcanzó rubros como los peajes y la telefonía celular, además de unos 2800 locales comerciales. En el grupo Roggio afirman incluso que la mitad de las transacciones actuales de Monedero son de rubros que no pertenecen al trasporte, una manera de hacer a la empresa más apetecible a los ojos de Visa.
De manera que esta adquisición es una jugada estratégica para VISA porque en caso de obtenerla el potencial del negocio, se multiplicaría. De hecho en la empresa afirman que si se concreta la compra: “Vamos a inundar de tarjetas el mercado”, desembarcado fuerte así en e negocio de las billeteras electrónicas. Este servicio, que se estrenará a fines de año en Estados Unidos y Canadá, funcionaría como una tarjeta de débito pero en un nivel mucho más abarcativo, ya que ni siquiera es necesario que el usuario mantenga una cuenta bancaria para utilizarla.
¿Visa quiere ser la operadora del SUBE?
Especialistas consultados por LPO consideraron que no es descabellado pensar en una posible tercerización del servicio por parte del Estado en el futuro y acaso esa sea la apuesta final de Visa. En ese marco, no están claros cuales fueron los motivos de la Secretaría de Transporte para bloquear la venta de Monedero, porque en su resolución no los explicitó.
El argumento esgrimido fue que “el Estado debe tener la última palabra”, dado que la tarjeta Monedero está adherida al sistema SUBE que regula el gobierno. Fuentes de Monedero explicaron a LPO que ya realizaron ante la dependencia que conduce Schiavi todas las presentaciones pertinentes, pero hasta ahora no recibieron ninguna respuesta.
Visa por el contrario prefirió mantener el cerrado hermetismo que le está aplicando a la operación, cuando recibieron las consultas de este medio. (La Política OnLine).
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