lunes, marzo 05, 2012

Entretelones de la rebelión de los senadores del PJ contra Cristina

El bloque oficialista impidió que asumiera un cargo clave un militante de La Cámpora. La orden la había enviado la presidenta a través de Boudou, víctima de todos los embates. Pichetto le enrostró su pasado a su mano derecha, “Juanchi” Zabaleta. “Si hay dudas, votemos”, desafió Aníbal a los pocos temerosos.
El Senado fue el miércoles sede de uno de los pocos reveses sufridos en el último año por La Cámpora, la agrupación juvenil liderada por Máximo Kirchner y patrocinada por la presidenta.
A diferencia de lo que ocurrió en el cierre de listas y en el reparto de cargos legislativos, un camporista no pudo ocupar un cargo clave en el Senado por oposición del propio bloque del Frente para la Victoria.
El fracaso del hijo de la presidenta dejó mal parado a Amado Boudou, quien tenía la misión de cumplirle sus deseos, pero también lesionó el estrecho vínculo con Cristina del jefe de bloque, Miguel Pichetto.
Aníbal Fernández confirmó que ya no pelea por ningún designio de la Casa Rosada y el neuquino Marcelo Fuentes, ungido en diciembre como el nuevo vocero oficial del Gobierno en la Cámara alta, demostró no estar dispuesto a enfrentar a sus pares por un capricho repentino de su jefa.
La secuencia grafíca una dinámica de toma decisiones que pareció eclosionar en la Cámara alta, donde el Gobierno cuenta con 38 de 72 senadores y el guiño de tres o cuatro para algunos temas.

El inició de la rebelión
El tema de la reunión de labor parlamentaria del martes por la noche había sido el reparto de la vicepresidencia primera y la segunda. El kirchnerismo, como en Diputados, avaló que el cargo más alto fuera para Luis Juez, del Frente Amplio Progresista, aun cuando la representación en el cuerpo sea menor a la del Peronismo Federal, por considerar que tuvieron mayor representación electoral en las últimas elecciones.
El salteño Juan Carlos Romero debía resignarse a bajar un escalón y aspiraba a saldar ese costo colocando un empleado suyo en la prosecretaría de coordinación operativa. Pero el miércoles todo se alteró de repente, reflejo de una época en la que las decisiones suelen venir desde Olivos, sin excepción.
Amado Boudou tuvo la orden de cambiar el organigrama. El prosecretario administrativo sería Sabino Vaca Narvaja y el prosecretario de Coordinación Operativa Santiago Révora.
La noticia irritó al bloque del Frente para la Victoria, reunido en el despacho de Pichetto. Es que el desplazado en el primero de los cargos era Mario Daniele, un ex senador de Tierra de del Fuego que supo ganarse la confianza de toda la Cámara. Fue compañero de banca de Cristina Kirchner, quien parece no guardar el mejor recuerdo de él.
Por su oficina pasan los senadores que no logran resolver sus inquietudes administrativas con el secretario del área, que por tradición es nombrado por el presidente de la Cámara. En diciembre Boudou designó ahí a Juan Zabaleta.
“Juanchi”, como lo llaman, debió comunicarle al bloque la decisión de Cristina y se encontró con una resistencia unánime. El primero en reaccionar fue Pichetto y no lo hizo en buenos términos: según confirmaron a LPO, frente a todo el bloque de senadores hizo una sarcástica descripción de la "trayectoria" de Zabaleta como dirigente del peronismo bonarense.

El incómodo presente de "Juanchi"
El cargo electivo más alto que consiguió "Juanchi" fue concejal de Morón y pese a su reconocida persistencia militante y el apoyo formidable de recursos del gobierno nacional nunca logró hacer mella electoral en el bastión de Martín Sabbatella. Incluso, en Morón terminó su carrera política iniciada al lado del polémico senador Román, en medio de una polémica pública que incluyó episodios escandalosos, que todavía se recuerdan.
Como sea, Zabaleta aguantó como pudo la felípica de Pichetto y puso su mejor cara de poker. Es que desde diciembre intenta acercarse a los senadores de todas las fuerzas y muestra su cara más política y amigable. A todos les desmiente los rumores sobre purgas entre los empleados de la Casa, que en su entorno adjudican al propio bloque kirchnerista, en un tiro por elevación a Pichetto.
En un delicado juego de equilibrio y para dejar claro que lejos estaba de la decisión de liderar una razzia kirchnerista, "Juanchi" convocó a varios asesores de la Cámara a sumarse a su equipo y apeló a la dirección de personal para chequear legajos de empleados que puedan sumarse a nuevas áreas.
También respondió con urgencia cada inquietud que le llegó de los legisladores, una forma de marcar la diferencia con su antecesor, el riocuartense Benigno Antonio Rins, cercano a Julio Cobos.
Pero Pichetto no necesita de sus favores: sin Nicolás Fernández, es el jefe indiscutido del bloque y el único que entiende los pormenores de la Cámara alta. Tanto, que el propio Zabaleta debe llamar a su despacho para aclarar dudas sobre los quehaceres administrativos.

Tensa reunión
Pero volviendo a la reunión que selló la suerte del camporista Vaca Narvaja que hasta se había acercado al Senado con su mejor traje presto a jurar, en el no hubo un senador que levantara la voz por el pedido de Cristina y su hijo Máximo, según testigos de la reunión. Sólo algunos advirtieron tímidamente sobre las réplicas que podían llegar desde la Casa Rosada por una desobediencia así.
Y fue en ese momento cuando apareció Aníbal Fernández y demostró que su relación con la presidenta es sólo un buen recuerdo. “Esto se resuelve muy fácil. Votemos”, sugirió. El silencio no hizo más que corroborar que la decisión estaba tomada: nadie tocaría a Daniele.
El fueguino, mientras tanto, contactó a aliados entre la oposición, donde recibió muestras de apoyo. Hasta el peronismo federal dejó de lado su pretensión de lograr la prosecretaría de coordinación operativa con tal de no alterar su continuidad.
La UCR apoyó agazapada y temerosa de que también releven a Luis Borsani, el prosecretario parlamentario. Como muestra de las dudas que tuvo sobre su futuro, Borsani interrumpió abruptamente la firma de las acreditaciones para asamblea legislativa del día siguiente.
Con más de una hora de retraso, los senadores sólo debían definir cómo le comunicaban su decisión a Boudou. Optaron porque un grupo de delegados acompañaran a Pichetto hasta el despacho del vicepresidente.
Al renovado despacho del vice fueron Aníbal, el formoseño José Mayans, el chubutense Marcelo Guinle y el neuquino Marcelo Fuentes, quien lejos estuvo de mostrarse como el incondicional de la presidenta como se suponía que iba a ser tras la partida de Nicolás Fernández.
Ante ellos, Boudou se excusó por la presión para designar el camporista y dijo que todo obedecía a un pedido de Cristina, pero ni así logró conmoverlos.

Vestido para la foto
Fue tan insólita la situación que para esa hora Sabino Vaca Narvaja estaba en el Palacio, trajeado y listo para jurar, con la compañía de familiares y amigos.
Fuentes del Senado aseguraron haberlo visto retirarse junto a sus íntimos sin entender mucho lo que había pasado. Con el mismo look estaba Révora, el joven de La Cámpora que sí pudo asumir como prosecretario de Coordinación operativa.
Pichetto fue claro en el mensaje político que dio en el recinto, donde defendió la tarea de Daniele, pero después se dedicó a negar todo. Lo mismo hizo Aníbal, quien respondió enfático: “No existió anda”, dijo, consultado sobre la fallida embestida camporista. Ambos saben que ya no serán vistos de igual manera por la presidenta, pero parece no preocuparles, al menos por ahora. (La Política OnLine). 

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